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El presidente iraní provocó una estampida entre los países asistentes a la cumbre del racismo./ Efe
Retórica y sentimiento
análisis

Retórica y sentimiento

Las palabras de Ahmadineyad respecto al Holocausto han dado la vuelta al mundo, y han tenido más repercusión que cualquier otra situación que haya ocurrido en relación a Irán en los últimos cuatro años

Luciano Zaccara |

Martes, 21 de abril 2009, 18:54

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El mandato presidencial de Mahmud Ahmadineyad será recordado en el mundo entero por su marcada retórica anti-israelí. El mandatario hizo pública su posición respecto a Israel y al Holocausto judío al inicio de su presidencia en 2005, y la ha reiterado en numerosas ocasiones a lo largo de estos cuatro años. Ha sido uno de los recursos básicos de su posicionamiento en política exterior, en un discurso orientado fundamentalmente al consumo internacional y no a la propia población iraní, mucho más preocupada por la grave crisis económica que atraviesa el país. Sus palabras respecto al Holocausto han dado la vuelta al mundo, y han tenido mucha más repercusión que cualquier otra situación que haya ocurrido en relación a Irán en los últimos cuatro años. Y en ese sentido Ahmadineyad ha conseguido su propósito: centrar la atención internacional en Irán, y principalmente en él, como abanderado de la causa palestina.

Sin embargo, esta retórica presidencial anti-israelí no debe ser confundida con un sentimiento anti-judío por parte de la población iraní, ni siquiera dentro de la propia estructura política dirigida por los clérigos chiíes. La histórica comunidad judía iraní es reconocida como parte constitutiva de la identidad de la República Islámica de Irán, y así está reconocido en la Constitución de 1979, otorgándosele representación parlamentaria, al igual que a las comunidades cristiana y zoroastriana. Si bien no es muy numerosa, la comunidad judía ha vivido en Irán ininterrumpidamente desde hace siglos, y su estatuto estatal desde la revolución está incluso por encima de otras ramas del Islam, que no están reconocidos expresamente en la Constitución.

Por otra parte, la cuestión palestina, si bien forma parte del ideario revolucionario de 1979, no representa un tema de debate interno ni entre la población ni entre los políticos iraníes. Durante las numerosas campañas electorales que ha vivido Irán en los 30 años de su vida republicana, nunca ha formado parte de las agendas de los candidatos, ni tampoco ha sido una prioridad en la ejecución de sus políticas exteriores, más allá de las inflamadas retóricas de la primera década republicana y durante la actual presidencia iraní.

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