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luce un símbolo tahitiano en su brazo. Arriba, Navarro con una camiseta de Henry, el último que ha tatuado./ IDEAL
Talismán en la piel
SOCIEDAD

Talismán en la piel

Luis Navarro ejerce de tatuador oficial de los jugadores del Barça

ROBERT BASIC

Jueves, 28 de mayo 2009, 12:47

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Los mensajes están en la piel. El lenguaje de los símbolos. La gente que acude al estudio de Luis Navarro, radicado en el barrio barcelonés de Gràcia, busca algo más que un dibujo. «Buscan protección», aclara. Nada más entrar, una camiseta de Thierry Henry. El último jugador del Barcelona en sentarse al sillón. Está dedicada: 'Eres el mejor'. «Necesitaba fuerza, un cambio en su vida, algo que le empujara hacia el gol», explica el artista. El francés ofreció su muñeca derecha. Salió con un símbolo de agua, con una ola, que besa cada vez que anota. «Marcó el día siguiente de tatuarse, en el minuto 13, justo el número donde tengo el local», recuerda Navarro. ¿Casualidad? «No hago milagros, pero achucho».

Henry no ha sido el único que se ha puesto en manos de Navarro. Abrió el camino el ex azulgrana Ángel Cuéllar, «hace ya doce años», y después desfilaron por el estudio Figo, Luis Enrique, Abelardo, Deco, Larsson, Motta, Belleti, Rijkaard, Valdés, Puyol, Bojan... «Todos buscaban un cambio en sus vidas, es decir, revertir una situación negativa», subraya el experto, que ha completado más de 7.000 tatuajes a lo largo de su carrera.

Antes de proceder con los dibujos, conversa con los clientes. «Quiero que me expliquen sus motivos y les pido que me escriban en un papel las cosas que les importan, que les preocupan: ¿por qué vienen? ¿cuáles son sus miedos? ¿de qué quieren desprenderse? ¿qué quieren abrazar?». A renglón seguido, abre un cajón y enseña la carta de Bojan. Los ojos escrutan la lista, larga, de su puño y letra, y en el último lugar figura la palabra 'autoestima'. Alimento de un delantero. Confianza para sobreponerse a los fallos, al fracaso. Puyol y Henry le hablaron de Luis, de su forma de trabajar y de entender la filosofía del tatuaje, y el joven acabó en el sillón.

La mayoría de los jugadores del Barça han pedido lo mismo: «Fuerza, salud y sentirse a gusto». «A muchos el tatuaje les ha cambiado la vida; a mejor, por supuesto», aclara el tatuador. Incluso Cesc, medio del Arsenal, vino con muletas en busca de respuestas. Quería algo que le ayudase a superar el mal trago de la lesión.

El precio es lo de menos, pero no está de más reflejarlo. Oscila entre 150 y los 4.000 euros «de una espalda entera». No trabaja con cualquiera, rechaza «menores con muchos pájaros en la cabeza» y peticiones «socialmente inaceptables». ¿Por ejemplo? «Una esvástica», anota.

Víctor Valdés declaró hace tiempo que se tatuó en un momento en el que estaba «bajo de ánimos». Lleva un espectacular gladiador en su brazo derecho. Deco, ahora en el Chelsea, lo hizo porque le «gustaba el dibujo» y Rijkaard terminó con una cenefa en el hombro que combina símbolos tahitianos dedicados a la familia. Todos buscaban lo mismo, invertir una mala racha, aunque ahora la familia azulgrana viaja por las nubes. Están hechos de metal brillante, como los títulos.

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