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El árbitro de La Sexta

El árbitro de La Sexta

Iñaki López soñaba con ser «como J.R. en ‘Dallas’» pero alguien vio en él «a un monstruo de la tele». Sus jefes de ‘La Sexta Noche’ dicen que es «insustituible» y él saca pecho por los suyos, hasta por Marhuenda

yolanda veiga

Viernes, 25 de septiembre 2015, 00:34

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Es solo «postureo» para la foto porque las cazuelas están vacías. Iñaki López (Portugalete, 1973) solo practica «cocina de supervivencia» y su techo entre fogones acaba en la pechuga de pollo «cortada en laminitas y preparada con ajo en cazuela de barro, como si fueran angulas». Es más gourmet que cocinillas y «fan» del pescado a la brasa. El bacalao le gusta... repartirlo sobre todo, cada sábado en La Sexta Noche (21.30 horas). Con esa cara de chaval pasaría por grumete, hasta que le visten «de almirante», claro «esos trajes estilizan a cualquiera, ¡si parezco un brazo de mar!». Acumula dos años y medio en horas de navegación, con buen rumbo y mucha travesía por delante el 27-S, que calientan esta noche con un especial sobre Cataluña con los candidatos, las elecciones generales....

Cuando le ofrecieron presentar La Sexta Noche aceptó «en cinco minutos». Le pidieron un 4% de share, pero están casi en un 12%. «Y alguna vez hemos pasado del 16%», puntualiza orgulloso César González Antón, director de La Sexta Noticias, área de la que depende el programa de los sábados por la noche. Él fue uno de los ojeadores de Iñaki. «Le habíamos visto en el magacín Pásalo de ETB y nos dimos cuenta de que manejaba bien los debates sensibles, con abertzales cañeros y gente en la otra punta. Buscábamos una cara nueva y ahora es insustituible. Tiene empatía, una paciencia brutal y esa seguridad que hace que no le afecten las chorradas que digan de él». Y Alfonso Rojo ha dicho algunas porque no le perdonó que le echara del plató por llamar «gordita» a Ada Colau. «No tenemos ninguna relación, no tengo nada que decirle», zanja el presentador vasco. Y no es de los que se callan... «Su faceta más desconocida es la vis cómica», descubre González Antón, y abre un poco la cortina del backstage, ya de madrugada. «Cuando acabamos el programa nos juntamos a rematar el jamón que ha sobrado del catering e Iñaki hace unos monólogos que si se emitieran serían una locura de audiencia».

  • De Pablo Iglesias le gustó que «no era rollero», Anguita le sube la audiencia y no pierde la esperanza de entrevistar a Rajoy

La controlan (la audiencia) al minuto, y desvelan algún dato de la fórmula secreta que ha consagrado a La Sexta Noche como la referencia informativa. «A Julio Anguita no le votarían mucho, pero en audiencia funciona de maravilla. Tiene una oratoria impresionante», le reconoce López, y aprovecha la ocasión para recordar a Mariano Rajoy que todavía no ha ido al programa. «Es con el que más lo hemos intentado. Le vi en la fiesta de aniversario de los 25 años de Antena 3 pero es difícil acercarse con esa guardia pretoriana que lleva». A Gallardón, cuando era ministro, lo abordó un día por la calle. «Estaba paseando a los perros, le animé a venir al debate, me aseguró que lo pensaría pero no se presentó nunca. Zapatero también fue todo sonrisas... y nada».

Pablo Iglesias repitió cuando no le conocía nadie.

Le habíamos visto en La Tuerka y nos pareció vehemente e interesante, nada rollero. Se fajaba muy bien en campos ajenos. Él fue el primer sorprendido con el resultado de las elecciones europeas.

El examen de Andrea Ropero

  • «Nos llaman los roedores»

  • «Cenamos un bocadillo antes de empezar y en los descansos Iñaki y yo nos escapamos a picar queso, almendras... Dicen que somos como roedores», cuenta Andrea Ropero, la copresentadora.

  • Un café

  • Andrea e Iñaki no se conocían de nada antes de La Sexta Noche y hoy son «íntimos amigos». «El primer día nos fuimos a tomar un café. Desde ese momento hubo sintonía. Iñaki no tiene aires de grandeza. Todo lo contrario, pone las cosas muy fáciles a todo el equipo», cuenta ella.

  • «Es un desastre con los nombres»

  • «Tiene una memoria increíble para los datos y se prepara a conciencia las entrevistas pero con los nombres es un desastre. A mí me ha llamado Sandra varias veces en directo (risas). Y a dos tertulianas les puso en una ocasión el mismo nombre».

La Sexta Noche fue el trampolín del dirigente de Podemos y también ha convertido en personajes mediáticos a tertulianos como los polémicos Eduardo Inda y Francisco Marhuenda. «Puedes no estar de acuerdo con ellos, pero comunican bien, controlan el medio. Marhuenda es, además, un tío divertido y amable. Da las buenas tardes al llegar y las buenas noches al marcharse y si la semana pasada tenías catarro, se acuerda».

¿Los rifirrares son cien por cien auténticos?

Sí, se enfadan de verdad. Cuando viene Pablo Iglesias, Inda y él se saludan pero nada más, no se ponen a hablar del partido del Atlético de Madrid. Juntos pero no revueltos, aunque luego se encuentran en maquillaje, que es un cuello de botella, y no les queda más remedio que estar sentados al lado. Entonces se desean buena suerte, como los gladiadores de Spartacus.

Él observa la contienda desde la posición «del buen árbitro que sabe cuándo salir del plano». «Empuja el programa, pero no se pone delante, aunque torea muy bien, porque menudos morlacos...», le aplaude el director de La Sexta Noticias. De todas formas, Iñaki sale igual de favorecido en el plano largo que en el corto porque durante años ha sido uno de los rostros fundamentales de ETB, donde ha presentado El submarino amarillo (con Emma García), Lo que faltaba, Pásalo, Iñaki y cía, La caja negra... Al frente de muchos de estos espacios, Arri Granados, directora de contenidos de la productora K2000. «Es un cielo y muy disciplinado, nunca hemos tenido una queja. Le descubrimos en Telebilbao, haciendo un programa que se llamaba Que te pego con el pico de la plancha y cualquiera que se dedique al negocio audiovisual se habría dado cuenta de que es un monstruo, un puntazo». No desata Iñaki los lazos con la autonómica vasca, donde sigue haciendo reportajes. Y prueba de la amistad que le une con sus antiguos jefes, invitó al estreno de La Sexta Noche, en enero de 2013, a Arri. «Me emocioné, me siento muy orgullosa».

Si Iñaki se emociona al recordar sus comienzos, lo camufla con la guasa. «La tele local fue una escuela fantástica. El otoño bilbaíno es complicado y recuerdo que salíamos a hacer encuestas poco serias a la calle. Nos metíamos debajo de la tejavana de algún comercio y hacíamos placaje a la gente. Completaba mi exiguo sueldo con labores de comercial para la cadena, iba a las mercerías a ver si nos ponían publicidad, y por las casas tratando de vender a los vecinos antenas para que nos sintonizaran».

Una Harley y 3.000 cedés

«¡No puedo con el bocata de calamares!»

  • el tercer grado

  • Un recuerdo de su infancia.

  • Callejear por Portugalete con mi hermana. En los años 80 era una zona dura, casi salíamos con un mapa de zonas rojas. Me metía en todas las casas abandonadas que encontraba. No sé cómo no se nos cayó alguna encima.

  • De niño quería ser...

  • Como J.R. en Dallas, y dedicarme al negocio del petróleo.

  • Un programa de televisión.

  • El Un, dos, tres de Mayra Gómez Kemp. Y Mazinger Z, que era una cosa muy seria (risas).

  • ¿Un tipo al que admire?

  • El Gran Wyoming, que ya hacía crítica social en El peor programa de la semana. La primera vez que le vi en persona fue grabando un vídeo promocional de Navidad para La Sexta. Me llamó por mi nombre, se acercó con una cervecia en la mano y me trajo otra Hola, yo soy Chechu, que así le llamamos todos fuera de la tele.

  • Lo más raro que haya comido nunca...

  • Perro, en un viaje a Vietnam. Lo probé asado, a la barbacoa y en morcilla. Es repugnante.

  • Un viaje inolvidable.

  • Uno a Texas con amigos hace años. No es ese sitio cateto y ombliguista que imaginamos. Y Nueva Orleans me enamoró.

  • Un invitado encantador.

  • Joaquín Sabina. Nos trató estupendamente. Él no necesita a La Sexta para venderse pero se mojó con todo y llegó a reconocer que los toros sufrían.

  • Un presentador de la competencia que le guste.

  • Jorge Javier Vázquez controla el plató muy bien, tiene ironía y es un conductor excelente.

  • Una costumbre madrileña con la que no pueda.

  • ¡El bocata de calamares! Es seco, pero pedí una vez mayonesa al camarero y me puso una cara...

La televisión «se cruzó» en el camino de Iñaki López, porque él iba para publicista. «Los Claretianos, donde estudié de chaval, se disgustaron porque no les parecía una carrera seria. ¡Pero si son cinco años!, les decía yo. Allí se forjó mi agnosticismo». Y allí pulió también su mano con la pintura, que no ha pasado de hobby. «Cuando viajo llevo un cuaderno de dibujo y en las esperas de los aeropuertos pinto lo que veo, el quiosco de los periódicos, la gente haciendo cola para subirse al avión de Stuttgart».

Tiene dos pasiones más: las motos «Euskadi tiene mucha curva y buen asfalto», ideal para la Harley y la música. Guarda en casa entre dos mil y tres mil cedés y unos cientos de vinilos el último que se ha comprado, uno de Stray Cats, 200 euros. Colecciona entradas de conciertos y además de haber estado en primera fila con los Rolling Stones, Bruce Springsteen... se ha recorrido todos los festivales el Screamin de Barcelona, el Azkena Rock de Vitoria, el Mojo Workin de San Sebastián.... Llama la atención sobre dos grupos: Guadalupe Plata «son de Úbeda y hacen blues» y los Mambo Jambo.

La cuarta pasión es el fútbol, su Athletic de Bilbao. Y es casi de risa que el primer título que ganan los rojiblancos en 31 años, la Supercopa contra el Barça de agosto, le pillara en Cuba. «Allí la liga española es religión y un músico callejero me dijo que el Athletic le había metido cuatro cero al Barcelona. Creí que se había equivocado con el Atlético de Madrid, me faltó fe».

¿Le piden autógrafos fuera?

No, pero hace muchos años, en Nueva York, dos bilbaínos me reconocieron en Times Square.

Hoy serían más, que cada sábado reúne a dos millones de fieles.

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