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Voluntarios de Cruz Roja asisten a los inmigrantes en el centro de acogida del Puerto. /ALFREDO AGUILAR
Una patera con subsaharianos llega a la playa de Torrenueva
COSTA

Una patera con subsaharianos llega a la playa de Torrenueva

Ellos mismos llamaron al 112, desde el mar, porque tenían hambre y sed

LAURA UBAGO

Sábado, 17 de enero 2009, 03:11

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La primera patera del año en pisar Motril no lo ha hecho de forma tradicional. En lugar de ser rescatados por la Salvamar Hamal y llevados a Puerto, el grupo de inmigrantes que llegó ayer a la costa granadina lo hizo con sus propios medios y en una playa. En la de Torrenueva.

Fueron los propios inmigrantes -unos 34, de origen subsahariano y varones adultos- los que llamaron, desde el mar al 112. Más que ser detenidos les importaba su hambre y su sed. Su integridad física. Y por eso decidieron confesar que estaban aproximandose a la costa.

Pero no debieron dar bien las coordenadas porque ni la Guardia Civil ni la embarcación de Salvamento Marítimo pudieron dar con ellos.

Así que desembarcaron a la playa de Torrenueva desde donde, al parecer, alertó un vecino de su llegada.

Según fuentes de la Policía Nacional, cuando los agentes alcanzaron la playa torreña, había un grupo grande de subsaharianos, sentados en el paseo marítimo, exhaustos como para huir o desinteresados en hacerlo. Así que no opusieron resistencia cuando fueron detenidos. Otros -muy pocos- intentaron alejarse pero fueron detenidos y aún así alguna patrulla se quedó peinando la zona. Si queda alguno, sospechan, que acudirá a pedir ayuda por la dureza de la travesía. Al parecer, la embarcación donde viajaban, llegó sin motor.

En furgonetas de la Policía y en una ambulancia de Cruz Roja fueron trasladados hasta el centro de acogida del Puerto. Allí recibieron la atención de los voluntarios y estuvieron controlados por los agentes de Policía. El comisario, Jesús Herranz, -como suele hacer en bastantes ocasiones- se acercó hasta el recinto portuario para seguir desde cerca la llegada de los subsaharianos.

Aunque llegaron con mucho frío, estaban en buen estado de salud. Algunos sonreían al sentirse atendidos y ya a salvo y alguno incluso tuvo ganas de bromear con su parentesco con Eto'o.

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