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MUNDO

Las FARC ponen fin al suplicio de Clara y Consuelo

La guerrilla libera tras siete años de secuestro a las dos políticas colombianas en desagravio a Chávez por su mediación en el conflicto Las cautivas fueron entregadas a la Cruz Roja en una zona selvática secreta

M. LÓPEZ DE GUEREÑO

Viernes, 11 de enero 2008, 08:14

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Clara Rojas y Consuelo González por fin están libres. La pesadilla de casi siete años de secuestro en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) terminaba ayer por la mañana, pero la alegría se desbordó pasadas las tres de la tarde, hora local, cuando ambas pudieron abrazar a sus respectivas familias en la misma pista del aeropuerto de Maiquetía, en Caracas.

Las dos tenían un buen aspecto, como había adelantado a primeras horas del día el presidente Hugo Chávez, a quien no sabían cómo agradecerle la gestión. Los besos, abrazos y caricias se sucedieron entre Clara y su madre, quien le acariciaba una y otra vez el rostro. También Consuelo, abrazaba a sus hijas una y otra vez. A su alrededor, delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja, (CICR) y la senadora colombiana Piedad Córdoba -junto a Chávez promotora de este liberación- quienes les acompañaron en su viaje hacia la libertad desde las selvas a la capital de Venezuela.

Las primeras declaraciones fueron formuladas allí mismo, en el llano selvático. Todavía al lado del jefe del comando que realizó la entrega. «Estamos agradecidas en el alma por este acompañamiento que nos ha hecho, mil gracias, presidente (Chávez)», dijo Rojas. Después le pasó el teléfono satélite a su compañera de cautiverio. «No puede bajar la guardia presidente, los que quedaron le mandan a decir eso».

Ambas llevaban una camiseta azul marino. González con el pelo corto y las canas como temían sus hijas asomando sobre las orejas. Clara tenía el pelo, que luego enseñó, peinado en una media melena recogido en un moño. Hasta la selva habían llegado dos helicópteros venezolanos bajo bandera del CICR. Chávez anunció la víspera que tenía las coordenadas para el rescate. De inmediato, el Gobierno de Colombia dio luz verde para realizar el operativo. Durante doce horas, de seis de la mañana a seis de la tarde, suspendió las operaciones militares en la zona. Así en la madrugada llegaron los helicópteros hasta el aeropuerto de San José de Guaviare, una zona más selvática pero más llana y alejada de Bogotá que Villavicencio, centro de operaciones del frustrado operativo de rescate de diciembre.

A primera hora de la mañana salían para recoger a las mujeres. Una vez hecho esto, volaron directamente hasta la base de Santo Domingo, en el estado Venezolano de Táchira. Allí se cambiaron de ropa y subieron a un avión Falcón donde viajaron hasta Caracas. Tras su emotivo encuentro con las familias, las dos políticas fueron recibidas por el presidente venezolano en el Palacio de Miraflores con honores militares.

Extrema rapidez

Tras una larga jornada y después de la tensa espera que han soportado las familias, las FARC cumplieron lo prometido con Hugo Chávez. A comienzos de diciembre, la guerrilla se comprometió a entregar a las dos mujeres y el hijo de Clara Rojas -Emmanuel- al líder bolivariano como «desagravio» porque su mediación para lograr un acuerdo humanitario que dejara en libertad a los entonces 45 «canjeables» por unos 500 guerrilleros presos fue cancelada abruptamente por el presidente colombiano, Álvaro Uribe.

Ayer, con una rapidez extrema, sin alharacas y sin apenas prensa, se materializó lo que no pudo ser en diciembre, cuando delegados de siete países acudieron a la entrega fallida, según Uribe porque la guerrilla no tenía a Emmanuel en su poder y a causa de los combates que se mantenían en la zona de acuerdo a las FARC.

El tiempo ha validado la hipótesis de Uribe, aunque inicialmente Chávez dijo que su colega pretendía «dinamitar» la entrega y el acuerdo humanitario. El líder bolivariano llegó incluso a plantearse romper relaciones con el país vecino. Pero la guerrilla volvió a respaldar la mediación de Chávez.

Por su parte, el portavoz del CICR, Yves Heller, agradeció en nombre del organismo humanitario la colaboración de los gobiernos de Colombia, Venezuela, y a las FARC «que permitieron el éxito de la misión humanitaria», pero expresó su preocupación por «la suerte de los demás rehenes en poder de los grupos armados» y de sus familias. Reiteró que «como organización neutral, imparcial e independiente, que el CICR seguirá buscando todos los mecanismos posibles para obtener la pronta liberación de los rehenes».

De todas formas, la alegría era indescriptible entre las familias no sólo de las mujeres, sino también en la de otros secuestrados que ven abrirse una rendija para que sus seres queridos también puedan regresar a sus hogares. «Bienvenida hija de mi alma, bienvenida hija de mi corazón», dijo Clara de Rojas, la madre de 'Clarita' poco antes de su esperado encuentro en Caracas.

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