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REFORMA. Un grupo de adolescentes practica deporte en un correccional andaluz. / PIQUI
Granada es pionera en reeducar a delincuentes de menos de14 años
GRANADA

Granada es pionera en reeducar a delincuentes de menos de14 años

CARLOS MORÁN

Domingo, 17 de febrero 2008, 04:16

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¿Qué hacer con los niños delincuentes que ni siquiera tienen la edad -14 años- para ser juzgados? La pregunta se ha convertido en una de las 'vedettes' de la agitada precampaña electoral. Fue el mismísimo Mariano Rajoy, candidato del PP a la presidencia del Gobierno, quien introdujo la polémica en el toma y daca político que sacude a España desde hace semanas. Los populares ya tienen su respuesta: creen que la mejor medicina es la mano dura.

En este sentido, y en el supuesto de que gane las elecciones del próximo 9 de marzo, se han comprometido a rebajar la edad penal de 14 a 12 años en aquellos casos en que el delito tenga una especial gravedad o cuando el niño sea un reincidente contumaz.

Es una opción -muy controvertida-, pero no la única. Hay otras alternativas menos truculentas.

La Junta de Andalucía ha puesto en marcha un ensayo en Granada que, en lugar de apostar por la represión, se decanta por la reeducación de los infractores infantiles.

El programa, pionero en la Comunidad autónoma y que ha sido subvencionado por el Servicio de Apoyo a la Familia de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social, tiene un objetivo claro: que los chavales delincuentes menores de 14 años no lleguen nunca a estar delante de un juez. Es decir, justo lo contrario de lo que propone el PP.

La filosofía del plan, que arrancó el pasado mes de enero, es simple: 'judicializar' la vida de un niño -con todo lo que eso implica- no comporta beneficios.

Timbrazo a la vecina

La entidad encargada de sacar adelante el programa es la Asociación Ímeris, que tiene una aquilatada experiencia en la rehabilitación de delincuentes juveniles. Ímeris tiene actualmente asignada la labor de supervisar el cumplimiento de las medidas -condenas- que imponen los dos juzgados de Menores que existen en Granada a los adolescentes de más de 14 años.

Ímeris se interna ahora en un territorio que ya exploró en el pasado, pero en el que queda mucho por hacer.

Lo que sí parece es que no se trata de un problema alarmante. En España, los casos de delitos muy graves -violaciones u homicidios, por ejemplo- cometidos por chicos que aún no tienen la edad penal se pueden contar con los dedos de una mano. Son muy raros -y es absolutamente excepcional que un pequeño de doce años se vea involucrado en un crimen serio-.

Las estadísticas avalan que no se trata de una epidemia ni mucho menos. Según las fuentes consultadas por IDEAL, la Fiscalía de Menores abrió unos 300 expedientes en los que estaban implicados chiquillos que aún no habían alcanzado la edad penal -esas investigaciones se interrumpen y pasan a los servicios sociales de protección en cuanto se constata que hay un niño que, legalmente, no tiene responsabilidad penal-. Esa cifra, que corresponde a los años 2006 y 2007, puede parecer abultada, pero la realidad es bastante menos aparatosa. El 90% de esos casos, carecen de importancia: un niño que llama al timbre de una vecina, dos pequeñines que se pelean en la escuela, un garabato en una pared... Travesuras sin relevancia que, en general, no requieren ninguna actuación especial.

Robos con violencia

Una vez hecha la criba, los expertos de Ímeris se han quedado con una veintena de chavales, la mayoría de los cuales eran sospechosos de haber participado en robos con violencia. Es la infracción más grave con la que se han topado.

La participación en el programa es totalmente voluntaria: deben dar su consentimiento el menor o su familia, o ambos. No puede ser de otra manera. La Ley no permite que sean perseguidos.

Los medios consultados indicaron que los cuatro profesionales que Ímeris ha dedicado a esta misión tienen capacidad para atender a algo más de medio centenar de niños al año.

De momento, y dada la juventud del programa, no hay resultados, pero sí algunos datos estadísticos de interés: la práctica totalidad de los niños tienen entre doce y trece años. No hay más pequeños.

Una curiosidad: aproximadamente el 40% de ellos reside en alguna localidad de la Costa granadina.

El tratamiento no difiere demasiado del que reciben los delincuentes de más de catorce años. A grandes rasgos, de lo que se trata es de que reflexionen sobre su conducta y sean conscientes del daño que han causado. Con los chicos mayores funciona. El encierro en los correccionales queda reservado para los casos más graves. Casi siempre, los jueces de Menores optan por imponer castigos educativos a los infractores. Los resultados son positivos. ¿Por qué no habría de ocurrir igual con los más pequeños?

carlosmoran@ideal.es

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