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Sala de trabajo de La Ventana, uno de los centros de coworking de la ciudad :: D.Q.
Coworking: el cooperativismo del siglo XXI
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Coworking: el cooperativismo del siglo XXI

El fenómeno se abre paso en Granada, que ya cuenta con varios centros en los que se convive en una "comunidad empresarial"

DIEGO QUERO

Martes, 29 de mayo 2012, 14:49

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Aunque la idea empezó a ser realidad en 2003, en Granada empezó a ponerse en práctica hace mucho menos tiempo. El coworking ha llegado y parece que viene para quedarse, a tenor de las experiencias positivas que está cosechando. La idea es sencilla: un grupo de personas se unen en un mismo espacio -un local comercial o una oficina- compartiendo los gastos, y trabajan por su cuenta pero también en proyectos conjuntos, creando una comunidad en la que se reducen costes y se crea un producto más completo. El concepto hecho realidad revoluciona el actual sistema de edificio de oficinas, ya que no solo se trata de alquilar un espacio sino de colaborar en un mismo proyecto, como si fuera un panal de abejas donde cada uno tiene su espacio y su cometido pero todas trabajan para un mismo fin.

"La idea no era alquilar un espacio para lucrarnos con ello, porque nuestras empresas son nuestro modelo de negocio, y el coworking es un medio para poder canalizar nuestro trabajo", explica Luis Fas, socio fundador de La Ventana, uno de los espacios de este método de trabajo colaborativo que hay en la ciudad de Granada. Luis comparte con cuatro compañeros más un local comercial en el barrio del Realejo, que cuenta con una sala de reuniones y una mesa y un puesto de trabajo para cada uno. Unos cuarenta metros cuadrados de oficina les sirve para trabajar cada uno por su cuenta en sus proyectos, pero también para hacer realidad trabajos en los que los cuatro colaboran. Una empresa de gestión cultural, un estudio de arquitectura, una productora audiovisual y un diseñador gráfico conviven bajo el mismo techo. "Somos empresas que llevamos ya un tiempo trabajando en Granada, que nos conocíamos del mundillo creativo y cultural y que decidimos compartir un espacio. Cada uno tiene su ritmo de trabajo, sus clientes, pero el coworking lo que hace es sumar y enriquecer todo el trabajo", explica Luis, entrevistado en la sala de reuniones conjunta al local disponible para otras empresas o profesionales que lo soliciten, ya sea para una reunión, para utilizarla como estudio de fotografía o para intercambiar cualquier tipo de bien material.

Fuera de la ciudad, también han nacido otros espacios como el Centro de Empresas Granada. Aunque desde fuera parece otro edificio de oficinas, desde su nacimiento las distintas empresas que han pasado por allí han colaborado entre ellas y lo siguen haciendo en la actualidad. La primera oficina que hubo en el edificio fue la del propio estudio de arquitectura encargado de la obra, a la que se sumó la empresa de los aparejadores que colaboraron con ellos, y los responsables de la página web del edificio. Un ensayo que se ha convertido en una práctica habitual en este espacio, donde muchas de las empresas alojadas comparten espacio, tiempo y proyectos. "Esto es una especie de comunidad empresarial", explica Francisco López, administrador de Centro de Empresas Granada. En el edificio se combinan empresas variadas, con más o con menos metros en alquiler, pero conservando la idea de la colaboración interempresarial. Aunque al Centro de Empresas de Granada no llegan todas las empresas. "Nunca hemos conseguido que venga un abogado aquí a montar su oficina, porque quieren estar cerca de los juzgados", explica Francisco López. Las compañías que hay tienen necesidades diferentes, ya que algunas solo tienen alquilado un código postal, otras solo ocupan una sala de reuniones de forma ocasional, y las que tienen allí su actividad de forma permanente.

Diferentes formas empresariales que encuentran una respuesta en una comunidad y que, en parte por la crisis ecónomica, han encontrado un medio de sobrevivir gracias a la unión de diferentes fuerzas, aunque sus seguidores no creen que cuando pasen los tiempos difíciles desaparezca este tipo de iniciativas. "El coworking va a seguir existiendo porque es bueno para todos. Lo mires por donde lo mires, tiene muy pocos puntos flacos trabajar de esta manera, siempre y cuando se trabaje en red y de manera transversal, porque haciendo las cosas de manera conjunta se pueden conseguir mejores resultados", suscribe Luis Fas.

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