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Alejandra Prat: «A mi niña le hablo mucho de mi padre»

«He tenido un parto tan fácil que en el mismo paritorio pregunté relata la hija de Joaquín Prat

PPLL

Domingo, 9 de noviembre 2008, 03:10

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DICEN que los niños vienen con un pan bajo el brazo y Adriana, la hija de Alejandra Prat, le ha traído a su mamá un contrato como imagen de la firma de calzado infantil Pablosky. La pequeña cumple hoy, domingo, un mes y su emocionada mamá está decidida a regalarle el primer par de «zapatitos para el invierno». Casada con el empresario catalán Juan Manuel Alcaraz y afincada en Barcelona desde su boda, Alejandra cuenta que Adriana es muy buena: «Come, duerme, come, duerme...», y que ella ya está pensando en darle un hermano. -Me han contado que su ginecólogo es el doctor García Valdecasas, el de la infanta Cristina. ¿Qué nivel! -La verdad es que lo elegí porque atiende también a mi cuñada. Al ser yo nueva en Barcelona, me fié de su consejo. Al principio, ni sabía que era el ginecólogo de la Infanta. Pero cuando lo supe, pensé: «Seguro que he acertado, porque supongo que la Infanta elegirá lo mejor». Y la verdad es que ha sido la mejor elección que he podido hacer en mi vida. Él me lo explicó todo tan bien y me hizo el parto tan fácil, que en el mismo paritorio, cuando tenía la niña encima, pregunté cuándo podía tener el siguiente. -La veo rodeada de zapatos, y en Madrid... ¿Dónde está Adriana? -La he dejado en Barcelona, al cuidado de una señora que es enfermera y me la atiende fenomenal. Estoy tranquila, pero deseando volver a casa. Ser imagen de Pablosky es un trabajo puntual, como mi intervención semanal en 'El programa de Ana Rosa'. Sigo con mi empresa de comunicación, pero he decidido volver al trabajo de una forma relajada; así puedo disfrutar de la maternidad plenamente. -¿Cómo es Adriana? -Ya mide 51 centímetros... Es que nació con sólo 47. Dice el doctor que es normal, que algunos niños nacen más pequeñitos y luego dan el estirón. En eso manda mucho la genética. -Pues usted es muy alta. -Mido 1,82. Pero casi preferiría que mi niña fuera un poco más bajita. Con 1,75 creo que ya iría bien. -¿No está contenta con su estatura? -Me habría gustado ser un poquito más baja. Mi hermana pequeña mide 1,73 más o menos y encuentro que está mucho más en la media. Se puede poner taconazo. -Mientras que usted, con tacones, sobrepasa a su marido. -Sí. Él mide sólo dos centímetros más que yo. Pero lo lleva muy bien. Mi marido está tan seguro de sí mismo que no necesita que yo me ponga zapato plano para sentirse mejor. Además, a mí me encantan los tacones, los veo muy femeninos y suelo utilizarlos. Pero ni Juanma se siente mal por eso ni me hace sentirme mal a mí. -¿Va a ser muy 'fashion victim' para la ropa del bebé? -Espero no caer en eso, pero reconozco que soy bastante clásica. Barcelona, donde vivo, es más vanguardista, pero yo soy más como del norte. Además, mi madre vive en Galicia y me lo trae todo hecho a mano. Tengo incluso el carrito de cuando era pequeña y lo voy a utilizar. Soy partidaria del faldón, el gorrito de lana con el lacito... Mi madre guardó también todos los vestidos de cuando era pequeña. Los ha mantenido impecables. Y además, como ahora vive en Galicia... -Marianne Sandberg, su madre, ¿tiene pareja gallega? -No. Pero su ex es gallego y ella conoce muy bien esa zona. Se compró una casita en un pueblo, la arregló y es feliz. Allí conoce a mucha gente. Se va a tomar el aperitivo, hace vida social... Vive enfrente de La Toja. Abre la ventana de su casa y tiene La Toja delante. Mi madre viajó a Barcelona el mismo día que me puse de parto. Se quedó conmigo una semana. Y ahora va y viene. Está emocionada con su primera nieta. -¿Y a usted no le ha entrado el típico agobio de las primerizas? -No. Quizá porque siempre he sido muy niñera. Mi madre dice que todos los de la rama Prat lo somos. Me encanta: la visto, la desvisto, le doy el biberón, le cambio los pañales, la llevo de paseo... Sé que es muy normal sentirse desbordada y hasta deprimida al principio, pero no es mi caso. Quizá porque mi marido y yo somos muy tranquilos y muy positivos. Juanma está con su hija como loco. Lo primero que hace al levantarse por la mañana es cogerla, besarla, marearla... Yo le digo en broma que a la pobre la tiene frita. También le da el biberón, pero todavía está un poco inseguro. -¿A quién ha salido la criatura? -De cuerpo es clavada a mí, que soy más danesa, más Sandberg. Los hoyitos, las venitas, incluso un plieguecito que tengo yo en la oreja lo tiene ella igual. Los ojos y la nariz parecen más de mi marido. Pero lo que tiene mi hija es una mirada muy intensa, muy viva. Nació con los ojos muy abiertos, y los tiene azules. Sin embargo, yo creo que esa mirada le viene de mi padre, que tenía unos ojos muy vivos. -¿Se acuerda mucho de él? -Uf, no se imagina... Le cuento historias a mi niña. Le digo: «Si viviera tu abuelo te llamaría la pulguita, te diría esto y aquello...» Mi padre estaría como loco. Además, estas situaciones te transportan a tu infancia. Te acuerdas más de cómo te trataban tus padres de niña, lo que te inculcaron... -Todavía no. En realidad, yo quería cinco hijos, pero tal como están ahora las cosas pienso que como mucho tendremos tres.

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