Edición

Borrar
Lectura de una de las conocidas 'vitolas' en el entonces Anais, hoy Piaff, donde se puede ver a Luis García Montero, a la derecha, y a otros poetas granadinos./ MANUEL M. MATEO
Vitolas, centenario de humo poético
Cultura-Granada

Vitolas, centenario de humo poético

Los cuadernos y lecturas editados y organizadas por la Asociación del Diente de Oro llegan a su fin con 'Brindis', un homenaje al poeta Javier Egea

JUAN LUIS TAPIA

Sábado, 2 de mayo 2009, 04:20

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Han conseguido que a un cuaderno de poemas se le llame 'vitola'. Empezaron en junio de 2004 con la escrita por Ramón Repiso y ya son centenarias. Las famosas 'Vitolas del Anais' se han plantado en el número cien, un especial conmemorativo dedicado al desaparecido poeta Javier Egea, cuyos sonetos dan nombre a la Asociación del Diente de Oro.

El origen de estas pequeñas entregas poéticas se encuentra en los Lunes de la Poesía, que se organizaban en La Tertulia, según relatan Alfonso Salazar y Javier Benítez Laínez, los ideólogos de la iniciativa. «Lo que pretendíamos era la constancia de presencia pública de la poesía en un espacio de Granada», indican. Y lo consiguieron porque han logrado que semanal, en un principio, y quincenalmente los aficionados a la poesía tuvieran una cita ineludible.

El café Anais, hoy convertido en el Piaff, jugó un papel fundamental en esta historia al dar albergue y cobertura económica a la iniciativa, o sea la 'casa madre', entonces regentada por Manuel Aguilar. Los locales Piaff y Pícaro han sido los escenarios de las últimas ediciones.

Lo que habitualmente se llamaba plaquet mutó el nombre por vitola, «debido a que en el primer diseño de los cuadernos aparecía la imagen de Anais Nin con una banda y parecía realmente la vitola de un cigarro puro», comenta Salazar. «Además, lo de vitola tiene ese carácter fugaz, de algo hecho de manera rápida», añade Benítez. Los poemas eran editados en una imprenta rápida y se tiraban unos cien ejemplares. «Se le regalaban al autor unos cuantos cuadernos y unos cincuenta se les entregaban a los socios del Diente de Oro», recuerdan los promotores. En el mismo Anais eran vendidos al precio simbólico de uno o dos euros.

Ambiente

Las lecturas comenzaban alrededor de las diez de la noche, hora poética, o sea media hora más o menos. Los autores se situaban al fondo del local, junto a los grifos de la cerveza y a la luz de una lámpara. En un ambiente de humo y copas se leían los versos. «Una vez estuvo un poeta iraquí que era asmático y fue la primera lectura sin humos del Anais, pero cuando acabó se salió del bar y seguimos en el ambiente característico de las vitolas», rememora Alfonso Salazar. Calculan que a cada una de las presentaciones acudían «una media de cuarenta personas, de ahí que pensemos que de las lecturas han disfrutado unos 4.000 espectadores».

Llenos y viajeros

«La lectura de Luis García Montero y Álvaro Salvador fue a la que más gente acudió, y hubo quienes se tuvieron que subir a las sillas para poder seguirla», detalla Alfonso. Cien autores dan para unas tantas rarezas y anécdotas. «Ha habido una gran variedad de autores y de gentes procedentes no sólo de Granada sino de fuera del país», afirma Benítez Laínez.

El interés por presentar uno de estos 'sueltos' fue tal, que hubo un poeta que hizo el esfuerzo de viajar desde Santander a leer sus versos y volver nada más acabar el acto. «Tenía que dar clases al día siguiente de la lectura y se marchó, pero lo mejor es que llegó una hora antes y apenas tuvo público», comenta Alfonso Salazar.

El Anais llegó a tener a lectores lesionados, «como el autor de 'El chocho es un follón', quien tuvo que colocar su pierna escayolada sobre un taburete mientras leía sus poemas».

Han alcanzado su centenario y han decidido echar el cierre a estas ediciones, pero con una 'vitola' de lujo dedicada a Javier Egea, y fue el pasado miércoles, en el día del aniversario del autor de 'Paseo de los Tristes'. «Es un libro de más de setenta páginas con el mismo formato de las 'vitolas' y en el que se recogen los trabajos en homenaje a Javier Egea de escritores y poetas», señala Alfonso Salazar. «Casi todos ellos son de la Asociación del Diente de Oro, menos Ángeles Mora, Luis García Montero y Antonio Jiménez Millán», comentó el poeta.

Se cierra una etapa, «pero no descartamos recuperar las 'vitolas'; lo que ocurre es que creemos que deberíamos iniciar una época de barbecho, porque ya habían pasado casi todos los poetas de Granada y de fuera de la ciudad», explica Salazar. «Todo poeta que pasaba por aquí, hacía un cuadernillo y una lectura», añade.

Las 'vitolas' se pueden conseguir en unas ediciones especiales en cajas de cigarros puros, un auténtico regalo para el paladar poético.

Alfonso Salazar y los miembros de la asociación dedicada a Javier Egea plantean ahora «una serie de proyectos para el próximo otoño». En cuanto a las 'vitolas', «puede ser que vuelvan». El título de la hasta ahora última es 'Brindis', y siempre por Egea.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios