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Dos modelos desfilan con una propuesta de Duyos.
Schlesser se pone el pijama en una jornada setentera

Schlesser se pone el pijama en una jornada setentera

Davidelfin se escuda en las bufandas de estética futbolera para contagiar su orgullo por lo español mientras Juanjo Oliva se regodea en una colección de fiesta maravillosa

Gloria Salgado

Viernes, 19 de febrero 2016, 08:50

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Davidelfin ha sido el encargado de abrir el calendario oficial de Mercedes Benz Fashion Week Madrid, con las bufandas de estética futbolera como eje de la colección, tanto integradas en las prendas como dándolas forma. Lejos del fanatismo que se supone que representan, el malagueño intenta trasladar la pasión y el orgullo por la moda española, relegada a un segundo plano en las revistas nacionales especializadas en el sector textil.

Para dar forma a su propuesta para el otoño/invierno 2016/2017, David ha delfinizado el escudo de España, ha utilizado flecos, ha abusado de cremalleras y, como no podía ser de otra manera, ha enfatizado las referencias a David Bowie y su canción Hero porque él, según ha explicado, se siente un héroe por poder seguir haciendo lo que le gusta. Lo más destacado son los Levis 501 customizados uno a uno por el propio diseñador y una línea diferenciada con delfines bordados que hoy mismo ha sacado a la venta en su tienda online, con precios que oscilan entre los 50 euros de las camisetas a los 150 de los vestidos. Un punto a su favor.

Bowie también ha sido parte importante del viaje psicodélico de Agatha Ruiz de la Prada por los 70, una época que fascina a la diseñadora. La firma muestra la evolución de las universitarias setenteras con camisetas en felpa y logos clásicos de animadoras a jóvenes hippies -con punto, tricot, lanas flecos y mucho poncho- o pijas -vestidas con pantalones plisados, rayas y cuadros-. Ambas comparten protagonismo con la atracción por lo sobrenatural, representada con ovnis en un claro homenaje al artista Keith Haring, y guiños al look safari. Las rayas toman volumen y se convierten en cintas que arropan terciopelos estampados y acolchados en la fase adulta. La noche se pone interesante con siluetas menina, kimonos y grandes solapas con lentejuelas estampadas en mate y muselina de seda con encaje de polipiel de espejos.

Los desfiles de la tarde han dado comienzo con Juanjo Oliva. El modista ha superado la fase de Elogy y puede regodearse en una colección de fiesta exclusiva para El Corte Inglés, con la peletería como principal novedad, mientras que en verano se atreverá con una colección cápsula de novia. En esta ocasión se trata de una propuesta cosmopolita y sofisticada que mezcla print ruso con telas aztecas, tejidos japoneses y colores chinos. Las siluetas de los años 40 y 70 juegan con diferentes volúmenes para dibujar a una mujer europea con un toque oriental, con el fajín y los flecos como protagonistas de vestidos de invierno y pantalones con cintura alta. Juanjo se ha soltado y ha encantado.

Y a pocos les gusta tanto una fiesta como a Hannibal Laguna. El modista se ha inspirado en los detalles de la madrileña milla de oro para confeccionar una colección de noche en negro y las distintas tonalidades de oro. Desde las aldabas de un pórtico de la calle Ortega y Gasset, el suelo hidráulico del barrio o unas rejas de Lagasca. Diferentes estructuras para diferentes tipos de mujer. A diferencia de lo que es habitual, Laguna solo ha sacado a la pasarela un palabra de honor, el resto de escotes, a excepción de uno barco en una peculiar versión de chaqueta de smoking, son cerrados. Lo que no cambia son sus tejidos: lurex, seda, jacquard.

También en su línea ha estado Duyos. La firma sigue fiel a los valores de siempre, representada en la artesanía de las prendas. Delicados brocados, muselinas con lentejuelas, pedrería y plumeti dan vida a una línea que se recrea en las historia del vino, que narra a través de dos cuentos: Caperucita roja para la parte bañada en rojo y El lobo y la luna para la rosa, que eleva los volúmenes gracias al lurex. Para la noche, Juan ha escogido encajes con organzas, pedrerías con seda y trabajados lazos en contraste con la pata de gallo y el paño con toque de los 70 para el día.

Para clásicos, Ángel Schlesser, que pese a diferenciarse claramente del resto, siempre consigue un punto de inflexión que guste y sorprenda a partes iguales. El modista ha apostado por la unión de elegancia y comodidad para una mujer sobria y femenina mediante siluetas holgadas que hacen un guiño a la ropa de estar en casa y a las prendas deportivas de inspiración militar. Los abrigos, a modo de batín, se alargan y envuelven con calidez el cuerpo. Debajo, camisas de popelín, vestidos lenceros y pijamas en crepe hablan de una sensualidad discreta, con el pantalón siempre amplio y largo. Colores como el verde agua, el caqui y el rojo se incorporan para animar una paleta de básicos invernales: blanco, beige, camel, marino y negro. De noche, vestidos largos de líneas depuradas, hombros descubiertos, lentejuelas, detalles de encaje y transparencias.

Una pena que el homenaje de Montesinos a los grandes creadores españoles haya hecho que la jornada acabase con un sabor agridulce. Ha utilizado la paleta de colores neutros para bañar su eterno punto a mano para vestidos cortos y largos, abrigos e incluso pantalones. Las transparencias llegan en encajes, tules, con aplicaciones de metal y piel, aunque sin dejar de lado paños, lanas y sedas con estampación de reliquias de la iconografía católica, con el burdeos de fondo y el oro como marco. Para el valenciano menos no es más.

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