Edición

Borrar
ESTANISLAO PEINADO DIRECTOR DEL CORO

Voces con solera para el mejor auditorio «Ahora es difícil escuchar a una madre cantarle una nana a su hijo»

El Coro de El Salvador nació hace 58 años para servir a la parroquia albaicinera y ha contado entre sus colaboradores con grandes personalidades como Manuel de Falla y Manuel Cano

MAR VALLEJO

Sábado, 3 de mayo 2008, 04:34

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A comienzos de los años cincuenta, en el seno de una ciudad con poca agitación cultural -situación propia de una época de posguerra- el Coro de Nuestro Salvador se alzaba en el barrio del Albaicín, gracias a dos sacerdotes de la parroquia homónima cuyos nombres recuerda muy bien Estanislao Peinado, director de esta escolanía desde su fundación. Este granadino octogenario puede presumir orgulloso de que el coro más antiguo de Granada fue un proyecto de su familia: «Después de la guerra, la cultura estaba un poco olvidada y a finales de los cuarenta, Granada sólo contaba con el Centro Artístico. Por entonces, hasta el Albaicín llegaron mis dos hermanos sacerdotes don Miguel y don Antonio para hacerse cargo de la parroquia del Salvador, y propusieron crear el coro», explica su actual director. Y aunque la mayor parte de sus componentes iniciales ya no actúan en él, todavía se puede decir que las voces con más solera de Granada tienen su alma en esta parroquia albaicinera.

Actualmente, la agrupación cuenta con 25 voces mixtas, pertenecientes a hombres y mujeres de más de treinta años. Para Estanislao, «el coro tiene ahora un atractivo especial porque ya ha llegado a su madurez y está plenamente consolidado en Granada». Prueba de ello es la medalla de honor de la Academia de Bellas Artes de la ciudad que la agrupación recibió a principio de este curso 2007-08.

Pero los inicios del coro se remontan, concretamente, al año 1949. Otro hermano de Estanislao, compositor y también sacerdote, Ángel Peinado, fundó unas escuelas parroquiales en el Albaicín para trabajar con los niños y jóvenes del barrio. Como recuerda el actual director, «al principio, la agrupación surgió para servir a la iglesia en la liturgia de los domingos, y sus integrantes iban alternando sus voces con las del pueblo. Pero después, Ángel me puso al frente de las escuelas para enseñar canto, y la escolanía comenzó a cumplir con una función pedagógica. Yo me encargaba de educar las voces y enseñar técnicas de respiración». A partir de este momento, el coro de Nuestro Salvador fue tomando cuerpo convirtiéndose en el primero de Granada.

Gran maestro

Al recordar la historia de la agrupación, su actual director comenta con especial interés que en los comienzos de su andadura, tuvo un papel fundamental la labor del sacerdote granadino Valentín Ruiz-Aznar: «Hemos tenido la suerte de tener un maestro que ha formado a grandes músicos en esta ciudad. Don Valentín apoyó mucho al coro y fue mi propio maestro en el conservatorio de Granada. Era una especie de líder, y nos dimos cuenta de ello cuando allá por el año 1982, el coro hizo una especie de gira por Alemania. En una ocasión, un musicólogo nos oyó cantar. Me dijo que esa canción bien podría haberla firmado Schuman o Schubert, pero era obra de don Valentín». Estanislao continúa diciendo que «su maestro intimidó mucho con Manuel de Falla, un artista que también colaboró con el coro porque juntos trabajaron en una Auto Sacramental en el año 1937, en el que Falla escribió la música de fondo y Valentín dirigió a la agrupación en el concierto».

Para su actual director, «todo lo que el coro ha aprendido ha sido a base de la música religiosa, especialmente del canto gregoriano y la polifonía». Considera además que «actualmente existen muy buenos coros en Granada, aunque el del Salvador tiene más trayectoria y ha vivido mucho la música sacra, una característica muy importante para la formación artística». Estanislao recalca orgulloso que «saber canto gregoriano es saber cantar».

Pero si el máximo dirigente de la agrupación de El Salvador tiene que destacar una voz por encima de todas, no dudaría en que esa sería la de su solista, Dory Ferrer, que curiosamente también es su esposa y de la que cuenta que «sin ella, el coro hubiera funcionado de manera distinta, ya que le da una fuerza especial al canto gregoriano». Dory ha contribuido a que la agrupación coral adquiera más prestigio, al grabar un disco con el artista granadino Manuel Cano, y realizar varias colaboraciones en programas de la televisión alemana. También tuvo la oportunidad de cantar en el acto de investidura de Andrés Segovia en la Academia de Bellas Artes.

Proyectos

Esta agrupación con sede en el Albaicín ensaya todos los jueves, y tiene un programa de actuaciones fijas todos los años. El primer concierto lo dan en Navidad, después ofrecen otro en Semana Santa y, por último, actúan en primavera siempre coincidiendo con algún acto cultural que se celebre en la ciudad: «El año pasado hicimos un concierto en homenaje al gran poeta Manuel Benítez junto a un grupo que recitó poesía», recuerda Estanislao. El próximo evento está previsto para el 16 de mayo donde cantarán en la Facultad de Teología un repertorio de poesía mística.

Actualmente, el grupo tiene proyectado grabar un disco de gregoriano y polifonía de Luis de Vitoria. Ésta obra vendría a completar su repertorio, en el que se encuentran trabajos como 'La Mística en la Poesía y la Música', 'Canciones Populares de Distintas Regiones Españolas' y 'Canciones Populares del Mundo de los Niños'. Su vocación le llegó con sólo cuatro años, cuando escuchó a su madre tocar el órgano en una iglesia de la Alpujarra granadina, a la vez que entonaba una canción. Ahora, Estanislao Peinado acaba de cumplir ochenta años y el Coro de Nuestro Salvador le ha rendido un más que merecido homenaje porque sigue siendo su director desde que se fundó a principios de la década de los cincuenta.

-¿Qué significó para usted el homenaje que le rindió el coro por su ochenta aniversario?

-Fue muy emotivo y nunca lo olvidaré. Llamaron a mi hermano Ángel, que es sacerdote y ofreció una misa en mi honor. Fue la primera vez que escuché al coro cantar desde la barrera, en el que también estaban presentes mis siete hijos. Ahora la agrupación cumple 58 años y pienso que este acontecimiento ha cerrado una de sus etapas. Desde que me jubilé, estoy realizando un archivo del coro dónde queda reflejada toda su historia.

-Ha dedicado a la música la mayor parte de su vida... ¿Cómo le llegó su vocación?

-Cuando yo tenía cuatro años, mi padre trabajaba de maestro en Murtas, un pueblo de la Alpujarra. Un día, acompañé por primera vez a mi madre a la iglesia para asistir a la novena, donde ella tocaba el órgano. Recuerdo que en ese momento, ella dio un acorde y entonó una canción. Esa acción provocó en mí una explosión interior que despertó mi vocación. Toda la música que yo sé, me llegó desde entonces. Ahora, cuando veo a mis nietas, siempre me acuerdo de eso.

-Durante todos estos años ¿Cuál ha sido su labor en la agrupación coral como director?

-Bueno, yo he sido profesor de la Escuela de Magisterio, del colegio Ave María y del Instituto Mariana Pineda. Reconozco que mi profesión ha tenido que ver con ese carácter pedagógico que siempre le he impregnado al coro. He hecho todo lo posible para que en cada concierto se respeten cada palabra, cada tilde y cada coma. Siempre he seguido 'a rajatabla' la máxima de San Agustín que dice 'que si la música no está de acuerdo con el espíritu de la letra, que se calle la música'. Y desde luego nunca he caído en la tentación de cantar cosas baratas en el mundo de la música religiosa. No podemos cargarnos lo que hace tantos siglos un monje compuso tras pasar mucho tiempo encerrado en su celda.

- Entonces, la didáctica ha estado siempre muy presente en el coro

-Sí, es muy importante transmitir y que la persona que escucha disfrute y aprenda. También es fundamental comenzar con la educación musical desde pequeños.

-Ahora ya no se canta tanto como antes en las iglesias, durante las misas ¿Cree que el espíritu de la música religiosa se ha perdido?

-No ha desaparecido, pero está un poco olvidado. Antes, el coro cantaba las partes variables de la misa y alternaba con el pueblo. Ya en las iglesias no existe esto y es muy difícil que el espíritu vuelva. Ahora no es nada fácil encontrar a gente para cantar en la agrupación coral, no basta con saber cantar, hay que tener una formación en polifonía.

-Pero el coro no sólo ha cantado música religiosa, sino también popular. ¿Qué opina del estado actual de las canciones 'de toda la vida'?

-Ahora hay otro tipo de música muy distinta. Ya no van los jóvenes por las calles cantando canciones populares como hacíamos nosotros, y eso es porque el ambiente ha cambiado. Hay muy pocas madres que les canten nanas a sus hijos, y no es habitual caminar por la calle y escucharlas cantar cuando están haciendo las tareas del hogar, ni tampoco a los hombres mientras trabajan. Todo eso ha desaparecido y parece que llama más la atención que alguien mantenga el espíritu vivo, como hace el coro.

-Hasta ahora, de todo su paso por el coro, ¿Cuál es la anécdota que recuerda con más cariño?

-Son muchas las cosas importantes que he vivido con la agrupación, pero si tengo que destacar una entre todas, fue algo que me sucedió en el comienzo de mi andadura. Cuando tenía 19 años, mi hermano Ángel me encargó que impartiera clases de música en las escuelas parroquiales del Albaicín. Todas las tardes ensayaba con niños y niñas, por separado. En una de las clases, mandé a mis alumnas que aprendieran una canción popular para el día siguiente. Cuando llegó la próxima clase, le dije a una de ellas que entonara la canción. Cuando la niña comenzó a cantar, el corazón me dio un vuelco, y me acordé de lo que sentí cuando escuché a mi madre por primera vez en la iglesia de Murtas. Su forma de expresar la melodía me cautivó. Ahora, todavía sigo casada con ella, y es la solista del coro.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios