Edición

Borrar
CARTAS

Ni blanco ni negro

Wenceslao Gómez Ortega.

Domingo, 31 de agosto 2008, 04:33

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Sr. Director de IDEAL: Soy cristiano, eso creo, pues creo en el Hombre con mayúscula. Esta es la fuente de inspiración de la fe. Creer en el Hombre es el alimento de la esperanza. Sin esperanza no hay futuro. También soy 'UGTista', por solidaridad y por conciencia de paria de la tierra, no por corporativismo. Y es que las ideas son necesarias, como el aire que se respira. Las religiosas, sin integrismo, sin que perturben la mente; las políticas, sin manipulación, en el término medio, sin radicalismo ni imposición, cosa difícil.

Granada, históricamente burguesa por sus encantos, brinda la posibilidad de una coexistencia de pensamientos diversos, religiosos y políticos.

Hace pocos meses, en uno de mis retiros espirituales, fui a la mezquita enclavada en el Albayzín, frente a la Alhambra. Cometí el error de pedir permiso al joven que custodia el recinto en el habitáculo de 'souvenirs', para poder entrar al recinto enmoquetado a orar. Error, porque de haber obedecido a mi instinto y previamente descalzarme habría entrado a hablar con Dios, ese Dios universal y de todos, sin más inconvenientes. Este musulmán me comenzó a objetar lo inoportuno de esa entrada fuera del horario 'lectivo-religioso' y no se qué cosas más de cuando canta o se acuesta el gallo, o así. Me resultó tan fuera de lugar que le invoqué al Dios universal y sin horarios. Percatado de mi ignorancia en islamismo me invitó a ir una Iglesia.

Bien, iré a la Iglesia, a orar con los hermanos. Mas también iré a ese recinto de mezquita tan extraordinario que forma un pedazo de mi alma desde antes que 'el Clinton se flipara' en sus años mozos con los atardeceres 'granaínos'. O a ningún templo artificial, pues el auténtico está dentro de cada hombre.

Toda forma de poder humano se basa en la manipulación y el dominio. Así, en estos esquemas nos movemos el común de los mortales. Como títeres, guiados por normas que crean desazón y malestar, desentendimiento y confrontación. La religión y la política emanan demasiado de esto. Diego me dijo: «Nada que provoque angustia interior es grato a los ojos del Señor». ¿Cuánta liberación hay en este pensamiento!

Pues bien, contra todo dogma: ni blanco, ni negro, el futuro es de todos. Por encima del pensamiento, nunca único, la buena acción individual y personal es lo que conforma el porvenir, más allá de las ideas e incluso la fe. ¿Viva la vida!

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios