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En un momento de la carrera Fernando Alonso llegó a ir segundo tras Hamilton, antes de su primera parada en boxes. /AFP
Hamilton y Alonso rescatan el aura
Motor

Hamilton y Alonso rescatan el aura

Victoria del británico en Singapur yprimer podio del español en 2009

JOSÉ CARLOS J. CARABIAS

Lunes, 28 de septiembre 2009, 05:32

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La división cultural del público de la Fórmula1 parte los gustos. De un lado, los puristas. Aquella especie que estaba ahí desde siempre, que presume de haber quemado frenos desde el pleistoceno y a la que nadie va a replicar en cuestiones de automovilismo. Y de otro, el aire fresco de los nuevos ojos, un auditorio que se incorporó a las carreras con la irrupción planetaria de Fernando Alonso, sus conquistas, el mundo desconocido. Para los primeros, la esencia de la Fórmula1 reside en cuestiones simples: las estrategias, los duelos por la decimoséptima posición, la indiscutible tradición de un deporte milenario que, como todos, entroniza a sus leyendas. Para los espectadores incipientes, la F-1 son las ramificaciones de Alonso desde que es quien es. Este domingo en Singapur, se rescataron viejas fotos del nuevo arcón. Hamilton ganó y Alonso escaló al primer podio de una temporada de aspecto desdichado.

El mérito de todos es indiscutible cuando se juegan el bigote a 300 por hora en lo que parece un sencillo ejercicio profesional.

Igual valor tiene la pelea de Buemi con Liuzzi para los intereses de Toro Rosso y Force India que el fichaje de Fernando Alonso por Ferrari para el aficionado y las empresas españolas. Pero una evidencia prevalece: a la gente no le pone lo mismo que Button y Barrichello retuerzan el colmillo para coronarse campeón que sean Alonso y Hamilton los que echan el resto sobre el asfalto.

Lo decretan las audiencias, ese termómetro implacable que rompe ilusiones y exalta los egos. El nuevo público se entrega en demanda de información cuando los protagonistas son los héroes de su tiempo. Y los personajes de la F-1 son Alonso, Hamilton, Raikkonen, Briatore, su señora esposa, almas candentes que se han colado en su sobremesa.

Un gran cita

Singapur ha propuesto al mundo un Gran Premio excitante. Una maravilla visual que combina luz artificial y oscuridad natural y ofrece los mejores planos de la temporada. No sólo eso. El concienzudo trabajo de los asiáticos, que levantan rascacielos de un año para otro con el mismo tesón que sacan una carrera de la nada, ha deparado una cita imprescindible. Trazado urbano que gusta a los pilotos, un 'paddock' a la altura de los mejores, una ciudad con un imán irresisitible y un cómodo horario europeo para la televisión. Imprescindible.

A la historia de la Fórmula1 pasará por varios motivos, tan encontrados. Un bicampeón del mundo estrenó su palmarés bajo los lux, un novato destapó el mayor escándalo de la Fórmula1 con su auto-accidente y otro campeón del mundo honró a sus inmensas tribunas con una victoria en su segunda edición.

Ganó Lewis Hamilton con ese talento natural que tiene para este deporte. Será un bicho y caerá mal en España, pero su categoría profesional es incuestionable. McLaren no miró para otro lado en la evolución del coche, no se rindió como hizo Ferrari a mitad de temporada y del progreso han nacido dos triunfos. Hamilton venció en Hungría y también este domingo. De principio a fin, con coche de seguridad y sin él, sin aspavientos ni locuras propias de su temperamento caliente. Ganó sin réplica. El más preparado para discutir su éxito pareció Nico Rosberg, pero un viaje precipitado por el callejón de los garajes le obligó a la penalización.

Estilo Alonso

Alonso se remitió a una carrera de supervivencia. El tipo de maratón que le gusta. Una travesía de obstáculos con premio. Era perentorio realizar una salida sin complicaciones y mantener el pulso. Lo hizo en dura pugna con Webber y Glock, que lo rebasaron en la primera vuelta. Y era vital cruzar los dedos ante la previsible salida del coche de seguridad en un circuito con muchos muros y pocas escapatorias. El 'safety' no atentó contra sus deseos esta vez y con un coche que ya no presta mejoras, que renquea porque no hay mando ni dinero para provocar su evolución, el asturiano consiguió el primer podio de la temporada.

Una conquista para evitar la mancha en su palmarés. En sus siete años en la F-1 siempre había conseguido al menos un podio, excepto en Minardi. Este domingo liberó su historial.

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