Un parado con cuatro hijos, en huelga de hambre para que el banco no le quite el piso
Santiago Cortés ofrece a la entidad financiera el importe íntegro de su subsidio, pero ésta le exige el pago total de la deuda y las cuotas
MIGUEL ALLENDE
Viernes, 10 de abril 2009, 11:22
La historia de Santiago Cortés Cortés, un parado granadino que vive en Casería de Montijo y tiene sobre sus espaldas la responsabilidad de sacar ... adelante a cuatro hijos menores de edad, es la de miles de ciudadanos de esta provincia que un día perdieron su puesto de trabajo y por mucho que lo han intentado, no han conseguido otro. Pero en su caso hay dos agravantes, dos circunstancias que vuelven más dramática su situación personal y la de los suyos: la primera es que en apenas una semana, el próximo día 15, la entidad financiera con la que hace años firmó un crédito hipotecario para pagar el modesto piso de la barriada en la que vive le pone de patitas en la calle. Y lo hace por no abonar la cuota de los últimos siete meses. Su casa, el refugio de su mujer y de sus hijos, pasará a otras manos si nadie lo remedia.
La segunda, la cerrazón de la empresa crediticia a aceptar un aplazamiento de la hipoteca o en el peor de los casos, a que Santiago le abone los 420 euros mensuales que percibe de subsidio en vez de la cuota de 540 que le corresponde. No hay negociación posible. O paga todo o no hay trato.
A la desesperada
Ante esta auténtica catástrofe personal y ante la imposibilidad de encontrar un empleo, Santiago Cortés ha decidido iniciar una huelga de hambre indefinida «hasta donde aguante, hasta el final». Y dicho y hecho. Ayer mismo, tras la misa de Jueves Santo celebrada en la parroquia María de las Mercedes de Casería de Montijo, a las seis de la tarde, este joven padre ocupó una de las estancias de la iglesia con permiso de su párroco y allí permanecerá sin comer -tan sólo con ingestión de agua- a la espera de que alguien pueda ayudarle o de que la entidad financiera de 'motu propio' ponga fin al embargo de su piso.
Circunstancia esta última que el propio Cortés ve improbable. La 'losa' de algo más de 3.000 euros que tiene con la firma crediticia pesa mucho y no parece que la compañía esté por la labor de condonársela.
Pese a su juventud, 38 años, Santiago Cortés tiene tras de sí una dilatada historia de lucha, de trabajo y sacrificio. Natural de la localidad alpujarreña de Murtas, Cortés perdió muy joven a su padre, que era agricultor «y que trabajó como un mulo toda su vida». También a su madre, que acarreó agua en años duros de escasez para ganar algo de dinero. Él trabajó en lo que pudo desde que era un adolescente con tal de ayudar en casa, de llevar algo de dinero, siempre poco.
Tiempo después y convencido de que en Murtas no tenía futuro, se trasladó a Granada donde consiguió trabajar en la construcción durante ocho años seguidos. Ello le permitió afincarse en la ciudad, comprar su vivienda y formar una familia. Pese a no tener más que los estudios elementales, sorprende de Santiago su claridad de ideas y cómo expone las mismas. Como que ha luchado lo indecible para que sus hijos lleguen a tener estudios universitarios y se labren un futuro con más posibilidades que el suyo. Con la pérdida del trabajo, todos sus planes se han desmoronado como un castillo de naipes.
«Mi situación es muy precaria. El dinero del subsidio lo empleamos prácticamente en comida, porque no podemos pagar ni la luz ni el agua ni mucho menos la hipoteca», afirma. Pero a pesar de ello, Santiago incluso ofreció a la entidad financiera darle «todo lo que gano, para intentar mantenerme con los 150 euros que cobra mi mujer limpiando portales, pero ni me escucharon».
Pese a un estado de ánimo aparentemente fuerte, Cortés se derrumba cuando afirma estar metido «en un agujero negro del que no veo la salida». Reconoce que su situación es la de mucha gente del barrio, pero no soporta la idea de verse en la calle con su mujer y sus hijos sin tener un sitio en el que cobijarse. Entre otras cosas, porque no puede afrontar un alquiler. «Lo único que me queda por pasar es que también me desahucien de mi propia patria», agrega. Confía en que sus hijos, en especial sus dos hijas de 13 y 15 años, no sufran las consecuencias de una decisión de este tipo. «Pero hay gente que se ríe de las desgracias de los demás» afirma.
Ayuda urgente
«No sé si conseguiré algo o no, pero al menos que se entere toda Granada de mi situación y si alguien puede ayudarme, pues se lo agradecería toda la vida», añade Santiago Cortés. De hecho, cualquier ayuda económica la recepcionaría la propia parroquia de María de las Mercedes y ella actuaría en consecuencia.
Más información:
Parroquia María de las Mercedes Su titular atiende las llamadas en el 685-131700 para ayudar a Santiago.
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