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Francisco saca este mes nuevo disco. Se titula '35'.
«Mi único vicio es la cerveza»

«Mi único vicio es la cerveza»

Francisco regresa con un disco, con «más ilusión que nunca», y con la sinceridad intacta: «La mujer no necesita que le pongan falditas a los semáforos»

ARANTZA FURUNDARENA

Sábado, 14 de enero 2017, 09:59

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Francisco. A secas, sin apellidos. Cuando al teléfono dice «Soy Francisco» y le preguntan «¿Qué Francisco?», él responde «Francisco, el cantante». Y funciona. Además, alguna vez que se ha identificado como Francisco González, su nombre y apellido reales, le han confundido con el presidente del BBVA... Francisco de jovencito quiso triunfar en la música con el apodo de 'Frango'. Pero fue por poco tiempo. Frango en portugués es pollo. Ahora puede presumir de ser tocayo del Papa. Le llovieron «cientos de whatsapps» el día de la proclamación de Bergoglio dándole la enhorabuena por la coincidencia. Este valenciano y español militante, a sus casi 58 años («me caerán el 5 de febrero»), romántico cuando canta y polémico cuando habla de política, se confiesa más ilusionado que en sus comienzos. El próximo 27 de enero saca a la venta un disco que recoge su último concierto en Madrid con la Orquesta Filarmónica del Mediterráneo. Se titula '35'. Los años que lleva cantando.

Quizá porque su padre murió a los 39 y él, el mayor de seis hermanos, tuvo que dejar el colegio a los 13 y ponerse a trabajar para mantener a la familia, a Francisco no le asusta envejecer... «¿Que Raphael no quiere que sus nietos le llamen abuelo? ¡Ja, ja, ja! -se carcajea-. ¿Y entonces cómo quiere que le llamen? Yo acabo de tener mi quinta nieta y a mí se me abren las carnes (de gusto) cuando mis nietos me llaman yayo, que es como se dice abuelo en la zona de Valencia». Y es que este alcoyano no está dispuesto a perseguir la eterna juventud como su paisano Camilo Sesto. «Mis arrugas las tengo gracias al sacrificio, a la alegría y a las penas. Y mi pelo se va quedando cada vez más blanco pero no me preocupa porque no se me cae». A Julio Iglesias lo admira. Pero está muy lejos de envidiarlo. Sus amigos suelen decirle: «Tú, con esa voz, si vivieras en Estados Unidos ya tendrías un jet privado». Y él siempre contesta: «Ya, pero entonces tendría que pasarme la vida dando conciertos para pagar al piloto, el avión y el queroseno». Porque Francisco, a estas alturas de su vida, dice haber descubierto algo... «Que lo más difícil para cualquier ser humano es encontrar el equilibrio entre lo que uno tiene y lo que quiere conseguir». Él cree haberlo logrado. «Tengo a Paca, una mujer a la que quiero y me quiere, llevamos 25 años juntos; tengo cuatro hijos, cinco nietos, buenos amigos... Y me encanta tener tiempo para disfrutarlos. Además, me cuido bastante, acabo de venir de caminar 14 kilómetros. Mi único vicio es que me gusta la cerveza».

Todo ese mundo perfecto se desvanece cuando se mete en política. A este antiguo simpatizante del PP, actualmente más cercano a Ciudadanos, que ha grabado hasta dos veces el himno de Valencia, se le abren las carnes (pero de indignación) con la llegada de Compromís al poder. «Somos más los que piensan como yo que los que piensan como ellos -afirma-. Nos gobierna un partido que no ha sido elegido por el pueblo, es como un juego de trileros, aunque esté dentro de la legalidad... A fecha de hoy no hay que discutir la posición de la mujer en la sociedad como para andar poniendo falditas a los semáforos». De sus improperios en Facebook contra Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalidad Valenciana, a la que llamó «descerebrada» y «escoria», todavía se arrepiente. «Ya pedí disculpas en su momento». Aquella agria trifulca le llevó a abandonar las redes. Escarmentado, Francisco se proclama hoy defensor de la mujer en general («hace décadas declaré que España será un gran país cuando lo gobierne una mujer») y de las maltratadas en particular, para las que exige más protección. Pero aún le queda en la recámara alguna bala contra lo políticamente correcto: «Me parece innecesaria la celebración del orgullo gay -dispara-. No por estar en contra de los gays, sino porque a día de hoy los veo perfectamente integrados en la sociedad».

La infidelidad de los 22 años

Mientras calienta la voz para regresar a la lírica («trabajo durísimo, no soy ningún fantasma»), el intérprete de 'Latino', en cuya letra se definía como infiel, aclara que entonces a sus 22 años, «cuando tantas chicas querían conocerme» la infidelidad era inevitable, pero que hoy él es «un hombre muy bien casado». Porque además... «Buena es mi Paca -dice-. Si se entera de que ando tonteando con otra me corta la coleta... ¿Qué dices, cariño? (pregunta Francisco, al otro lado del teléfono). Ah, no, que dice que no me corta la coleta, que me corta el cuello, ja, ja, ja... Los dos tenemos mucho carácter».

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