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La vestimenta de los cobradores son siempre llamativas porque, entre otras cosas, se trata de poner en evidencia al deudor. /IDEAL
Los cobradores de morosos viven un nuevo 'boom' por la crisis y siguen ya a mil familias
GRANADA

Los cobradores de morosos viven un nuevo 'boom' por la crisis y siguen ya a mil familias

Crece un 200% en la provincia el interés por los servicios de los clásicos cobradores del frac Las agencias no sólo ven aumentar el número de clientes; también crece el montante de la deuda

EDUARDO TÉBAR

Domingo, 6 de abril 2008, 04:32

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Elegantes, pulcros Y temibles para los morosos de la provincia de Granada. Los 'dandys' del frac, el sombrero de copa y el maletín vuelven a convertirse en protagonistas del escaparate público. La crisis que desde hace meses sacude al sector inmobiliario, unida al alza de las hipotecas tras la subida imparable del euríbor, está arrastrando a toda una maraña de pequeñas y medianas empresas. Goloso horizonte de negocio para los especialistas en el cobro de deudas.

La principal y más conocida de estas sociedades es 'El cobrador del frac'. La multinacional, que se declara el mayor grupo de sus características en Europa, trabaja cerca de mil reclamaciones en la provincia, a las que hay que añadir otras mil que se encuentran en fase de tramitación.

En los últimos seis meses, la empresa ha aumentado la contratación de sus servicios en un 100%. Además, los interesados han crecido un 200%. Según el portavoz y director jurídico de 'El cobrador del frac', Manuel Merino, «se está produciendo un 'boom' en la sociedad y nos acercamos a una situación similar a la crisis económica de 1992».

En aquella época, el hombre del frac vivió un periodo de gran popularidad en España. Algo parecido se repite ahora, más de tres lustros después. «Esto le viene bien al cobrador igual que a los abogados y a los procuradores», explica Merino. «Hay deuda donde hay actividad económica. Cuando la construcción se viene abajo también se van a pique las pequeñas empresas que hay alrededor del ladrillo. Deja de venderse mobiliario, ventanas, puertas, pinturas o incluso aires acondicionados. Nadie se salva de la ruina y de la imposibilidad de hacer frente a los pagos».

Métodos clásicos

Con tal panorama, la figura del cobrador se presenta como un recurso desesperado para percibir la cantidad adeudada. Los del frac emplean los ya clásicos métodos de 'persecución', como seguir al deudor hasta su casa, visitarle en momentos importunos o charlar con la gente de su entorno.

El mecanismo es eficaz, al menos con 'El cobrador del frac', que lleva dos décadas en activo. «Tenemos unos resultados óptimos porque nos avalan veinte años de experiencia», aclara Manuel Merino, que lanza un dardo a la competencia. «Los que no cobran son los que aparecen y desaparecen. Uno se puede vestir de Peter Seller, de Pantera Rosa o de Vampirella, que no por eso va a cobrar más». ¿La clave? «Disponer de información sobre la persona a la que quiero cobrar».

Manuel Merino descarta que en ciudades pequeñas o medianas como Granada, donde 'el qué dirán' podría influir más, la práctica del cobrador sea distinta. «La gestión es la misma en la misma en Granada que en Madrid o Valencia. No hacemos ostentaciones de ningún tipo. Las reacciones desagradables pueden surgir de la misma forma en cualquier parte, aunque no hay por qué llegar a situaciones e violencia», afirma el abogado, que sostiene que lo normal es que uno pague cuando está cerca de entrar en prisión.

En general, el perfil sobre el que los cobradores realizan su labor se ajusta al crédito «de imposible o dudoso cobro», relata el portavoz de la citada multinacional. El individuo enfundado en traje irrumpe «cuando la sociedad no ofrece soluciones al empresario». Manuel Merino lo compara con un fenómeno meteorológico. «Llover ha llovido siempre, pero ahora truena. Y nosotros somos un paraguas», dice. «Todos se acuerdan del cobrador cuando vienen las vacas flacas -añade-. Estamos en los peldaños previos y posteriores a la vía judicial. Hay quien gana un pleito y no ve dinero. Y hay quien piensa en el cobrador, cansado, cuando le han colgado el teléfono cuarenta veces».

Inicio del 'boom'

El pasado verano, cuando los fantasmas de la crisis económica comenzaron a sembrar pavor, España registraba 2,5 millones de operaciones morosas, según la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (Asnef). Con todo, Granada no es una zona especialmente propensa a la deuda si se compara con otras provincias como Almería o Murcia. El hecho de que no se trate de un núcleo de fuerte presencia industrial y que se dedique en mayor medida al sector servicios favorece que los impagos no sean apabullantes. Cuenta Manuel Merino que aquí no se suelen exportar morosidad «porque las empresas apenas la generan en el resto de España».

Desde 'El pregonero del moroso', que ronda los cien clientes en la provincia, Rafael Jiménez apunta que ya no es la construcción en sí, sino todo lo que acarrea: la crisis la sufren también los comerciantes de ladrillos o de tejas. Estos expertos en airear deudas confiesan que, en su caso, más que aumentar el número de clientes, han notado un engordamiento del volumen de dinero. «Los asuntos han pasado de moverse sobre 6.000 euros a alcanzar los 40.000 ó 50.000».

Otra compañía, 'El zorro cobrador', trabaja con unos cien clientes en la provincia de Granada. Su portavoz, José Romero, asegura que en lo que llevamos de 2008, esa cantidad se ha incrementado un 50%. «¿Esto es una plaga!», exclama mientras añade que «el grado de morosidad es alto y va a más». En su opinión, «la gente recurre a este tipo de empresas porque están desengañadas con la vía judicial». Todos coinciden en que el paisaje de los cobradores pintorescos acaba de iniciar un nuevo esplendor.

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