Edición

Borrar

La homofobia no está resuelta en las aulas

Hoy es el día contra este tipo de ‘bullying’, que en el 83% de casos ocurre en el colegio, donde el 60% de los maestros no está formado sobre el tema

Ángeles Peñalver

Miércoles, 21 de mayo 2014, 17:04

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Un chico de 15 años de un instituto de la provincia de Granada sufrió acoso homofóbico aversión obsesiva hacia las personas homosexuales durante algunos años. Los agresores eran sus compañeros de instituto, que le llamaban maricón y mariquita y a veces lo empujaban en la calle ante la mirada de los padres y de parte del profesorado. Un día, una maestra asistió a uno de esos episodios y lo denunció a la dirección del centro. Antes, la víctima había confesado sus padecimientos a la docente, pero ante el director de la escuela el chaval dijo que no le pasaba nada.

«Seguramente guardó silencio por miedo de ser acosado aún más y estaba amenazado. El profesorado no se había dado cuenta y hablando con algunos docentes me enteré de que pensaban que esas cosas no pasaban en su escuela. Al mismo tiempo, reconocían que necesitaban información sobre cómo ayudar a los menores que sufren acoso homotransfóbico», explica Stefano Barozzi, doctorando e investigador sobre la formación de los docentes en identidades sexuales de los alumnos.

A la luz de las primeras investigaciones, se sabe que estas situaciones son provocadas mayoritariamente por los estudiantes varones a personas también de género masculino. La granadina Kim Pérez, profesora ya jubilada de Secundaria y transexual, explica el porqué: «Los casos entre niños son más agresivos. Que deseen convertirse en una chica es considerado como un descenso por los demás». Las variantes más frecuentes del hostigamiento que padecen son los ataques verbales y el aislamiento. Según el experto italiano, el profesorado, en muchas ocasiones, lo tolera. Pérez se decanta por tildar de «abstencionista» la actitud de los docentes.

Barozzi ha dado cursos al respecto recientemente en Granada y narra que una profesora de Secundaria le contó que una alumna sufrió acoso homofóbico. «La llamaban todo el rato bollera, pero nadie se había dado cuenta de la seriedad de la situación. La chica se quitó la vida el año pasado con 16 años», alerta. Tanto Barozzi, como la federación estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales, Kim Pérez y el anterior Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, llevan años evidenciando el fracaso del sistema educativo en el bullying homofóbico.

El 60% del profesorado afirma no haber recibido ningún tipo de formación sobre diversidad sexual y cómo detectar y resolver estas situaciones, aunque todos los docentes consultados por IDEAL reconocen que tienen alumnos que encajan en ese perfil. «Mi marido y yo damos clase en Secundaria y hablando del tema ambos conocemos casos en nuestros institutos y nos gustaría que nos enseñasen a manejarlos con éxito», declara la granadina F. R. E., quien prefiere mantenerse en el anonimato. Así, hoy se celebra el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia con el reto de mejorar su abordaje en las aulas.

Cierto es que no existen estudios estadísticos concretos sobre lo que pasa en las escuelas de Granada y algunos expertos como Barozzi aseguran que no se puede encontrar información detallada «porque estamos hablando de un tabú que se intenta esconder». Mientras, un reciente informe de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales señala que el 83,3%, de los menores de 25 años andaluces acosados había sido víctima de los compañeros de aula. Ese dato y los que siguen se extrajeron de una encuesta a jóvenes de 12 a 25 años que se definían como lesbiana, gay, bisexual o no-heterosexual. Kim Pérez puntualiza que algunos de ellos, cuando maduren, no integrarán necesariamente alguna de las anteriores categorías, aunque en el momento de la adolescencia están marginados por comportarse de manera diferente a la gran mayoría.

En el citado informe se refleja que el 40% de las víctimas no recibió nunca ayuda y solo en un 18,9% de los casos hubo una intervención de algún docente, mientras que un 36,7% agradeció la ayuda de otros compañeros de clase. Sorprendentemente, un 74,4% de los que sufrieron insultos homofóbicos no lo contaron a su padre, madre o tutor legal. De ellos, un 64,2% dijeron que se callaron porque se avergonzaban o tenían miedo al rechazo, «una condición que les hace doblemente víctimas», asevera el documento.

Finalmente, esa situación provocó pensamientos de suicidio en el 47,8% de jóvenes. De este porcentaje, un 51,2% barajó durante mucho tiempo la posibilidad de quitarse la vida y la gran mayoría, un 83,6%, llegó a planear cómo hacerlo. El 24,2% de los afectados andaluces llevó a la práctica algún intento de suicidio. «La homotransfobia mata», sentencia Kim Pérez, jubilada desde 2006. Ella recuerda su infancia: «A mí me hicieron el vacío, pero fueron educados. Solo me dieron la espalda. El problema es que hoy la agresividad en las aulas es terrible».

«La sociedad lo acepta»

Stefano Barozzi se queja de que la sociedad asume la homotransfobia como algo cultural, o sea, reírse de esas personas está aceptado en el subconsciente de la gente. «Sin embargo, la homotransfobia y el heterosexismo son problemas de género, como el sexismo hacia la mujeres, y por ende son discriminaciones humanas e injusticias sociales», zanja.

Precisamente ayer en la Comisión de Igualdad, Salud y Políticas Sociales del Parlamento, comparecieron distintos agentes sociales entre ellos Kim Pérez al respecto de la proposición de ley para la no discriminación por motivos de identidad de género y el reconocimiento de los derechos de las personas transexuales de Andalucía. El texto normativo, que previsiblemente saldrá adelante, contempla en el artículo 16 actuaciones dentro del ámbito educativo para acabar con los casos de hostigamiento. Entre las medidas, por ejemplo, se contempla la obligación del centro escolar de tratar y llamar al alumno como él haya elegido, con independencia de lo que aparezca en su asentamiento en el Registro Civil.

«Se están realizando actividades en institutos de Granada para hablar sobre género e identidades sexuales, como una obra de teatro y debates con el alumnado después de la representación. Parte del profesorado está muy comprometido para que las cosas cambien y para contrarrestar la homotransfobia. A los estudiantes le encanta hablar de sexualidades y de género porque nunca se hace. Pero el problema principal es el silencio hacia el acoso escolar y el apoyo de este silencio por parte de la sociedad entera, dado que es todavía tabú», sentencia el investigador italiano.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios