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FELICIDAD. Fernando Alonso muestra entusiasmo tras sentirse con opciones de podio en Francia. /AP
Alonso recobra la fe
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Alonso recobra la fe

Saldrá tercero en Magny-Cours por detrás de los inalcanzables Ferrari de Raikkonen y Massa mientras que el Renault de Piquet rodó a 307,6 km/h, la misma velocidad que el mejor de los coches 'rojos'

JOSÉ CARLOS CARABIAS

Domingo, 22 de junio 2008, 04:56

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En la entrada a la curva Adelaida, en el labio inferior del circuito de Magny-Cours, sexta a fondo antes de un frenazo brutal y giro de 180 grados medio parados los coches a 80 por hora, Renault decretó el final de la abstinencia. Nelsinho Piquet, el cuestionado brasileño hijo de campeón, colocó el R28 a 307,6 kilómetros por hora. Un detalle que podría pasar invisible por el recuerdo si no fuera porque esa cifra igualó la máxima velocidad que fue capaz de desplegar ayer un monoplaza en teoría inalcanzable, el Ferrari de Felipe Massa.

Y en la ronda de las comparaciones, misma curva, misma sesión de clasificación, mismos parámetros en el microscopio, Fernando Alonso superó por escaso margen al Ferrari de Kimi Raikkonen. 306,9 kilómetros por hora para el asturiano frente a los 306,4 del finlandés volador. El asturiano ha recobrado la fe. Hoy sale tercero en Francia por detrás de los Ferrari y no quiere ni carrera caótica, ni lluvia, ni accidentes ni coche de seguridad. Saltito a saltito, Renault vuelve al cauce del pasado.

El sentimiento humano se percibe a través de los gestos. Y en Fernando Alonso se detecta su alegría o su resignación a través de la ligereza de su lengua. Si habla a toda mecha y explica la jugada a borbotones, es que los resultados le favorecen. Si analiza la situación estirando las palabras, tiembla la economía española en la Fórmula 1. Ayer era imposible seguir su ritmo en la rueda de Prensa posterior a la sesión de clasificación.

Y todo, porque el coche que conduce ha escalado varios peldaños en la fábrica de Enstone, donde cientos de ingenieros se sienten apremiados por la falta de correspondencia a la expectativas de un doble campeón del mundo. Es el equipo que él eligió en el volcánico invierno 2007, con sus virtudes y defectos. El mismo que construyó bólidos supersónicos en 2005 y 2006 con los neumáticos Michelín en atenciones de primer clase.

Casillas y el podio

La última aplicación, un nuevo alerón delantero que el asturiano ha estrenado en Magny-Cours, ha completado la cuadratura del círculo. El R28 es otra versión de aquel debutante en Australia, lento como el caballo del malo. Ahora se presenta como un solvente competidor que ya no racanea por ingresar en la tercera tanda de los sábados donde se ventilan los diez primeros puestos. Las manos de Alonso y su instinto para pelear en todos los terrenos hacen el resto.

La virtud es que no se arredra. No falla ni se espera que lo haga. Cuando le preguntaron los italianos por el fútbol y el partido de hoy, Alonso extendió las alas. «El mejor español es Casillas, pero como no va a tener trabajo, estará descansado para las semifinales». Es la única actitud recomendable en el deporte de nuestros días. La confianza en uno mismo. Alonso ha puesto las pilas a Renault y la escudería de Briatore -ayer de vuelta de su fulgurante viaje de novios- ha comenzado a responder.

«No se puede mejorar en uno o dos días -comentó ayer el asturiano-. Esto es un programa de meses. El trabajo ha dado sus frutos. Empezamos muy mal, pero nadie se cruzó de brazos. Y ahora el podio es posible».

Por uno de esos misterios de este deporte elástico en las consideraciones, BMW no funciona en Magny-Cours. Heidfeld fue eliminado en la segunda ronda y el líder Kubica sólo fue capaz de alcanzar la sexta posición.

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