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El botellódromo de Granada, tras una fiesta multitudinaria. :: ALFREDO AGUILAR
Condenan en Granada a cinco chavales por herir a tres jóvenes y un policía en el botellón de Halloween
GRANADA

Condenan en Granada a cinco chavales por herir a tres jóvenes y un policía en el botellón de Halloween

Cuatro de los menores acusados estaban bajo la tutela de la Junta, así que será la administración pública la que indemnice a los perjudicados

C. MORÁN

Viernes, 17 de mayo 2013, 17:36

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Caso cerrado. En apenas seis meses, la justicia de Menores ha acusado, juzgado y condenado a los cinco chavales que causaron los disturbios del botellón de Halloween la madrugada del 1 de noviembre de 2012 en Granada. Sucedió en el botellódromo, la zona que el Ayuntamiento de la capital ha reservado para que la gente beba al aire libre. Tres jóvenes, un varón y dos mujeres, y un agente de la Policía Local resultaron heridos en los altercados, que llegaron a degenerar en una verdadera batalla campal. Los cuatro recibieron botellazos en la cabeza y el rostro.

Se da la circunstancia de esos incidentes ocurrieron la misma noche que el Madrid Arena acogía la trágica fiesta de Halloween, que se saldó con la muerte por aplastamiento de cinco chicas.

Reconocieron su culpa

Los cinco muchachos que se han sentado en el banquillo en Granada reconocieron ser los responsables de la bronca sin necesidad de que se celebrase la vista oral del juicio. Los cinco, acusados de los delitos de lesiones y atentado a agente de la autoridad, admitieron su culpa y, a cambio, el ministerio público rebajó las penas que solicitaba para ellos. En ese sentido, los cinco permanecerán en libertad vigilada durante nueve meses y tendrán que llevar a cabo una tarea socio-educativa a lo largo de otros nueve meses.

Además, cuatro de ellos deberán dedicar 75 horas a prestar un servicio en beneficio de la comunidad, que, en su caso, consistirá en limpiar la basura que genera el botellón.

El quinto encausado se libra de esto último por una razón de fuerza mayor: está encerrado en un centro correccional para delincuentes infantiles y juveniles.

Y luego está la vertiente económica del pleito, la responsabilidad civil. Los encausados tendrán que indemnizar con casi seis mil euros a los heridos 2.190 por las lesiones propiamente dichas y 3.800 por las secuelas.

Cuando ocurrieron los hechos y ahora también cuatro de los condenados estaban «en situación legal de desamparo» y su tutela la había asumido a la Junta de Andalucía. Los cuatro menores en cuestión residían en centros de protección dependientes del Ejecutivo andaluz. La conclusión es evidente: será la administración la que finalmente abonen las indemnizaciones que fije el juzgado, algo que aún no ha sucedido porque la Junta no estaba conforme con el dinero que reclamaba la fiscalía. Entendió que la cuantía era excesiva y pidió una rebaja. Será el juez el que decida.

El quinto menor implicado vive con sus padres y serán estos los que deberán contribuir a aportar lo que corresponda aportar a su hijo.

Solo uno era conflictivo

Los exámenes realizados por los equipos técnicos de los juzgados de Menores de Granada determinaron que solo uno de los cinco adolescentes era conflictivo precisamente es el que está encerrado en un centro de internamiento.

El comportamiento de los otros cuatro era, en general, normal. Sus calificaciones escolares no eran malos y no consumían tóxicos. Pero la noche de los hechos parece que alguno de ellos pudo saltarse la prohibición y tomó alcohol. Fue lo que estableció la investigación del ministerio público.

Los problemas se desataron cuando los menores, «de mutuo acuerdo» con varios adultos que fueron puestos a disposición de un tribunal de Instrucción, comenzaron a lanzar botellas con bebidas alcohólicas a diestro y siniestro. El ataque se produjo después que los supuestos agresores hubiesen discutido con otras personas que participaban en la multitudinaria fiesta de Halloween. La refriega desembocó en una estampida.

La gente telefoneó entonces a la Policía Local, cuyos agentes también fueron recibidos a botellazo limpio. Uno de ellos sufrió una herida en la cabeza que le obligó a estar de baja durante 21 días.

Los primeros saltos y carreras comenzaron a la una de la madrugada del 1 de noviembre de 2012, pero la revuelta no quedó definitivamente sofocada hasta la cinco de la mañana, que fue cuando la Policía Nacional detuvo a los ahora condenados.

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