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Granos en el hígado
SOCIEDAD

Granos en el hígado

Las enfermedades granulomatosas son un conjunto de problemas muy diversos caracterizados por la aparición de alguna lesion en los tejidos en forma de grano

J. L.

Domingo, 11 de enero 2009, 03:50

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El granuloma es una lesión que aparece en los tejidos, habitualmente provocada por una agresión. El organismo responde a estos ataques de muy distintas formas. Habitualmente lo hace desarrollando un proceso inflamatorio que puede evolucionar hacia la curación o la aparición de una fibrosis. Sin embargo, en ocasiones aparece una reacción celular que tiende no sólo a destruir un agente invasor o extraño, sino que procura aislarlo.

Ese agente puede estar presente o no, pero se caracteriza porque existe una proliferación de células que forman un grupo al que se denomina granuloma y que alcanza tamaños diferentes según el agente implicado o la intensidad de la reacción inflamatoria. Habitualmente tienen un tamaño pequeño y a veces incluso microscópico.

Cuando crecen suelen afectar a los tejidos circundantes y desplazarlos. Es frecuente que ese crecimiento conlleve fenómenos de necrosis en el centro. Ese conjunto de células puede provenir del sistema inmunológico, variando en el grado de diferenciación.

¿Qué hay detrás?

Hay muchas causas o tipos de agresión que favorecen la aparición de estas lesiones. Existen infecciones habitualmente con una evolución lenta que generan ese tipo de lesiones. Son gérmenes de crecimiento lento que en cierta forma ocasionan una reacción de cuerpo extraño. Entre esos gérmenes destacan alguno tan conocido como el de la tuberculosis. Algunos parásitos también provocan esa reacción.

Pero además de procesos infecciosos, influye también la presencia de anomalías inmunológicas. De hecho, hay enfermedades que se caracterizan por presentar ese tipo de evolución. Suelen ser procesos sistémicos que afectan a varios sistemas y órganos. El tipo de afectación viene marcado por la presencia de esas lesiones y el posible deterioro de los territorios afectados. Incluyen enfermedades identificadas como procesos granulomatosos, y otras denominadas 'sarcoidosis', en las que la lesión forma parte de un complejo sintomatológico.

Es difícil determinar un patrón clínico concreto debido a la gran variedad de trastornos que se incluyen detrás de estas lesiones. De todas formas, es habitual la presencia de fiebre, que varía en intensidad y patrón clínico. Pueden aparecer como unas simples décimas de temperatura o bien llegar a ser una fiebre intensa. La temperatura oscila a lo largo del día y del período de evolución.

Llegar al diagnóstico de estos procesos puede resultar difícil por la gran variedad de síntomas que provocan. En términos médicos, la búsqueda de estos procesos se enmarcan en el estudio de la llamada fiebre de origen desconocido.

Piel y órganos internos

Aunque cualquier territorio del organismo puede quedar afectado por un granuloma, con frecuencia suelen resultar implicados sistemas como el respiratorio, el hígado o la piel, todos ellos tan diversos entre sí. Desde las vías respiratorias altas -como sucede en las fosas nasales o la faringe-, hasta las zonas inferiores e incluso el propio pulmón. En el hígado también aparecen granulomas que se extienden en mayor o menor grado y provocan diversas anomalías.

Tanto el hígado como el pulmón suelen resultar afectados, ya que son órganos muy vascularizados o muy en contacto con el medio exterior, al actuar en cierta forma como filtros del aire respirado o de la sangre procedente del aparato digestivo. Además, en el hígado hay mucha presencia de células pertenecientes al sistema inmunológico.

La piel es otro territorio en el que suelen observarse granulomas en determinadas enfermedades de esta naturaleza. También se trata de un territorio muy vascularizado y en contacto con el medio exterior. Por supuesto, pueden resultar afectados otros órganos como el cerebro o el riñón dependiendo de la vía de entrada del germen o de la afinidad que tenga la enfermedad de atacar a un determinado sistema.

Terapias

El tratamiento viene determinado por la necesidad de controlar el agente causal. Cuando se trata de una infección se deben emplear los medicamentos necesarios para erradicar el germen causante. Si es un proceso inflamatorio derivado de una anomalía del sistema inmunológico, entonces se debe recurrir con frecuencia al empleo de corticoides junto a otras drogas inmunosupresoras o inmunomoduladoras.

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