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INCORDIO. Luque es derribado por Reyes en una de las aproximaciones del Granada 74 al área atlética. /GECA SPORT
Pide el 'Pupas', paga el '74' (1-1)
Granada-74

Pide el 'Pupas', paga el '74' (1-1)

El Atlético de Madrid hace valer el resultado de la ida para eliminar al Granada 74 de la ronda copera, en un choque con tímidos intentos rojillos por amedrentar a su oponente

DANIEL OLIVARES DAWSON (ENVIADO ESPECIAL)

Jueves, 3 de enero 2008, 10:49

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LA teoría lógica del fútbol se cumplió esta vez: el grande elimina al pequeño, más si llega con ventaja al choque de vuelta de una eliminatoria copera y con el factor campo a favor. El Atlético de Madrid había dejado empujado al Granada 74 al arcén en Motril, en la histórica ida celebrada en el Escribano Castilla. Ayer lo sacó de la autopista copera con un triste empate.

Y eso que Aguirre no despreció al Granada 74, a pesar de que ofreció un 'once' inicial con algunos cambios. Su amplia plantilla le permite lujos como el de dejar a Diego Forlán en el banquillo. Sin el uruguayo, que salió en la segunda mitad, y sin el sancionado 'Kun' Agüero, el Atlético se queda en un equipo con aspiraciones de permanencia en Primera. Aunque eso, que es poco con Reyes, Luis García, Cléber o Jurado en el campo, le basta para frenar al tran tan a un Granada 74 voluntarioso, valiente y que, salvo Benja -se quedó en Granada-, puso sobre el césped del Calderón toda la carne que tiene en su nevera.

Quizá por eso y porque advirtió que el equipo rojillo le estaba alterando su mexicana tranquilidad, Aguirre dio entrada a Forlán por De las Cuevas y a Raúl García por Cléber en el primer cuarto de hora de la reanudación. Y es que el '74' extrajo petróleo de las mismas bolsas de siempre, las de Aranda y Luque, aunque acompañados esta vez por un par de remates de cabeza de Gaika Saizar. El delantero malagueño demuestra a cada partido que la Segunda División se le queda pequeña a poco que se aplique. Quizá no encuentra el gol con facilidad, aunque no huelga en buscarlo. Pero lo que le hace especial es que arrastra a su equipo a empellones, con controles de espaldas al área e, incluso, incordiando a todo un internacional colombiano como Perea.

Vacilón Reyes

La actitud pasiva de Reyes, que acudía a los saques de córners como quien pasea por El Retiro de Madrid y a quien la afición atlética sigue demostrando con pitos que no perdona su pasado blanco -no ocurre igual con Jurado-, fue el ejemplo de la cara con la que afrontó el cuadro colchonero el partido en casa contra el Granada 74. El 1-2 de la ida era una renta más que suficiente y lo fue más con el gol de Mista en la segunda mitad. Se hizo esperar porque el Atlético no hizo méritos para encontrarlo. Salvo por la sutileza elegante de Jurado en el mediocampo, los de Aguirre aburrieron a su parroquia en la primera parte, que se distrajo en esos minutos con la noticia del empate momentáneo de la eliminatoria entre el Real Madrid y el Alicante, llegada desde la otra orilla de la capital de España.

El caso es que Forlán dio la razón al 'vasco' Aguirre. Su entrada trajo, en apenas unos segundos, las primeras sensaciones de peligro para la portería rojilla. Aunque la primera ocasión de gol del partido apareció un poco antes del doble cambio, con un centro desde la banda derecha que José Juan vio pasar por encima de sus puños y que Cléber Santana no pareció esperar en el segundo palo. El remate de cabeza del brasileño por encima del larguero del centrocampista rojiblanco, con toda la portería para él, denotó su sorpresa ante el fallo del guardameta vasco.

El gol de Mista llegó un cuarto de hora después, en un centro de Reyes. El delantero atlético le dio emoción a la cosa, pues en su intento de rebasar a José Juan casi pierde la oportunidad de sentenciar la eliminatoria. Un mano a mano parecido habían protagonizado Aranda y Falcón en la primera mitad. El tercer portero atlético evitó el gol con su cuerpo y envió el balón a córner, pero no despejó la emoción que el Granada 74 generó en la fría noche madrileña que se vivió en el Vicente Calderón.

El tanto postrero del empate, obra de Aranda, con el tiempo cumplido y de falta directa, fue un pequeño pero justo premio para un equipo que le echó arrestos toreros para no dar por terminada la eliminatoria con el 1-2 de Motril. El '74' mereció salir airoso de la ribera del Manzanares. Lo hizo, aunque se acabase su sueño copero temporal. Vuelve la Liga.

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