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Obsesionada. Las mujeres ninfómanas se pasan el día 'rumiando' pensamientos sexuales, dicen los psicólogos. /IDEAL
Prisioneras del sexo
las claves de la ninfomanía

Prisioneras del sexo

La película ‘Diario de una ninfómana’ toca de soslayo esta grave adicción que afecta a la vida del 2% de las mujeres, incapaces de controlar sus impulsos sexuales

ÁNGELES PEÑALVER |

Sábado, 18 de octubre 2008, 20:39

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SI las ninfas eran diosas femeninas llenas de belleza que poblaban las aguas, los bosques y las selvas de la mitología, la ninfomanía, lejos de configurar un mundo idílico por mucho que se bromee en las barras de los bares con este trastorno femenino, es una grave adicción al sexo.

Y aunque la película que ahora llega a las carteleras se titule Diario de una ninfómana (basada en la autobiografía de Valerie Tasso) la protagonista de esta historia no padece una ninfomanía como trastorno psicológico. La actriz catalana Belén Fabra se mete en la piel de Val, un personaje que usa el sexo como un medio más que como un fin. Val profundiza en sí misma a través de las relaciones sexuales con toda clase de hombres, desde un enterrador a un policía, además de un sinfín de tipos desconocidos con los que acaba fornicando.

Val trata de conseguir a través del sexo puro y duro amor, cariño, autoconocimiento, reconocimiento, realización personal... Cae en la prostitución de lujo tras un desengaño amoroso seguido de un maltrato psicológico, pero aún así esta francesa de familia bien defiende que ejerce la profesión libremente y por decisión propia. Nada que ver con una ninfómana.

Las mujeres que padecen ese trastorno un 2% de la población femenina mundial ven afectada su vida social y laboral. Para más inri, el sexo no les aporta bienestar, sino que les produce una insatisfacción, a pesar de que no pueden controlar el apetito y deseo exagerados. En la sociedad actual, quienes padecen este impulso insaciable por mantener relaciones sexuales o coitales también suelen consumir todo lo que hay alrededor del mercado del erotismo: chats, vídeos porno, artículos de estimulación sexual, prostíbulos y líneas calientes, entre otros. Sin duda, una mujer ninfómana requiere tratamiento por parte de especialistas en salud mental

Forma de dependencia

«Lo abordamos como cualquier forma de dependencia. En realidad es una falta de autocontrol, por eso ayudamos al paciente a controlarse y trabajamos el plano sexual. Normalmente una mujer que padece un trastorno del deseo por desinhibición (antes llamado ninfomanía) tiene vacíos afectivos muy importantes», aclara la psicóloga y sexóloga Lola Izquierdo, de la clínica granadina Al-Andalus.

Lo más frecuente entre los síntomas que padecen las ninfómanas es que sean incapaces de controlarse con sus amigos, compañeros de trabajo o con los amigos de sus parejas, a quienes buscan y provocan para tener sexo. «Clínicamente las pacientes insaciables, esto es, que nunca se cansan y siempre quieren más, son las menos», apostilla la experta, quien aclara que detrás de esta conducta se esconden personas que se pasan el día «rumiando» temas estrechamente relacionados con la sexualidad.

«Ellas aunque estén casadas no dejan de pensar y crear estrategias para poder acostarse con éste y con el otro, aunque luego esto les genere un conflicto tanto externo como interno», abunda Lola Izquierdo, que recuerda a maridos que han tenido que ir detrás de sus mujeres para tratar de evitar la conducta. «Muchas veces terminan separadas», recalca la psicóloga.

Nada que ver, pues, con Valerie Tasso o su trasunta en la vida cinematográfica, Val. Las dos son mujeres que tienen una fuerte pulsión sexual o carga erótica y que, simplemente, les gusta practicar el sexo a menudo donde y con quien les apetece. Sin más problemas.

Y aunque la ninfomanía pudiera parecer una patología propia de los tiempos impudorosos que corren, no lo es. Como otras tantas cosas, existe desde que existe el género humano. Hace más de 2000 años, un personaje como Julia La Mayor hija del emperador Augusto y de Escribonia Flavia pasó a la historia como la viuda alegre de Roma debido a sus desbordantes e incontrolados apetitos sexuales. Tantos escarceos tenía y tantos maridos desechó que su padre, avergonzado, la llevó al exilio. «En el siglo XXI no se han incrementado los casos de ninfomanía, a pesar de haber mayor libertad sexual. Este trastorno suele darse porque la persona tiene conflictos interiores de otro tipo, como ciertos vacíos existenciales. Y eso ha existido desde siempre», añade Lola Izquierdo.

Valeria Mesalina

Valeria Mesalina nacida en el año 25 d.C., esposa de Claudio, tío de Calígula, también pasó a la posteridad por hacer todo lo que quería aprovechándose de su posición privilegiada como mujer del máximo dirigente de Roma.

Mesalina era extremadamente hermosa y hacía uso de su belleza para conquistar a senadores, militares y cualquier hombre que pudiera servir a sus propósitos, sin importar clase, parentesco o riqueza. Su fama de seductora se convirtió en leyenda. Y con motivo, ya que dio un gran escándalo cuando decidió competir con todas las prostitutas de Roma en cuanto a la cantidad de hombres con los que pudieran unirse sexualmente durante un plazo. Mesalina ganó. Paradójicamente, los desenfrenos de esta mujer eran totalmente desconocidos por el Emperador, quien estaba profundamente enamorado de ella y le permitía cualquier capricho con tal de verla feliz.

Como ella, Catalina La Grande, emperatriz de Rusia en el siglo XVIII, dejó todo un reguero de amantes y parejas sexuales en su biografía.

mapenalver@ideal.es

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