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«Matías Prats ha vuelto hecho un pincel»

«Matías Prats ha vuelto hecho un pincel»

Iba para arquitecta, pero la vocación la convirtió en periodista. Mónica Carrillo vende su novela 'Olvidé decirte quiero' como churros. «¡No me lo creo!»

nuria rozas

Martes, 3 de mayo 2016, 09:53

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Mónica Carrillo (Elche, 1976) se ha bajado de los tacones, se ha quitado el corsé del telediario y ha dado rienda suelta a su pluma y a su imaginación. ¿Su fruto? La novela 'Olvidé decirte quiero', en la que habla sin tapujos del amor, la muerte y el sexo a través de Malena, su protagonista, que tras un accidente de coche se plantea todas las conversaciones que tiene pendientes con sus seres queridos.

-¿Qué tiene el amor que no para de escribir de él?

-Todos los seres humanos tenemos en común nuestra capacidad de emocionarnos, de sufrir y de amar. Y en esta novela hablo del amor más genérico, Malena piensa en su familia, en su ex, en su mejor amiga...

-Otro de los temas centrales es la muerte. ¿Le preocupa?

-La ficción me permite reflexionar y que el lector también lo haga. Vivimos de espaldas a la muerte, a la enfermedad, al dolor, a envejecer... Es una obviedad, está ahí, pero hacemos como si no estuviera. ¡Es curioso!

-Le dedica el libro a su hermano. A su «norte», su «refugio».

-Es mi pilar porque somos solo dos hermanos y él es el mayor, así que ha sido mi héroe, mi referente, mi guía. ¡Y mi todo! (Risas) ¡Le podría escribir una novela! Yo soy muy familiar, el primer libro se lo dediqué a mis padres y este segundo tenía que ser para él.

-Es la pequeña. ¿Ha sido la mimada?

-(Se ríe) Han intentado que no y me alegro. Pero los pequeños nunca dejamos de serlo... ¡Me da esa sensación! No he sido una niña muy consentida ni mimada porque mis padres nos han enseñado el valor del esfuerzo y la justicia.

-Tiene dos carreras y habla cuatro idiomas. ¿Fue una ratilla de biblioteca?

-¡He estudiado esos idiomas, pero no significa que los hable ahora! (risas). He sido buena estudiante y en eso mi hermano ha sido una referencia. Él era excelente en Ciencias y yo seguí sus pasos, hasta que al final me di cuenta de que lo que me gustaba era hablar.

¿Se disgustaron sus padres cuando les dijo que quería ser periodista?

Sobre todo porque somos de Elche y solo había facultades en Madrid y Barcelona. Se veía muy lejana la posibilidad de estudiar fuera y pensaban que no tenía salidas. ¡Las famosas salidas! Era muy complicado, yo escuché a mi entorno y seguí estudiando Ciencias. ¡Pero no me veía en una obra trabajando como arquitecta (cursó estudios de ello)! El periodismo era mi vocación.

-¿Le costó encontrar trabajo?

-Empecé en la agencia EFE enseguida, después conseguí la beca de Televisión Española para el telediario nacional y luego vinieron a buscarme de Antena 3. ¡He tenido mucha suerte!

-¡También la llamaron de Telecinco!

-Ja, ja, ja. Sí, me han tentado. Es halagador y lo agradezco, pero estaba muy bien en Antena 3 y consideré que debía quedarme.

-¡Se quedó con Matías Prats antes que con Piqueras!

-Ja, ja, ja. ¡Esa no era la elección! Pobre Pedro... ¡Que es muy majo!

-Eligió al guapo.

-(Risas) ¡Llevo mil años con Matías! Somos ya como de la familia.

-¿Le han salido muchos admiradores con la novela?

Siempre que sales de la zona de confort, en mi caso los informativos, llama la atención. El mayor vértigo lo sentí con la primera y recibí la sorpresa del público, de los seguidores o admiradores, es que no sé como llamarles, ja, ja, ja. (Mónica es tan pudorosa que le da vergüenza la palabra admirador). Con la literatura se crea un vínculo muy íntimo entre el escritor y el lector: yo lo escribo de manera muy íntima y luego ellos lo leen en soledad.

-¿Es autobiográfico?

-No, no me interesa nada contar mi vida. Pero sí que lo paso por mi filtro y emociones. Me inspiro en la vida, en mis recuerdos de infancia y en lo que me han contado.

El cajón de los tacones

¿Cómo lleva trabajar cuando el resto descansa?

¡No descanso nunca! (risas) Si me quejara sería una desagradecida. ¡Además, me acaban de decir que es el libro más leído en España! ¡No me lo creo! Estoy como una niña con zapatos nuevos. El fin de semana pasado me lo cogí libre para ir a Sant Jordi, ¡Le dije a Matías: 'Ahí te quedas'! (risas)

Pues casi se queda sin su Zape en los informativos cuando le operaron del ojo. ¿Cómo lo ha llevado?

Preocupada porque somos compañeros y amigos. Pero tenía confianza, sabía que iba a volver. ¡Y ha vuelto hecho un pincel!

Piqueras tiene una nevera con yogures en la redacción, usted guarda los tacones en su cajón... ¿Los presentadores no tienen casa?

Ja, ja, ja. ¡Eso parece! Es que pasamos muchas horas allí metidos y yo no me subo a los tacones hasta que no quedan tres minutos. Son indispensables para el informativo, pero no para lo demás.

¿Ha tenido algún contratiempo con ellos?

Sí, porque apuro mucho a cambiarme. A menos diez me dicen siempre: 'Corre'. Hace dos años, en Sant Jordi, me rompí el meñique. Ahora salimos de pie, así que durante un mes largo estuve con botas. Y al despedirnos, que dábamos un paseíllo, yo le decía a Matías: '¡No corras que no llego!'.

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