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Juan José García Failde, en el Tribunal de La Rota. / IDEAL
«Cuanto menos valor se le da al matrimonio, menos interesa la nulidad»
JUAN JOSÉ GARCÍA FAILDE DECANO EMÉRITO DEL TRIBUNAL DE LA ROTA EN MADRID

«Cuanto menos valor se le da al matrimonio, menos interesa la nulidad»

El ex juez eclesiástico asegura que la gran mayoría de las parejas que logra la disolución no son ricas ni famosas

INÉS GALLASTEGUI

Jueves, 1 de octubre 2009, 03:40

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Juan José García Failde (Baños de Río Tobía, La Rioja, 1925) se retiró hace cuatro años del Tribunal de la Rota española, del que fue auditor (juez) 42 años y decano (presidente), 25. Hoy participa en el Seminario de Granada en el VI Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico, organizado por el Tribunal Metropolitano para actualizar la formación de los miembros de las cortes eclesiásticas que estudian en primera instancia las causas de disolución de los matrimonios católicos. Según García Failde, el 90% de las peticiones de nulidad en La Rota -a la que llegan los recursos cuando hay disconformidad entre los tribunales locales y regionales- se resuelve con la nulidad solicitada.

-¿El derecho matrimonial se está adaptando a los nuevos tiempos?

-Por supuesto que sí. El código de 1983 supuso un gran avance respecto al que regía hasta entonces, y hace dos años ha habido una instrucción en la que se han desarrollado las normas del código para adaptarse a los cambios de la época actual.

-En Granada va a hablar de los malos tratos como causa de nulidad...

-Es un tema novedoso ahora que esta tan en boga lo de la violencia de género. Hasta ahora los malos tratos sólo se consideraban causa legítima de separación, pero nosotros queremos ir más allá y que el matrimonio pueda ser declarado nulo, para que la persona pueda contraer un nuevo matrimonio ante la Iglesia.

-¿Siempre que hay malos tratos se puede conseguir la nulidad?

-Si realmente esos malos tratos los da una persona que tiene un trastorno psicopatológico, se puede decir casi con un 90% de probabilidades que sí.

-¿Y si el maltratador no tiene ese trastorno?

-Entonces es muy difícil, porque sería algo pasajero. Puede legitimar el que no vivan juntos, pero no el que se vuelvan a casar ante la Iglesia en un nuevo matrimonio.

-Una de las ponencias del simposio analiza una nueva forma de contemplar la infidelidad conyugal como causa de nulidad.

-Esta ponencia la da una religiosa que viene de México (Ana Isabel Romero Ugalde), pero por lo que he oído creo que es muy interesante. Hasta ahora la Iglesia solo consideraba que uno faltaba a la fidelidad conyugal cuando tenía una relación íntima sexual con una persona de distinto sexo distinta de su consorte, que es lo que llamamos adulterio. Esta hermana está mucho más avanzada y dice que es un absurdo que se falte a la fidelidad conyugal por tener una relación íntima aislada y no por tener una amante habitual, aunque no se tengan relaciones sexuales, a lo mejor por impotencia.

-¿Está admitido por la Iglesia ese nuevo concepto de infidelidad?

-No, de momento, no. Los tribunales eclesiásticos están anclados en lo tradicional. Para eso son estos simposios precisamente: para crear ideas nuevas y que, con argumentación, la Iglesia se vaya convenciendo de la seriedad de estas novedades.

Divorcio suficiente

-En 42 años como juez de La Rota habrá visto una gran evolución...

-Así es. Lo que ocurre es que en todos los terrenos las novedades tienen que ir introduciéndose con cautela. Cuesta mucho que personas que tienen ya unos esquemas cambien de criterio y las vayan aceptando. Pero afortunadamente todo es poner bien las bases y razonarlas, porque la gente no es tonta, y menos la gente de nuestros tribunales, que está muy bien formada.

-En España hay cada vez más separaciones y divorcios. ¿Hay también más nulidades?

-Cuanto menos valor se le da al matrimonio -y se le da tanto menos valor cuanto más abundan las personas que se entienden, como parejas de hecho, al margen del matrimonio-, menos interesa la nulidad. En España cada vez disminuyen las causas de nulidad matrimonial, porque tampoco hay matrimonios; cada vez hay menos. Algunos, para resolver su problema matrimonial, se conforman con un divorcio; no sienten la necesidad de acudir a los tribunales de la Iglesia.

-¿Qué dice la Iglesia ante ese desinterés por la nulidad?

-La Iglesia no siente que haya o no haya causas, sino que los matrimonios fracasen. A la Iglesia le importa marcar cauces para que las personas con un matrimonio fracasado puedan ser felices.

-¿Y rehacer su vida casándose de nuevo por la Iglesia?

-Exactamente.

-Mucha gente cree que los ricos y famosos consiguen la nulidad matrimonial y los personajes anónimos, no. ¿Es cierto?

-Esta pregunta me la han hecho infinidad de veces y le voy a contestar lo mismo que he contestado infinidad de veces en televisión, en la radio en la prensa... ¡y nadie me hace caso! Nosotros en el Tribunal de la Rota despachábamos unas mil causas al año; en 20 años, 20.000 causas. Y de ellas el 90% conseguían la nulidad. ¿Usted cree que hay 20.000 famosos en España que han obtenido la nulidad del matrimonio? No.

-¿Es cierto que es caro conseguir la nulidad?

-Es otro de los bulos que corren. Quien menos cobra en estos casos es el tribunal eclesiástico. Los que encarecen son los abogados que las partes eligen libremente para que les defiendan en el tribunal. Pero el tribunal tiene una figura jurídica que se llama el patrón estable, que es una persona competente que puede hacer prácticamente gratis las veces de abogado y, sin embargo, por lo que sea, las partes prefieren elegir y pagar. Aquel a quien se le da la nulidad nunca se queja de lo que ha pagado; aquel a quien se le niega justamente, siempre se queja de lo que ha pagado, pero ha pagado porque ha querido. Entre un 20% y un 30%, en cualquier tribunal, no paga absolutamente nada; es lo que llamamos justicia gratuita, de pobres. Y el tribunal incluso paga a sus abogados y procuradores.

-También se dice que conseguir la nulidad es un proceso muy lento.

-Sí, es excesivamente largo. La culpa la tiene el propio procedimiento, es decir, la misma ley eclesiástica, que no ha logrado abreviar estos procesos. Y muchos abogados, que, cuando ven que las cosas les van mal, tratan de complicar el proceso lo más posible.

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