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P. RÍOS. COLPISA
Domingo, 13 de diciembre 2009, 03:55
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Igual que sucedió en las tres últimas temporadas, dos con Rijkaard y una con Guardiola, el Espanyol volvió a incomodar al Barça en el Camp Nou, pero en esta ocasión no puntuó. Durante muchos minutos le tuvo contra las cuerdas, pero decidió un penalti de Baena a Xavi inexistente para algunos, dudoso para otros, pero totalmente riguroso. Ibrahimovic lo transformó y, como en el clásico ante el Madrid, dio tres puntos de oro.
El Barça añoró demasiado a Messi, quien, lesionado y reservado para el Mundial de clubs de la próxima semana, sólo apareció antes del pitido inicial para ofrecer de paisano el 'Balón de Oro' a la afición. Cuando Pochettino le vio en el césped con ropa de calle, respiró tranquilo. Y Guardiola debió santiguarse porque aunque un técnico nunca puede decirlo porque es como tirarse piedras a su propio tejado, jugadores como Messi son los que hacen buenos los sistemas de juego e incluso las ideas.
Desde el primer momento el Espanyol presionó muy arriba, con desparpajo y descaro pese a las bajas de hombres importantes como los dos últimos verdugos del Barça en el Camp Nou, Tamudo y De la Peña, además de Moisés, David García y Marqués.
Al Barça le costó construir desde atrás y no encontró las líneas de pase. Incluso la primera oportunidad del encuentro, a los pocos segundos, fue de Corominas, que disparó alto.
Calidad individual
La mayor calidad individual de jugadores como Ibrahimovic decantó poco a poco la balanza. El sueco se sacó de la manga un repertorio exquisito de asistencias a sus compañeros de espaldas a portería, pero Henry perdonó ante Kameni y Maxwell no encontró portería. También Pedro pudo marcar tras robar un balón a Chica, pero le faltó calma. El Espanyol, siempre bien colocado, dio otro susto con 0-0 con un trallazo lejano de Verdú que Valdés sacó de la escuadra.
El líder no acababa de cerrar el partido. Y tuvo suerte porque antes del descanso Iturralde González aplicó el reglamento a rajatabla para sancionar con penalti un leve agarrón de Baena a Xavi. Algo hubo, pero el vasco fue muy riguroso. Ibrahimovic, en ausencia de Messi, acribilló a Kameni con potencia en la transformación.
Con el 1-0 Pochettino dio entrada a Javi Márquez y Callejón por Baena y Verdú. El Espanyol aumentó su agresividad, fue al choque, mordió y evitó las clásicas largas circulaciones del balón del conjunto azulgrana. Con dureza y amor propio incluso llegó con peligro a la portería de Valdés con centros desde la línea de fondo que obligaron a Piqué, Touré y Maxwell a sacar el esférico del área pequeña.
Con Xavi e Iniesta tapados y Touré muy espeso, hasta Ibrahimovic, con una amarilla a cuestas, acabó siendo sustituido por Guardiola porque estaba cayendo en las provocaciones de los argentinos Pareja, Forlín y Roncaglia, siempre pillos en esos asuntos. El encuentro acabó sin brillo, de lío en lío por alguna entrada a destiempo, pero también sin más goles para alegría del Barça, líder, y desgracia del Espanyol, que se acerca a la zona de descenso.
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