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Foto de Marlon Brando dedicada al restaurante Sevilla. :: A. AGUILAR
Marlon Brando, 'malafollá' de cine en su visita a Granada
CULTURA

Marlon Brando, 'malafollá' de cine en su visita a Granada

El actor estuvo un día en Granada, en el restaurante Sevilla, donde mostró su peculiar antipatía

J. L. TAPIA

Jueves, 16 de febrero 2012, 19:18

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Un tipo extranjero, rubio platino, no muy alto y con malos humos se presentó con su rostro gélido en un caluroso mediodía de julio de 1958 en el granadino restaurante Sevilla. Se parecía a Marlon Brando, al actor que acababa de protagonizar el melodrama amoroso a la japonesa de Sayonara. «¡Es Marlon Brando!, exclamó mi hermana, quien había visto Un tranvía llamado deseo y La ley del silencio, y para quien el actor era todo un ídolo, un sex-symbol», rememora el propietario del Sevilla, Juan Luis Álvarez, quien en aquel entonces contaba con ocho años de edad. «Mi hermana, que es diez años mayor que yo sí pudo reconocerlo», señala Álvarez en el interior de un comedor histórico, por el que ha desfilado gran parte de la constelación de estrellas hollywoodienses, «sobre todo en aquellos años de rodajes en Almería y en Guadix, y todos venían a Granada».

Marlon Brando mostraba este aspecto ario debido a que se encontraba en pleno rodaje de El baile de los malditos, un drama bélico en el que hacía el papel de un oficial nazi que al final del filme acababa arrepentido de sus acciones. Varias de las escenas fueron rodadas en Guadix, de ahí que acabara recalando, como muchos turistas, en la mágica ciudad de Granada. Brando estuvo nominado al Oscar al mejor actor por aquella película, de la que ahora se conoce que tuvo un escenario granadino.

«No sé si subió a la Alhambra, pero sí recuerdo la que se montó en la calle Oficios, en la terraza donde estuvo comiendo», dice Juan Luis Álvarez. «Se montó un conflicto de orden público porque se corrió la voz de que estaba en el restaurante y la gente no lo dejaba comer», añade el restaurador. «La policía armada tuvo que hacer una especie de cordón a su alrededor para que Marlon Brando pudiera comer tranquilo», comenta. «Era un tanto curioso ver como una persona podía comer rodeada de gente y de policías», relata Álvarez. «Fue un escándalo parecido a los que se ocasionaban cuando venía al Sevilla gente como Lola Flores», dice el hostelero granadino.

Juan Luis Álvarez, a sus 62 años recuerda aún cómo con solo ocho años conversó con el hombre del rostro impenetrable e incluso consiguió provocar una sonrisa en el que años más tarde protagonizara El Padrino. «Estuvo especialmente antipático y distante con todo el mundo, pero entonces yo era un niño de ocho años, pero pelirrojo, lo que no era habitual, y de ojos claros, y quizá le hice gracia, y me senté con él», rememora Álvarez.

«Entonces no sabía nada de inglés, pero sí estaba aprendiendo francés y no sé lo que le dije pero sí que empezó a reírse, que algo le hizo gracia», indica el propietario de el Sevilla, uno de los pocos establecimientos granadinos que tiene en su haber más de ochenta años de historia. «El camarero que lo atendió fue Manuel Ortega Martín, quien vive todavía y que incluso se acuerda de lo que comió», dice Juan Luis. En estos días que comienza el Retroback, el festival de cine clásico de Granada, gracias a la memoria de Ortega Martín, el restaurante ofrece el Menú Marlon Brando, el mismo que degustara el protagonista de El último tango en París, «una película que me gusta dice Álvarez pero que la gente, no sé por qué lamentablemente solo se ha quedado con la parte erótico-pornográfica».

Menú

Brando degustó como primer plato una sopa sevillana, todo un clásico del céntrico restaurante granadino, para seguir con rabo de toro, y de postre, manzana al horno. Este mismo menú se ofrece durante los días del Retroback al precio de 30 euros, «pero se incluye el vino de la casa». «Marlon Brando bebió agua y no pidió vino, que era lo habitual en estos clientes», comenta con cierta ironía Juan Luis Álvarez. El gesto de aquel niño que habló con el actor de Rebelión a bordo, le valió una foto dedicada, y la visita del actor más díscolo y protestón de Hollywood quedó plasmada en el libro de firmas de la casa. «La foto me la han pedido para el cartel del Retroback, y contiene una dedicatoria, pero la verdad que no sé lo que dice, aunque seguro, tal y como fue su estancia, que es algo con mucha malafollá», comenta el también protagonista de la breve historia de Marlon en Granada.

«Lo que sí dijo Marlon Brando es que le había gustado la comida, pero nunca más volvió, y es que se mostró distante, frío y antipático, muy seco, como si quisiera estar solo y en tranquilidad», narra Álvarez.

En cuanto comience el Retroback, Marlon Brando regresará nuevamente a Granada, pero esta vez se quedará más tiempo, porque la mayor parte de su filmografía será proyectada en gran pantalla, al igual que cuando se estrenó; mejor que cuando se estrenó, gracias a que las películas han visto mejorada su calidad al ser restauradas.

Para continuar con al antipatía del personaje, el festival de cine clásico no ha podido organizar una muestra dedicada a este mito de celuloide, debido al desorden en sus relaciones, y por tanto en sus herederos.

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