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TRIBUNAABIERTA

A Esteban Valdivieso, ido ya entre cipreses

ANTONIO FERNÁNDEZ FERRER

Sábado, 16 de febrero 2008, 03:19

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DESDE su llegada a Granada, allá por los sesenta, las seis cuerdas de una guitarra, desde el bordón a la prima, han formado parte de sus manos. Le conocí en el Instituto 'Padre Suárez' -curiosamente el centro en el que ha impartido sus últimas clases- allá por 1965, pocos años después de pasar su infancia en Nador (Marruecos), donde nació en 1951. Pronto nos unió la afición a la canción y la composición y, en los recreos, tocábamos nuestras guitarras en una pequeña sala de ensayos que había en el sótano. Poco más tarde entramos a formar parte de la Tuna del Instituto, de la que Esteban fue delegado, y ya comenzaba a ponernos a todos al día de lo que se oía por la radio, con aquella facilidad envidiable que tenía para recordar notas y letras: canciones de Gelu, de Los Mustang, Los Sirex, Los Brincos... hasta llegar a memorizar los temas que habían seleccionado para los Festivales de Eurovisión: no había canción que no supiera, al menos, tararear, sino allí siempre estaba José Enrique Vílchez.

'El Valdivieso' logró -aún no me explico cómo- reunir a cuatro compañeros para formar un grupo de rock-pop que, por el éxito de 'Los Ángeles' en aquellos años, le dio por llamar 'Los Querubines', que quedaba muy sacro y eclesial pero efectivo, según él: Paco Pareja, Juan García Cubillas, José María Guzmán, Esteban y un servidor éramos esos alados individuos. Una formación musical con un poder adquisitivo bastante mediocre y que, ensayando con guitarras 'de palo', cuando actuaba tenía que pedir prestados 'los instrumentos' a grupos de más enjundia. Tuvimos una actuación, que Esteban calificó de memorable, en el Teatro Isabel la Católica en la que mezclamos canciones tan dispares como 'Anouska', 'Yummy, Yummy, Yummy', 'Nadie me quiere ya' y 'Hey Jude'.... En fin, las cosas del bueno de Esteban. La aventura querubínica no llegó demasiado lejos pero Esteban siguió colaborando con grupos granadinos, siempre con la guitarra de punteo y sus arreglos, y se lo rifaban 'conjuntos' como 'Némesis', con los que tuvo una gran aceptación.

Fueron pasando los años, los trienios, y hasta los lustros, hasta que en 1998, con motivo de la preparación de su primer CD, en solitario, Esteban me pidió un poema para musicarlo e incluirlo entre su selección para el disco. 'Perfumando amaneceres' fue, poco más tarde, la canción que abriría su trabajo 'Fumar en Berlín' y, como siempre, volví a sentirme orgulloso de contarlo entre mis más cercanos amigos, sobre todo en ese momento en el que dejaba de estar 'en segunda fila', que se mostraba el Valdivieso autor e intérprete. Las palabras que encabezaban ese florido y oloroso título me las había prestado la poetisa norteamericana Emily Dickinson: Cuántos se han ido ya de entre los que más me interesaron. Palabras que hoy cobran un significado gigantesco y definitorio.

Casi treinta años atrás (de 1969 a 1973) siempre había sido el talentoso soporte para aquellos cantautores que formamos parte de 'Manifiesto Canción del Sur', parto sin dolor del gran Juan de Loxa, y que disfrutábamos de los acordes de su guitarra y de los arreglos, impresionantes, que le otorgaba a cualquier tema musical que poníamos en sus manos: Antonio Mata, Miguel Ángel González, Carlos Cano, Enrique Moratalla, Raúl Alcover, Aurora Moreno ('Aynadamar' y 'Mar adentro') y yo mismo le teníamos a nuestro lado para sacarnos de más de un atolladero.

Pero Esteban, nuestro Esteban se merecía un auto-homenaje a tantos años de colaboraciones desinteresadas y totalmente altruistas: había llegado la hora de reivindicarse como cantautor con todas sus consecuencias. Así lo hizo y, con una selección muy acertada de colaboradores y poemas musicados, comenzó su andadura por este difícil mundo de la canción de autor publicando su segundo trabajo en el año 2000: 'Estabas tú en el humo', y su último CD, aún caliente, 'Poetas de todas las Al-Ándalus', con textos de Lorca, Cernuda, Alberti o Gil de Biedma. El escritor y pedagogo Fernando G. Lucini, en su libro 'De la memoria contra el olvido: Manifiesto Canción del Sur' reivindica asimismo la figura de Esteban Valdivieso dentro del fenómeno de la canción de autor en Andalucía.

Pero no quedaba la figura de Esteban circunscrita a ser cantautor. En un triple salto mortal, sin red, Valdivieso se integra en un proyecto didáctico-musical llamado 'Old Friends' en el que, por medio de la canción en lengua inglesa, un grupo de amigos -en su mayoría profesores de inglés- se propuso divulgar el idioma de Shakespeare a públicos de todas las edades. Y ahí estaba Esteban: cantando, mediante signos fonéticos que él inventaba, en una lengua totalmente ajena a él y de la que nos pedía el significado de las estrofas que, a la postre, formaban las canciones interpretadas. No sólo eso sino que, por su intensa capacidad compositora, pudimos llegar a componer (en inglés y con su música) más de diez temas, algunos de los cuales quedaron grabados en el Estudio de Fernando Romero en un CD que por ahí anda. Ver en el escenario a Esteban, nuestro Esteban, enfundado en una guitarra eléctrica y punteando, como el sólo sabía hacer, era simplemente un espectáculo para los sentidos. En este proyecto musical estuvimos implicados desde 1990 a 1999, publicando -siempre bajo la supervisión musical de Valdivieso- libros didácticos como 'Making Friends with songs' y 'Making friends with rhymes'.

El grupo 'Old Friends', hasta hace pocas fechas, seguía reuniéndose y llenaba de anécdotas y música estos encuentros. Todos los que formamos parte de esa formación (Jesús Muros, Adelina Ortega, Miguel Ángel Pérez, Jaime García, Plácido, Daniel Muros, Luis Fernández, Javi Cordovilla, Daniel Madrid, Neil Mc Laren, María del Mar Pardo y el que suscribe, entre otros) tendremos a Esteban siempre presente en nuestras vidas y enviamos un beso muy especial para Lupe y Luis Esteban.

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