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ÁNGEL RESA
Martes, 12 de febrero 2008, 04:28
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Harta de que la llamen caprichosa, la Copa ha decidido este año confirmarlo todo. Lo bueno y lo malo, bendecir a los mejores y sacar los colores al resto. De la cita vitoriana salen los equipos con certificados oficiales de acuerdo con lo mostrado durante las veinte primeras jornadas ligueras. Como ya se vaticinaba hace siete días, el torneo ha premiado al mejor baloncesto de España. Que a su vez, y no siempre cuadra, coincide con el más atractivo para los ojos del espectador.
Lo practica el Joventut de jóvenes exteriores descarados y pivots sobrios. De chicos capaces de encauzar debidamente el talento y secundarios conscientes de oficiar como cimientos. El conjunto bruñido por las trampas tácticas de Aíto, de nuevo Don Alejandro. Un técnico adaptado al medio, que lo mismo lideraba el Barcelona del 'basket-catch' que bruñe perlas para engarzar un baloncesto alegre, sin caer en las tentaciones de la especulación.
Triunfador moral
Habrá quien asegure que la Copa ha sido rácana con el Iurbentia Bilbao. Lo que no admite debate, con permiso del finalista Tau -una vez más en los focos y van...-, es la ratificación del cuadro bilbaíno como triunfador moral del campeonato. Sus resultados no son producto de la casualidad, sí de la 'causalidad'. El equipo de Txus Vidorreta brilla por el trabajo táctico en la forja diaria de La Casilla y la envidiable camaradería de su plantel. Permite poco más de 70 puntos cada tarde y de la capital alavesa se marcha con 69 y 68 puntos en contra.
La exhibición defensiva del Iurbentia ante el Barcelona quedará como una de las más bellas obras de contención coral. Sus 'dos contra uno' para llevar al hombre de balón rival contra la banda, mientras los interiores se obsesionan por tapar la línea de pase, las variante zonales, el 'triángulo y dos'... Recetas exquisitas para quienes valoran la textura de medio campo hacia atrás. Y en ello tiene mucho que decir el técnico, felizmente renovado por su directiva para la causa bilbaína.
Como el baloncesto pertenece a los jugadores conviene detenerse en las estrellas que han alumbrado el trofeo de Vitoria. Con más fulgor que ninguna otra, Rudy Fernández, por supuesto. Si esta es su Liga y la de Marc Gasol, el mallorquín ha acudido a la oficina de patentes para cincelarse el 'copyright' de la Copa. El hermano de Marta, la internacional que ahora juega en Polonia, ya es un jugador total. Técnicamente enorme, físico del siglo XXI, valiente y líder. El baskonista Pete Mickael y los 'iurbentinos' Huertas y Weis también reclaman un hueco en el podio de los honores. ¿Qué bueno eres, Marcelinho!
También las decepciones
La Copa también ha puesto la lupa para agrandar pecados colectivos e individuales. Entre los primeros debe apuntarse a Barcelona y Pamesa. De tanto doblar la cancha por la mitad para tejer un tratado sobre la defensa, a Dusko Ivanovic le queda un jeroglífico en ataque indescifrable. De no haber mediado Lakovic, el Barça no habría llegado a los 60 la primera noche contra el Iurbentia. La bofetada de los cuartos ante un Bilbao sin fisuras supone el divorcio definitivo entre el entrenador azulgrana y la ya muy mermada afición del Palau. Por su parte, el cuadro valenciano abandonó Vitoria con el triste distintivo de haberse marchado sin competir. Fue el único que se rindió de antemano, aunque también es cierto que enarboló la bandera blanca contra el campeón.
En cuanto a nombres, seguro que Josean Querejeta andará abatido por otras dos confirmaciones. Jasaitis no está y tampoco parece que se le espere. Y Planinic es ese tipo de jugador elegante y con fundamentos por el que vale la pena pagar una entrada. Sólo con un matiz, pero mayúsculo. Siempre que no actúe de base. Pelota convertida en yo-yo, la arena que baja en el reloj, ninguna ventaja cobrada, tres, dos, uno... Zoran se encuentra a siete metros del aro con el drama de no ser un tirador mientras los compañeros miran. ¿Y mira que éste también es bueno! Pero que le muevan las coordenadas geográficas.
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