Edición

Borrar
SOCIEDAD

Un país lleno de hoyos

Alfonso XIII fundó el primer campo. Un siglo después se multiplican pese a los encontronazos con la Justicia.

PPLL

Sábado, 2 de enero 2010, 03:28

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El golf nació aquí como un deporte de elegidos ya desde la cuna. El real Club de Golf de Las Palmas fue el primero de España en 1891. A la Península no dio el salto hasta 1914. El rey Alfonso XIII fundó entonces el Puerta de Hierro de Madrid. Se erigió sobre unos terrenos del duque de Alba, gran aficionado a los palos y que cedió sus tierras para disfrutar entre hoyos regios. Casi un siglo después, los campos de golf motean de verde medio mapa: hasta 368 en todo el territorio nacional. El año terminará con 339.000 licencias, apenas 1.500 profesionales, según la Real Federación Española de Golf.

Basta saber que en 2000 había 154.000 federados para comprobar cómo se ha multiplicado este deporte en la última década. Pese a las acusaciones de los detractores de ser un deporte elitista y de los continuos encontronazos con la Justicia.

En un país con muchas regiones sedientas llama la atención el gasto hídrico que supone mantener un campo de golf. Uno con 18 hoyos, como los dos que ha paralizado Pascual, se beben unos 700.000 metros cúbicos al año. 370 piscinas olímpicas se traga anualmente un campo de tamaño medio. El de Jumilla no ha sido el primer caso paralizado por los tribunales por escasez de agua. Ni será el último. En Cádiz, una sentencia ya declaró nula la ampliación del campo de golf Vistahermosa II y 325 viviendas por no estar garantizado el suministro. Hace menos de un mes la empresa explotadora fue sancionada por la Junta de Andalucía por regar con agua potable. En la propia Murcia fue multado el campo de golf Torre del Rame por usar pozos complementarios al trasvase Tajo-Segura y una desalinizadora ilegal.

Pastores escoceses

Las ovejas del cabrero murciano no han sido tampoco los únicos animales que se han interpuesto entre los golfistas y sus golpes bajo par. Cinco parejas de cigüeñas negras, especie protegida, al alimón con varias águilas reales, fueron las principales responsables de que las máquinas procesadoras dejaran de talar hasta 200 pinos diarios en las Navas del Marqués (Ávila). El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León tumbó entonces 1.600 viviendas, un hotel y nada menos que cuatro campos de golf. Todo en aras de la supervivencia de las aves y de miles de pinos de gran calibre.

Los golfistas más sibaritas buscan placeres como jugar unos hoyos en primera línea de playa. Muchos lo han hecho en el campo de golf de Oyambre, frente a la costa de Santander. ¿Precioso, verdad? No tanto si se trata de una actuación urbanística ilegal y bajo la alfombra verde agonizan dunas protegidas. En octubre, un juzgado condenó al Ayuntamiento de Valdáliga a reponer el paraje natural.

Pese a los avatares judiciales, el golf goza de buena salud, aunque ya anciana. No están claros sus orígenes. Los romanos ya practicaban el pagánica, un juego similar. Hay manuscritos holandeses que hablan del 'kolf'. También antiguos textos chinos. Pero muchos apuestan por datar el nacimiento en Escocia en el siglo XV. Ni se imaginan cómo: un puñado de pastores se entretenían golpeando con varas unos cantos rodados hasta cruzar una meta. Quién se lo iba a decir al cabrero de Jumilla.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios