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Ramos y "la gorda esa"

Ramos y "la gorda esa"

El defensa ‘merengue’ se pelea en plena calle con una reportera, mientras un beodo Maradona atiende a la prensa encantado

ARANTZA FURUNDARENA

Jueves, 31 de julio 2014, 22:34

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Shhhhh...! Atentos. Maradona cree en los peritos... Aunque con la que llevaba encima no ha quedado claro si pronunció peritos, pedritos o peditos. Si fue esto último, el suyo desde luego era de campeonato. «Ggggreo en la gusticia y en los ped...ritos», proclamó el pibe a su salida de un restaurante, a eso de las tres de la madrugada. Y no dijo que cree también en la bancarrota argentina porque no se lo preguntaron. Maradona estaría borracho, pero estuvo macanudo con la prensa. Entró a todo. Nada que ver con su homólogo Sergio Ramos. También de madrugada y a la salida de un restaurante, en este caso en Zahara de los Atunes, el defensa protagonizó una encendida bronca con una reportera asfáltica que le había hecho una foto. Y eso que, aparentemente, él no había bebido.

Lo malo de las discusiones acaloradas es que suelen ir subiendo de tono y de temperatura y terminan siendo más reveladoras que los rayos X. Ahí le sale a uno el tipo de quinqui que lleva dentro. Todos llevamos uno. Pero el de Ramos y su chica es tirando a navajero. Se lo advirtieron ellos mismos a la fotógrafa en el transcurso de la pelea. «Has dado con los peores». La bronca empezó cuando el jugador merengue se mosqueó (parece nuevo) porque le estaban haciendo unas fotos cuando salía de cenar con su pareja y su madre en el restaurante Almadraba, hacia las dos de la madrugada. Visiblemente molesto, Ramos se acercó a pedirle la cámara a la reportera bajo el imperativo de «¡Enséñame la foto que has hecho!». A lo que ella se negó en redondo. Luego se ha visto que la instantánea en cuestión no tenía nada de ofensiva. Al contrario, es un clásico: el típico famoso con la mano abierta intentando tapar un objetivo. Puestos a traducirlo al lenguaje futbolístico: Ramos haciendo una manita.

Pero los Ramos, que son aborígenes de la zona, se lo tomaron como esas tribus que creen que al hacerles fotos les están robando el alma (o quizá la cartera). «A mí no me va a dar el día de vacaciones la gorda esta porque no me sale de donde no me tiene que salir. Es la típica zumbá que no está buena de cabeza y viene a complicar la vida», renegaba el futbolista, como si la instantánea en cuestión no fuera una de las miles que le hacen al año (periodistas o espontáneos) cuando se encuentra en un lugar público.

La trifulca fue a más hasta terminar en un manotazo (del defensa a la fotógrafa) y en el grito unánime de ¡Que venga la Guardia Civil!. Que en eso sí estaban todos de acuerdo. La Guardia Civil no sé, pero un árbitro le habría sacado tarjeta roja directa (con la aprobación de Del Bosque) a Paqui, la deslenguada madre de Ramos, por llamar «mongola» a la periodista. Y como mínimo una amarilla a Pilar Rubio por su repentina amnesia y falta de ubicación en el terreno de juego al espetarle a la reportera asfáltica que «no se puede ir así por la vida», cuando ella (antes de convertirse en wag millonaria) se pasó años persiguiendo a los famosos con una alcachofa en la mano... «A lo mejor el manotazo te lo doy yo, que yo sí te lo puedo dar», bramó Rubio ya dejándose llevar por su vena heavy metal... Por suerte, la sangre no llegó al río.

Con muchos más motivos para estar de los nervios (acaba de arder la casa de sus padres en un incendio tal vez intencionado), Maradona no se ofendió al ver a la prensa esperándole a la salida de un restaurante. Incluso ofreció una espontánea rueda de prensa que iba subiendo en graduación alcohólica con cada nueva pregunta... Parecía Esteso anunciando el coñac La Parra, solo que con pendientes.

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