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Domingo, 26 de octubre 2014, 02:55
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Hace justo dos años, en octubre del pasado 2012, Félix Baumgartner, deportista de alto riesgo austriaco, se volvió todo un héroe al convertirse en el primer ser humano en lanzarse desde más de 39.000 metros de altura, rompiendo la velocidad del sonido en caída libre y sin ningún tipo de ayuda mecánica.
Entre la estruendosa atención de cientos de medios de comunicación, Baumgartner aterrizó con suavidad sobre el desierto de Nuevo México, estando completamente sano y salvo, tan solo quince minutos después de lanzarse desde la estratosfera.
Durante el salto, el deportista austriaco logró alcanzar los 1.342,74 kilómetros por hora en caída libre, en los primeros 40 segundos de su descenso. El suceso fue retransmitido por numerosas cadenas de televisión a nivel mundial, siendo todo un acontecimiento planetario. Sin embargo, justo dos años después, un hombre ha batido este récord sin recibir apenas atención mediática.
Se trata de Alan Eustace, vicepresidente de la compañía Google desde 2002, que ha conseguido completar con éxito, en la pasada mañana de este viernes, un salto parecido en Roswell, Nuevo Mexico, aunque desde una altura mayor a la de Baumgartner en 2012.
Eustace se lanzó desde la estratosfera a una altura de 41.420 metros (2.420 más que Baumgartner), y batió también el récord en velocidad de descenso, al caer a 1.287 kilómetros por hora.
"Fue divino. Se podía ver la infinidad del espacio y las diferentes capas de la atmósfera, algo que no había visto antes. Fue increíble", explicó Eustace, un entusiasta de la aeronáutica y el paracaidismo.
Esta hazaña es realmente diferente a la de Baumgartner, quien contó con el apoyo publicitario de Red Bull para lograr posicionarse en la parrilla televisiva de cientos de países, logrando millones de telespectadores.
Eustace, por su parte, lleva tres años preparando el salto en completa discreción, sin ningún tipo de esponsorización ni publicidad, ni si quiera por parte su empresa, Google, que se ofreció a retransmitir el evento en directo, algo a lo que el vicepresidente se negó.
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