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Grandeza. Carlos Fitz-James Stuart cumplimenta a la Reina. A la izquierda, Cayetana Martínez de Irujo y Alejandra Romero, duquesa de Suárez
El duque de Alba se estrena ante los Grandes de España

El duque de Alba se estrena ante los Grandes de España

ALFONSO R. ALDEYTURRIAGA

Miércoles, 17 de junio 2015, 00:56

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Ya es oficial. Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo se despertó ayer, por obra y gracia del Boletín Oficial del Estado, convertido en el decimonoveno duque de Alba. Bien es cierto que ejercía como tal desde que Cayetana falleciera el 20 de noviembre del año pasado en Sevilla, pero las cosas de palacio ya se sabe que van despacio, y más cuando uno se topa con la burocracia. Este título -y otros cuantos, porque al de Alba también sumó ayer, por idéntica disposición judicial, los ducados de Berwick y de Liria y Jérica, el marquesado de El Carpio y los condados de Lemos, Lerín-condestablesa, Miranda del Castañar, Monterrey y Osorno, así como el de San Esteban de Gormaz- lo estrenó entre los suyos, entre los Grandes convocados por los reyes Felipe y Letizia en el palacio del Pardo para celebrar y conmemorar el bicentenario de la Diputación de la Grandeza de España. Aunque, eso sí, no se hizo mención alguna a la nueva situación nobiliaria del primogénito de la pintoresca duquesa de Alba.

«Sabéis bien que vuestros nombres no comportan más que un gran honor; honor que implica responsabilidad y conlleva unas obligaciones para con vuestros antepasados, con vosotros mismos y con España», dijo Felipe VI a la nutrida representación de Grandes que acudió a su llamada, entre los que figuraban otros tres miembros de la Casa de Alba -Alfonso Martínez de Irujo, duque de Híjar, conde de Palma del Río, conde de Guimerá, conde de Ribadeo, marqués de Almenara y marqués de Orani; Cayetano Martínez de Irujo, duque de Arjona y marqués de Salvatierra, y Cayetana Martínez de Irujo, duquesa de Montoro- y una joven que se estrenaba en estas lides: Alejandra Romero, duquesa de Suárez desde el pasado 3 de diciembre, cuando el BOE también le dio la buena nueva.

Les pidió el Rey a todos ellos mantener «el compromiso solidario con el conjunto de la sociedad; bien como sucesores de los que un día merecieron la dignidad nobiliaria o, como en el caso de algunos de vosotros, como portadores del título que personalmente habéis recibido». O títulos, en el caso de Carlos Fizt-James Suart, quien si bien en abril y mayo solicitó para él, como legítimo heredero, los que ahora se le han concedido, de aquí en adelante, y siempre antes del 20 de noviembre, cuando se cumple el año de la muerte de Cayetana, tendrá que hacer lo propio con los que le legó, como cabeza de la Casa de Alba, su madre, quien en vida llegó a acumular seis ducados, un condado-ducado, diecinueve marquesados, veinte condados y un vizcondado.

Resueltos los rifirrafes de la herencia y una vez que las aguas han vuelto a su cauce en el palacio de Liria, por mucho título que aglutine, está visto que el perfil del nuevo duque de Alba en nada se parecerá al de su predecesora. De ahí que siempre se dijera que era irremplazable, irrepetible.

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