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Vecinos de la zona intentan pasar, uno de ellos en silla de ruedas, entre los residuos del mercadillo de los domingos. /IDEAL
Comprar, vender y... ensuciar
limpieza en los mercadillos

Comprar, vender y... ensuciar

JUAN ENRIQUE GÓMEZ |

Sábado, 17 de enero 2009, 10:02

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Parecen basureros. Contemplar el espacio donde se montan los mercadillos de la ciudad cuando se retiran los puestos es como entrar de lleno en un viejo vertedero, o rememorar las imágenes de los efectos del botellón en el interior de la ciudad. Toneladas de residuos tirados por el suelo, aceras y calzadas, frutas, verduras, botellas, latas abiertas y reventadas, papeles y cartones por doquier. Los responsables de los puestos que se ubican en los mercadillos no cumplen con su obligación de retirar lo que ensucian y abandonan sus residuos en mitad de la calle. El Ayuntamiento se ve obligado a limpiar lo que dejan, una actuación que cuesta casi 230.000 euros cada año a las arcas municipales.

Ocurre en todos los mercadillos, en la Chana, los miércoles; el Zaidín, los sábados y en el de Almanjáyar los domingos. Un simple paseo a las cuatro de la tarde por estos espacios, demuestra que nos encontramos ante una de las mayores actuaciones de desidia y abandono que pueden verse en la ciudad. El área de Mantenimiento del Ayuntamiento de Granada, realiza reiterados llamamientos a los propietarios de los puestos, vendedores ambulantes que pagan sus tasas por ocupar un espacio en el mercado, para que recojan sus residuos y utilicen los muchos contenedores de basuras que se ubican en esos espacios, pero la respuesta siempre ha sido negativa. Los responsables de los puestos siguen con su costumbre de tirarlo todo sin contemplaciones.

Trabajadores

Las cuadrillas de operarios de la empresa de limpieza de la ciudad, Inagra, tienen que acudir en grupos muy numerosos para poder ejecutar la enorme cantidad de trabajo que les espera cada día de mercado. Camiones de basura, barrenderos, y barredoras para poder retirar los residuos, y trabajar a destajo para poder limpiar una gran superficie de terreno en pocas horas y que todo quede listo para poder ser utilizado por coches y peatones.

Cada día de mercado, además, los trabajadores de Inagra tienen que enfrentarse a grupos de personas que se dedican a hurgar entre las basuras para intentar conseguir productos abandonados, tanto alimenticios como ropas, zapatos, telas y otros elementos. Son personas que esperan al cierre del mercado para hacerse con lo que los puestos han abandonado, entre ellos, jóvenes sin techo y vagabundos. Se han dado casos de agresiones a los operarios de Inagra por parte de vecinos de la zona Norte que han intentado impedir la limpieza mientras ellos rebuscaban entre los montones de basuras acumuladas.

Vicente Aguilera, el concejal de Mantenimiento, asegura que la situación puede llegar a generar problemas graves, ya que supone un riesgo para la salud cuando se acumulan tales cantidades de basuras.

La obligación de los titulares de los puestos es recoger los residuos que generan. Lo indica la ordenanza que regula los mercadillos, pero casi la totalidad de estos comerciantes ambulantes incumplen esa norma y, simplemente, lo abandonan todo sin más.

Sanciones

El Ayuntamiento podría imponer sanciones a todo aquel que se marche del mercadillo sin recoger sus basuras, pero las multas serían de difícil cobro y supondría que la Policía Local tendría que dedicarse a poner denuncias in situ y se generarían problemas de convivencia y orden público. Ante ello, el Ayuntamiento estudia la posibilidad de incrementar la cuantía de las tasas que se pagan por poner un puesto en el mercadillo, de forma que el enorme gasto que la limpieza supone para las arcas municipales, sea sufragado por aquellos que generan las basuras que arrojan a la calzada y a las aceras.

«Les ponemos contenedores suficientes para depositar los residuos, pero los informes de Inagra indican que menos del 20% de los contenedores se encuentran llenos cuando llegan los operarios a limpiar», dice el concejal Aguilera, que afirma que es una situación que no se puede mantener en el tiempo y convertirse, como ya ocurre, en una costumbre, «no sólo por el dinero que cuesta a todos los granadinos, sino porque crea problemas de salubridad para la población y todos los que pasan por allí». Ese es el motivo por el que se acude a limpiar de forma inmediata, pero «es una triste gracia que sean todos los ciudadanos los que tienen que pagar las actuaciones incívicas de unos cuantos», dice Aguilera.

El Ayuntamiento es consciente de que una medida que incremente las tasas de instalación de los puestos no es popular y creará problemas con los comerciantes ambulantes, pero existe una normativa que ellos saben que tienen que cumplir y no lo hacen.

En todos sitios

Dejar las basuras tiradas no sólo ocurre en los mercadillos de la ciudad. Es una práctica habitual en la totalidad de los mercados ambulantes de la provincia. En cada pueblo las calles se quedan como estercoleros al irse los vendedores ambulantes, una situación que para algunos de los municipios es un verdadero problema porque no disponen de los operativos de limpieza que puedan hacer frente a esa enorme cantidad de residuos, muchos de ellos orgánicos.

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