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Tomás García Yebra. / COLPISA
Tomás García Yebra resucita a Larra en una corrosiva novela policiaca
Cultura-Granada

Tomás García Yebra resucita a Larra en una corrosiva novela policiaca

A. PANIAGUA. COLPISA

Domingo, 17 de febrero 2008, 04:16

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El escritor y periodista de la agencia COLPISA Tomás García Yebra ha alumbrado una novela policiaca atípica en la que denuncia los enjuagues y corruptelas en el mundo del arte. En 'Los crímenes del Museo del Prado' (Funambulista), García Yebra urde con humor corrosivo una intriga en la que detrás de los asesinatos emerge una sátira de la vanidad y la estupidez humanas. El escritor presenta a un Larra redivivo cuyas investigaciones detectivescas se entreveran con reflexiones sobre la vida, el arte y el periodismo.

'Los crímenes del Museo del Prado' es un relato mordaz que parodia la novela de detectives a través de situaciones disparatadas. Por obra y gracia del autor, un Larra cáustico y atormentado es llevado al Madrid de los años noventa para descubrir, con la ayuda del fotógrafo Fran Kapa, la mano criminal que acecha en las galerías de la pinacoteca. En la novela, Mariano Larra y Fran Kapa son dos experimentados periodistas a quienes se les encarga hacer un reportaje sobre una exposición de Velázquez que, para sorpresa de todos, es visitada por legiones de españoles.

El acontecimiento, que parte de un hecho real (la muestra de Velázquez fue vista por medio millón de personas en 1990) sirve para ilustrar los métodos poco edificantes que utilizan los dos reporteros en su oficio. «Es una novela de periodistas, pero también una novela que pone en solfa los peores vicios del periodismo», argumenta el autor.

Envidia

Nadie sale bien parado en esta historia. No puede ser de otro modo cuando muchos personajes del relato hacen suyo el aforismo que proclama este Mariano Larra resucitado: «La envidia es una de las grandes potencias del alma».

Buen conocedor del Museo del Prado, García Yebra hace un original repaso de las pinturas colgadas en la pinacoteca madrileña, desde El Bosco hasta Brueghel, pasando por Rafael y Velázquez, cuyas obras se imbrican con la trama policial.

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