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Caballero Bonald:

«Hay que juzgar lo que representó el franquismo y sus crímenes»

El autor jerezano participó en el ciclo de poesía del Palacio de los Patos, donde leyó una «pequeña antología» de su obra lírica, a la que considera la más importante

JUAN LUIS TAPIA

Viernes, 17 de octubre 2008, 10:38

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José Manuel Caballero Bonald (Jerez, 1926) participó ayer en el ciclo de lecturas poéticas del Palacio de los Patos. Fue presentado por Luis García Montero, «mi sobrino predilecto», dijo el jerezano. Leyó una «pequeña antología», la mayoría de los poemas del libro 'Manual de infractores'. Por encima de cualquier cosa, quien se considera «un señorito anarquista», es poeta. Fue una lectura corta, «porque, según las estadísticas, una persona no está capacitada para escuchar poesía más de media hora». Caballero Bonald no es muy partidario de leer su poesía, «porque -explicó- es una operación que me intimida, porque recupero datos de mi experiencia, y eso tiene algo de intimidación». -¿Qué valora más de todo lo que ha escrito? -Lo que más me interesa de lo que he escrito es la poesía y me gustaría ser recordado en la historia de la literatura por haber escrito un buen poema. Soy un escritor discontinuo de versos, porque la poesía es un estado de ánimo y un acto de fe. La poesía viene de cuando en cuando y me visita, y ahora escribo más. -¿Cuál debe ser el papel de la poesía, debe ser comprometida? -El concepto del papel comprometido que debe cumplir la poesía ha cambiado mucho. Hay momentos en los que hay que poner la palabra al servicio de una causa, como ocurrió con los poetas de mi generación con la poesía social. Los poetas del cincuenta pusieron la palabra al servicio de una causa y justificó toda aquella poesía social, de manera que interrumpieron sus líneas poéticas para hacer poesía política. Ha pasado el tiempo y ahora lo importante es que el escritor logre enriquecer la sensibilidad del lector. -¿Qué le parece el último premio Planeta a Savater, usted que siempre ha sido muy crítico con estos certámenes? -Por el título, 'La hermandad de la buena suerte', me suena a novela muy de acuerdo con las pautas del éxito comercial, aunque reconozco que Savater es un excelente ensayista y filósofo, pero no tengo fe en esa novela. -¿Está en crisis la novela como género en su sentido más literal? -Está muy poco preocupada por el estilo. Los novelistas escriben muy deprisa y se olvidan del lenguaje, porque piensan que lo importante es la temática de la novela y no el cuidado del estilo. La literatura hay que cuidarla con una atención especial a la palabra. En la actualidad hay muchos herederos de la novela del siglo XIX y escritores que no indagan en el lenguaje, y yo defiendo la novela de Javier Marías. Otro ejemplo de novelista es Enrique Vila-Matas, un escritor preocupado por la forma de escribir y los nuevos recursos estilísticos. -¿La literatura se ha vendido al mercado? -Sí, creo que hay una serie de escritores que se han puesto al servicio del mercado, lo que no ha beneficiado a esa otra literatura que persigue la palabra, el estilo y despertar la sensibilidad de los lectores. -¿Para cuándo una tercera entrega de sus memorias? -No volveré a escribir una novela porque no tengo tiempo ni ganas. Las memorias las dejé en el segundo tomo con la muerte de Franco y me vienen algunos episodios, y sobre todo tendría cosas que contar sobre la Transición. Lo que yo escribo son novelas de la memoria, porque novelo aquellas cosas que no recuerdo, completo lo que no rememoro con la invención literaria. Ahora van a salir en un solo tomo mis dos libros de memorias, pero no creo que haya un tercero, aunque todavía soy joven. -¿Cómo es la relación con su amigo Gabriel García Márquez? -Lo conocí en Colombia, cuando me acerqué al grupo literario de la revista 'Mito'. En aquel entonces había publicado su primer relato. Considero que 'Cien años de soledad' es una de las mejores novelas de la literatura contemporánea, pero hay otras de sus obras que no me han gustado. Una de las últimas veces en las que hemos tenido contacto fue con motivo de su libro 'Vivir para contarla', un título similar al de mis memorias, 'Vivir para contarlo'. García Márquez me llamó para decirme si podía usar ese título, el mismo de mi libro, que ya tenía registrado, y al final lo cambió por 'contarla', lo que no encaja muy bien. -¿Qué opina sobre las iniciativas para la recuperación de la llamada memoria histórica y de la exhumación de los restos de Federico García Lorca? -Estoy de acuerdo con la familia García Lorca, pero hay que respetar la decisión de los familiares asesinados junto al poeta. Recuperar los huesos me importa menos que recuperar el sentido de la justicia histórica, porque las exhumaciones siempre tienen algo desagradable. Lo que hay que hacer es juzgar lo que representó el franquismo y sus crímenes, y crear un tribunal como se ha hecho con otras dictaduras en el mundo. -¿Qué le parece el último premio Lorca, Tomás Segovia? -Me parece un poeta estupendo, de la Generación del Cincuenta, un hijo del exilio español en México y creo que honrará a ese galardón poético. jltapia@ideal.es

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