Edición

Borrar
El Circo de los Adriá

El Circo de los Adriá

Los hermanos más creativos de la cocina se unen al Circo del Sol: «Será un lugar dominado por la pasión», avanza Ferrán

julián méndez

Martes, 21 de abril 2015, 00:40

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Será una colisión total, «un choque entre gastronomía, arte y música». Albert Adrià (LHospitalet, 1969), el hermano pequeño de la pareja de cocineros más creativos del mundo, trata de poner en palabras el evento que más dará que hablar este verano en el Mediterráneo. Se llama Heart, se levanta en las terrazas del Ibiza Gran Hotel, un cinco estrellas de gran lujo de la isla, y abrirá sus puertas a partir del 29 de mayo. Será un híbrido, un cruce, un mestizo, una mezcla de cabaret del futuro con toques de elBulli y elementos diversos del rutilante Tickets del Paralelo. Lo que es seguro es que habrá tortas por conseguir una de las 160 plazas disponibles cada noche «y hasta el amanecer». La entrada rondará los 150 euros.

El convidado de arena ibicenca en este menage à trois veraniego se llama Guy Laliberté y es el canadiense que reinventó el concepto de circo y lo introdujo de cabeza en el siglo XXI. Sus socios son dos inventores que han logrado poner patas arriba el orden gastronómico mundial.

En un resumen precipitado y bizarro, se sabe que habrá djs, música en vivo, bebidas y snacks, platillos para ir picando y camareros-figurantes que se moverán entre el decorado mientras una locura muy estudiada y moderna sobrevuela el ambiente. Todo muy fashion. «Ocho musas», una suma de artistas y bailarinas, se desplazarán por los 2.500 metros de las salas y una gran pantalla exhibirá instalaciones, performances, fotos y vídeos que se editarán cada noche en vivo, en directo y sin red.

«Va a ser un sitio para divertirse, un lugar dominado por la pasión de la locura. Se trata de una reflexión sobre el cabaret, la gastronomía, el arte, el espectáculo y la juerga que supone Ibiza. Todo muy experimental. Pero, ojo, no es un espectáculo. Tampoco un restaurante. Es arte vivo, podrás tomarte un gin tonic o una bandeja de ostras con Dom Pérignon y estar disfrutando de lo que pasa a tu lado, pero sin la necesidad de estar concentrado plenamente en ello», declaraba Ferran Adrià a este periódico sobre Heart en el Basque Culinary Center donostiarra. «Va a ser el Tickets soñado. Todo es especial. Ahora mismo, José Pinero nos está haciendo las vajillas experimentales. La idea es que todo sea prêt-à-porter», subrayaba el chef de elBulli, el hombre que logró ascender durante diez años al trono de mejor restaurante del mundo y que, de este modo, regresa a sus orígenes. Ferran tenía 17 años cuando cogió un ferry en Barcelona camino de las islas. Quería ganarse unas perras:debutó en la hostelería y en los secretos de la noche ibicenca.

Otro viaje de vuelta

Su hermano Albert también ha hecho un viaje de vuelta con Heart. Ha regresado a Portaferrisa, al BulliTaller, el laboratorio culinario que abandonó en 2008, antes del cierre de elBulli, para desarrollar su propia carrera. Allí, muy cerca del mercado de la Boquería, trabaja en la puesta a punto de los nuevos platos. Pequeños bocados para los que no harán falta cubiertos, tal vez, solo unas pequeñas pinzas. «Que quede claro que no va a ser una cena-espectáculo. No. La idea es otra. Queremos que puedas comprar un país, un mundo, que te lleves una caja contigo a una tumbona y habrás cenado: Perú, Japón, China... cosas e ideas que se irán transformando en verano. Podrás pasear por la terraza con una copa en la mano y tomarte un goffre con albahaca y queso o una tortilla a la plancha takoyaki. Pensamos en recetas divertidas de la gastronomía mundial:dim-sum, cebiches y pinchos. También trabajaremos con masas. Pienso en pizzas crujientes. Habrá platos espectaculares: un cangrejo real vaciado y servido en la mesa. Un lomo alto trinchado con sus guarniciones. La posibilidad de dar la vuelta al mundo a través de las ostras. Judías chinas negras fermentadas. Un gazpacho clarificado a la española. Un ceviche peruano...», adelanta Albert Adrià a este periódico sobre lo que será el fenómeno ibicenco. Habrá más personal que clientes. 200 a 160. Quince de ellos, «quince cracks», dice Albert, se moverán de continuo entre las mesas. «Nuestra idea es que la vajilla sea elevada, para que se pueda comer de forma cómoda», resalta el pequeño de los Adrià.

De todos modos, lo fundamental de Heart serán las tres últimas letras. Ese ART que va a planear sobre el sitio. «Art va a ser nuestro guion», dice. Art es música, gastronomía y arte en vivo. Albert quiere llevar más allá la idea última que desarrolló en Cala Montjoi, una experiencia total e inolvidable, una actuación comestible en la que el comensal-espectador pone buena parte de sí en el resultado final porque él mismo, con su presencia y su experiencia, participa en el montaje.

Los hermanos Adrià formalizan de este modo su colaboración con Guy Laliberté, quien ya les propuso hace diez años levantar un Bulli-hotel en Baleares, una traslación del Hacienda Benazuza que (hasta su cierre) fue receptáculo de la vanguardia culinaria en Sevilla. «Desde lo del hotel, era algo dormido, que ahora ha despertado», ha declarado el chef asentado en el Paralelo barcelonés.

Con esta apuesta de los Adrià y Laliberté, Ibiza va a convertirse este verano en referente mundial de la innovación. Paco Roncero (discípulo de Ferran en elBulli y actual responsable de La Terraza del Casino, en Madrid), hará allí este verano la segunda entrega de Sublimotion, otro espectáculo que, junto a la comida y los aromas, presenta imágenes y música sobre una mesa que se transforma a medida que avanza el menú.

Poco a poco, Heart cobra forma. Y recibe nombres, porque lo que no se nombra no existe. Habrá tres espacios diferenciados. En la terraza (Baraka), habrá una Food Street sobre la que se desplegará una veintena de puestos de comida, bien carros en movimiento, bien kioskos y tenderetes. Los vehículos tendrán esa estética que tan bien ha fijado El Circo del Sol, autos de aire divertido, irreales y surrealistas. Imaginen cómo sería un mercado ambulante sacado del mundo de los sueños de Kavafis, con sus músicos y sus saltimbantis, saltéenlo con los aromas de las comidas y las especias de cualquier parte del mundo pasados por la termomix cerebral de los Adrià y obtendrán una aproximación al espectáculo de Heart.

Otra área diferenciada atenderá por The WorkShop, un lugar con artistas emergentes (el casting se ha realizado hace un par de semanas) y música en vivo. «Tenemos una pantalla de 25 metros donde se irá proyectando lo que sucede», remarca Albert Adrià. Ese espacio, el WorkShop, se convertirá durante la madrugada en La Boîte. Allí se podrá seguir comiendo y encargando bebidas y botellas (bottle service, le llaman). Al lado hay un cuarto espacio, el casino del Ibiza Gran Hotel que ya prepara unas bandejas para que los clientes puedan comer las creaciones de los Adrià mientras apuestan. ¡Hagan juego!

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios