Las diligencias vuelven al Valle de Lecrín
Varios empresarios de la zona montan una línea de este antiguo transporte para el turismo y celebraciones
ÁNGELES PEÑALVER
Viernes, 3 de mayo 2013, 02:36
En las situaciones adversas se agudiza la imaginación. Y eso es justo lo que les ha ocurrido a varios emprendedores del Valle de Lecrín. A ... la cabeza de los mismos, Diego García Villena, un parado de 57 años que lleva en esa situación laboral cuatro años. No siempre fue así, nuestro protagonista desempeñó el cargo de jefe de un equipo de 25 personas en la firma paduleña Pérez Lázaro, dedicada a materiales de construcción, ferretería, sanitarios, azulejos y griferías. Nada nuevo en el horizonte: estalló la burbuja inmobiliaria, el sector cayó en picado y con él, personas como este granadino, un rostro más de los 6,2 millones de desempleados que conviven dentro de las fronteras de España.
Pero Diego, como ha visto que el sector del turismo ha notado menos la debacle de la crisis, ha decidido montar un nuevo negocio. Aunque lo de nuevo es relativo: una línea de diligencias. Sí, una línea de diligencias, esos antiguos carruajes popularizados en el siglo XIX y tirados por caballos, volverá a surcar los caminos del Valle de Lecrín, como reclamo turístico y para la celebración de eventos tales que bodas o cumpleaños. «Ya hemos establecido las rutas accesibles por parajes pintorescos de Melegís, Cónchar, Padul y Dúrcal, entre otros núcleos», narra con seguridad el emprendedor, que confía en el éxito de la iniciativa.
Actualmente ya tienen fabricada la primera de las unidades, con diez plazas y que será tirada por cuatro caballos, aunque su pretensión es manufacturar otras unidades de menor capacidad. «Su construcción no es complicada, la hacemos aquí, en talleres de la zona, con carpinteros locales», espeta.
Estos vehículos ya fueron frecuentes por la zona, antes de que los coches a motor irrumpieran en la escena y acabaran con los anteriores medios de transporte.
De los carruajes hay nutridos testimonios periodísticos. Así se documenta en la cabecera de 'El Defensor de Granada' -del 7 de octubre de 1887-, cuando una nueva empresa de coches-diligencias, llamada El Porvenir, comenzaba a operar entre Granada y Motril. Un mes antes, tal y como recogen las hemerotecas de la época, una fuerte tempestad afectó a los terrenos del Valle de Lecrín, entre otros a los núcleos de Restábal y Saleres. «El torrente cortó la carretera a Motril. Las diligencias han tenido que pararse a un lado y otro por no poder cruzarlo», figura escrito.
Referencias históricas
Y seguimos. La referencias históricas a las diligencias en esta comarca son continuas. Por ejemplo, el 11 de agosto de 1905 se inauguró el servicio desde Granada a Lanjarón, Órgiva, Venta de las Tontas y Albuñol.
Ahora, en pleno siglo XXI, Diego, Carmen Laguna Molina y J. Manuel García, residentes en la zona y emprendedores, han desempolvado el concepto de antiguas carrozas y le van a dar lustre para tratar de tener algunos ingresos extra.
En dos meses, Diego y sus compañeros, entre los que también se encuentra Francisco Ortega, actualmente en paro, tienen previsto poner en marcha la compañía. «En Láchar ya hemos encargado la realización de un vehículo más pequeño», explica el cabecilla, que fue alcalde del Padul hace 30 años por Izquierda unida. Él, en un viaje familiar a Igualada (Barcelona), descubrió este apasionante mundo de los carruajes en un desfile. «En realidad fue revivir mi afición, porque de pequeño yo me crié al lado de una carretería y me escapaba del colegio para ver cómo cambiaban las ruedas a los vehículos», explica el impulsor de la nueva línea de diligencias que circulará por el Valle, «un rincón donde huele a azahar y a la flor del níspero».
A la entrada de Melegís, donde se trasladó a residir Diego porque se prendó de los patios de sus casas y las acequias, está por ahora aparcada la primera de las diligencias, que, si todo va sobre ruedas, empezará a moverse en solo unas semanas. «Confiamos en esta apuesta porque se interesan por ella decenas de personas cada semana», se despide este aventurero.
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