Edición

Borrar
La sala de control, el cerebro del sistema, cuenta con la última tecnología en materia de control de tráfico. /LUCÍA RIVAS
Una ciudad vigilada por 31 ojos
GRANADA

Una ciudad vigilada por 31 ojos

Las 15 cámaras de control de accesos y carriles bus dejan poco margen de maniobra a los infractores en Granada: captan casi 79.000 en un año. Las otras 16 'vigías' de las principales arterias de la ciudad sirven a los técnicos para cambiar las frecuencias de los semáforos y evitar atascos

ROCÍO MENDOZA

Domingo, 24 de febrero 2008, 17:48

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

En la ciudad de Granada es difícil dar un paso en falso. Al menos, al volante. 31 ojos vigilan las 24 horas del día, los 365 días del año, el fluir de las principales arterias de la ciudad. 31 cámaras ubicadas en puntos estratégicos, con posibilidad de girar 360 grados y aproximarse a su objetivo más de 800 metros, para que no queden cabos sueltos en el control del tráfico: de Neptuno a la Caleta, de Tablas a Reyes Católicos, pasando por Puerta Real. Este sistema de vigilancia y control constituye la gran apuesta del área de Movilidad y Tráfico del Ayuntamiento de Granada. Y no es una exageración. En cuatro años, se ha pasado de disponer de siete cámaras en total a la citada cifra. Y en breve la familia contará con seis miembros más para vigilar tramos en Constitución y Beiro.

Las funciones de estas cámaras están divididas al cincuenta por ciento. La mitad sólo están destinadas a la vigilancia, para que desde el centro de control -el gran centro neurálgico del sistema, ubicado en las dependencias municipales de Los Mondragones-, los técnicos puedan pulsar el estado del tráfico con el fin de buscar soluciones y evitar congestiones. El resto de los dispositivos están destinados al control de accesos y carriles buses para detectar conductores infractores y sancionarlos con posterioridad. De este modo, ambos grupos tocan de lleno dos de los intereses básicos de la ciudadanía: el tiempo y el dinero. Esto último es quizá, lo que más preocupa. Y, a tenor de las cifras que maneja el Ayuntamiento, la inquietud está justificada. Todos los granadinos saben que las cámaras existen, de hecho todas están señalizadas con carteles que alertan de su presencia. Pero no todos las tienen en mente a la hora de conducir y cumplir con las restricciones impuestas. En la actualidad, existen tres que vigilan que ningún vehículo no autorizado -transporte público, residentes y visitantes de hoteles previa notificación- circule por las calles son tráfico restringido. Son los ojos vigías colocados en la calle San Matías, Recogidas y la calle Tablas.

Acceso restringido

Además, hay que sumar las cuatro que acompañan al sistema de pilonas San Luis, Pagés, Elvira y Reyes Católicos. El Ayuntamiento había apostado por retirar las pilonas para sustituirlas por cámaras, como se hizo recientemente en la calle Tablas. «Pero en puntos como el Albaicín, con una mayoría de visitantes extranjeros, el objetivo de restringir el tráfico -multar en este caso es secundario- no se cumpliría. De ahí que las estemos manteniendo», afirma el concejal de Movilidad y Tráfico, José Manuel García Nieto.

Por último hay que contar las que registran la invasión de los carriles bus, creados precisamente para dar prioridad a la fluidez del transporte público. Estas últimas suman ocho y están ubicadas en tramos diferentes, en ambos sentidos, en Gran Vía, Reyes Católicos, Acera del Darro y Puerta Real y Poeta Manuel de Góngora. La instalación de aquellas que controlen las matrículas en la avenida de la Constitución, por ejemplo, están pendientes de que finalicen por completo las obras.

La actividad sancionadora de este grupo es frenética. Según los datos facilitados por el área de Movilidad y Tráfico del Ayuntamiento, la media diaria es de más de 200 infracciones detectadas.

En el año 2007, entre las de control de accesos y las de carriles bus, registraron 78.445 conductores infractores. Casi 40.000 correspondieron a invasiones del carril bus. Jesús Muñoz, coordinador general del Área de Movilidad, considera que esta cifra no es muy elevada. Es más, matiza los datos al advertir que hubo un tiempo de parón en el sistema cuando se mudó la sala de control a Los Mondragones el año pasado.

En la actualidad, en el caso del carril bus, la media diaria de 'invasiones antirreglamentarias es de 300 cada día. Ahora bien, la capacidad administrativa del Ayuntamiento no da para dar salida a tal cantidad de multas a diario. Aunque tampoco resulta desdeñable. «Se emiten una cien cada día, ya firmadas», afirma el coordinador general del área.

En lo que respecta a las zonas de la ciudad, la que más conductores rebeldes detecta es la de Gran Vía. En el lado opuesto, con una cifra ridícula de sanciones, se encuentra las de Poeta Manuel de Góngora. «Es el carril más respetado de todos. Hasta los motoristas», puntualiza García Nieto.

El cerebro

Todos estos movimientos son observados desde el gran cerebro del sistema, la moderna sala de control ubicada en Los Mondragones. No obstante, tal y como explica García Nieto, la información es revisada por los técnicos es revisada entre 24 y 48 horas más tarde. Estas cámaras graban las imágenes para que, luego puedan servir como prueba a la hora de interponer una multa, pero su mayor logro es el sistema que permite la lectura automática de la matrícula. Esta información es luego 'escaneada' por el sistema, que comprueba automáticamente en la base de datos si el vehículo cuenta o no con una autorización. Si no lo está, la multa está cantada.

Ahora bien, el sistema no es infalible. Jesús Pulido, director técnico del área, reconoce que existe un margen de error de entre el 15 y el 20% en la lectura de las matrículas. «Por ejemplo, pueden confundir una S con un 5. Pero contamos con dos filtros más: el operador que comprueba los datos almacenados en el sistema y posteriormente, el policía que firma la multa. Así se reduce este margen de error al 2%», defiende. Otro de los problemas más frecuentes son la multas a ambulancias no registradas y otros vehículos de emergencia o a extranjeros cuyos hoteles no han notificado con tiempo a la central las matrículas de sus clientes. En estos casos, los citados responsables afirman ser siempre flexibles y retirarlas en los correspondientes plazos de reclamaciones.

Las hermanas amables de estas cámaras son las dedicadas al control del tráfico. Siete personas por turnos, un inspector de la Policía Local entre ellos, controlan el sistema informático que permite romper con los tiempos de frecuencia rojo/verde prefijados en los semáforos para descongestionar puntos conflictivos o enviar a policías locales para la regulación del tráfico.

Sorprende la cercanía con la que estas cámaras captan las calles. Pero los técnicos afirman entre risas no tener tiempo para mirar nada más que el tráfico y el ordenador. A lo sumo, les facilita la intervención a la Policía Local si se produce un accidente. Eso sí, tras muchas horas de observación, los espectadores de esta especie de 'gran hermano' han sacado una conclusión muy clara: «el granadino circula de carril, por los caminos tradicionales, los que cree más directos, porque no conocen rutas alternativas. Lo tenemos comprobado. A veces merece la pena dar un rodeo porque se tarda menos».

rociomendoza@ideal.es

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios