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AMANDA M. BADÍA
Sábado, 23 de junio 2012, 03:20
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Si las fiestas de San Pedro, que se celebraban a finales del mes de junio eran tan concurridas, en parte se debía a su número más esperado, las Pasaderas o Pasaeras del Darro.
Un espectáculo rechazado por la gente respetable, pero muy popular. El ritual consistía en atravesar el cauce del río Darro sobre unas tablas o sobre unas piedras debidamente untadas con jabón o sebo y muy resbaladizas.
Aunque el juego estaba abierto a la participación de todo el público, eran las mujeres, algunas empleadas en el cercano Rey Chico, las que se levantaban más expectación entre el público masculino que celabraba entre risas las caídas al agua de las chicas cuyos encantos se marcaban bajo la ropa mojada.
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