"¡En mi vida me he puesto yo a dieta! ¡Paso!"

-¿Soñaba ya de niña con la corona de Miss?

-¡Qué va! Era atleta, y muy estudiosa, pero no tenía claro a que me quería dedicar. Cada día decía una cosa. Y al final, he acabado en una profesión en la que soy muchas cosas a la vez.

-¿Qué hace para sentirse bien?

-Bikram yoga, que me ayuda a conectar conmigo misma. El año pasado no pude hacer nada, porque con tanto trabajo necesitaba guardar energías para la tele y el teatro. Y ahora, como estoy rollo oficina, necesito cansar el cuerpo.

-¿Era de letras o de números?

-¡De letras! Escribía mis cuentos, mis historias... Y ahora escribo en mi blog. Todo tiene sentido. Hay que hacer caso a lo que uno le gusta de pequeño, porque te da pistas de a lo que te debes dedicar.

-Por aquella época, ¿era la sex simbol de la clase?

-¡Pasé por varias fases! En la adolescencia estaba fatal: tenía muchos granos y lo pasé muy mal. Pero como estaba metida en mi mundo del atletismo, me da daba un poco igual. No era nada coqueta, era muy chicote y siempre iba con mi trenza. Mi vida era el atletismo y los estudios. ¡Y ya está!

-¿Le hubiera gustado ser atleta profesional?

-De hecho, me quería dedicar a ello pero las lesiones me pasaron factura: empecé con tendinitis, después me fracturé la cadera... Llegaba siempre a los campeonatos de España mal y tenía que correr infiltrada... El deporte me ha dado una serie de valores que aún hoy conservo: la disciplina, la constancia, luchar por las cosas...

-Como buena velocista, ¿ha tenido que salir corriendo en muchas ocasiones?

-Ja, ja, ja. ¡Sí, he tenido mis momentos de tierra trágame!

-¿Cuáles?

Alguna vez me ha sobrepasado la situación por la calle, porque quería atender a todo el mundo y no daba abasto. O de repente, el típico día que sales de casa con unas pintas increíbles y tienes paparazzi en tu puerta. Y dices: ¡Dios mío, tierra trágame!

-Recién coronada Miss Alicante le pusieron a dieta. ¿Fue duro?

-Pero no fueron ellos. Vine a probar suerte a Madrid porque me quería dedicar al mundo de la moda y en las agencias de modelos, como era atleta, me decían que estaba muy fuerte y rellenita, que no cumplía con los cánones. ¡Tenía unos músculos muy potentes! Entonces me desilusioné un poco, me volví para Alicante y al dejar de entrenar tan bestia, el cuerpo se me encogió y empecé a adelgazar. ¡En mi vida me he puesto yo a dieta! ¡Paso!

-Con lo maravilloso que es comer, ¿verdad?

-Sí, es un concepto de vida. Eres lo que comes. Así que intento que mi alimentación sea sana y equilibrada, ¡pero no por estar monísima de la muerte y delgadísima! De vez en cuando claro que me como una tortilla de patata, pero luego lo compenso.

-Y siendo alicantina, ¿no se come una buena paella?

-¡También! He pasado allí este fin de semana y he estado tres días comiéndola. Aprovechando que hacía mucho que no bajaba. ¡Muy fuerte!

-Buen rollo con su ex

-¿Qué verano de su vida recuerda con más cariño?

-Los de mi infancia. Porque los últimos he estado trabajando y no he tenido vacaciones, y este tiene la misma pinta. Y afortunadamente, ¿eh? ¡No me quejo! Pero cuando era pequeña iba a las playas de San Juan o del Postiguet (en Alicante) con mis padres y allí hacía castillos de arena, chapoteaba en el agua y jugaba con ellos. Ahora es más difícil estar todos juntos. Me traen mucha nostalgia esos veranos.

-¿Cómo es Vanesa Romero en la intimidad?

-¡Soy un persona muy normal! Sencilla y siempre intento que la gente de mi alrededor esté bien. No tengo manías raras.

-Su pareja es batería. Sus vecinos estarán contentos, ¿no?

-¡No! (risas) Es bastante tranquilo, tiene su local de ensayo y no molesta. En casa toca alguna vez la guitarra, pero la batería no. ¡Sería una guerra en la comunidad! No le hago yo esto a mis vecinos...

-Ha confesado que le gustaría ser madre. ¿Se pondrá en breves manos a la obra o lo ve lejano?

-¡Tampoco me planteo mucho el futuro! Pero sí quiero vivir esa experiencia cuando surja.

-Se lleva genial con su ex, Alberto Caballero (director de La que se avecina). ¿Cuál es el secreto?

-Hay que ser maduros emocionalmente y centrarse en que han siete años. Nos hemos querido mucho y es lo que tiene que primar.

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