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El tenista Roberto Carballés ejecuta un revés a dos manos en el transcurso de un encuentro. AFP
Una 'volea' para brillar en el ránking ATP
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Una 'volea' para brillar en el ránking ATP

Roberto Carballés afronta la recta final de 2017 con la idea de estar entre los cien mejores del mundo | Tras pasar a la Academia de Ferrero y ganar el Challenger de Cortina tiene «nuevas energías» para acceder de manera directa a un Grand Slam

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Viernes, 18 de agosto 2017, 02:28

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El tinerfeño de adopción granadina Roberto Carballés afronta la segunda mitad de 2017 con el claro propósito de resolver a su favor el desafío que le supone el poder convertirse de nuevo en una de las cien mejores raquetas del mundo. Es más, tiene el firme convencimiento de que una 'volea' en este nuevo tramo de su carrera lo acabará instalando como figura señalada del ránking ATP, que es la lista que la Asociación de Tenistas Profesionales elabora para distinguir a los mejores en categorías individual y dobles. El 15 de agosto de 2016, en lo que fue uno de los hitos «más destacados» de su trayectoria, ya consiguió meter cabeza en esta clasificación que se viene a actualizar unas 45 veces al año situándose en el puesto 95. Y ahora que cumple algo más de un mes como miembro de la Academia Equelite de Juan Carlos Ferrero se siente con «nuevas energías» para escalar desde la 137 posición en que ahora se encuentra. Por lo pronto, este pasado 30 de julio ya consiguió proclamarse en tierra batida vencedor del Torneo Internacional de Cortina y así ha crecido su moral de cara a otros tres eventos italianos que también forman parte del Challenger Tour: el Acqua Dolomia de Cordenons (a celebrar del 14 al 20 de agosto), el Internacional de Manerbio (del 21 al 27) y el Ciudad de Como, que tendrá lugar del 28 al 3 de septiembre y como los anteriores es sobre polvo de ladrillo.

«Sin querer obsesionarme, el objetivo es intentar llegar a estar los cien mejores. Y si hago un buen par de torneos creo que lo voy a poder conseguir en no mucho tiempo», explica el tenista diestro siendo consciente de que sólo de esta manera podría tomar parte en algún Grand Slam -Abiertos de Australia y Estados Unidos, Roland Garros o Wimbledon- «sin necesidad de disputar las previas, que son un engorro porque te obligan a jugar muchos más partidos». Por lo pronto, Carballés siente que se encuentra en el camino de lograr su objetivo después de que en la final de Cortina lograra «algo que necesitaba». Apabulló por 6-0 y 6-1 al austriaco Gerald Melzer (133 del ATP) y así pudo «coger ritmo y confianza», que es por lo que dice que «se rige un poco el tenis».

Y por lo que viene luchando desde que en 2011 comenzara a destaparse como gran promesa nacional, siendo por ejemplo campeón de Europa Sub18 en individual y dobles. Entonces, él mismo se definió como «un tenista sólido que va mejor en tierra batida y que tiene buen dominio de todos los golpes, con un buen revés a dos manos». Y tras el paso de seis años cree que ha ganado principalmente «en velocidad con la bola». «Cuando me toca defender soy más bueno y cuando se trata de atacar, puedo hacer daño a rivales que son más altos que yo -mide 180 centímetros- imprimiéndole ritmo a la pelota», dice quien ha impulsado su mejoría tras haberse puesto en las manos de Juan Carlos Ferrero. Aquel mismo que fuese número 1 del mundo en 2003 y que se retiró en 2012 tras haber obtenido dieciséis grandes títulos.

«El tema de entrenadores en España no está muy fácil, es algo complicado. Hay pocos y esos ya están trabajando con otros tenistas. Y después de decidir que me iba a venir bien un cambio de aires, una forma de trabajar nueva, la mejor opción que se me presentaba era la de venirme aquí».

«Acabé reventado»

Aquí es Villena, una localidad de Alicante en la que es dirigido específicamente por Fran Martínez tras haber cerrado ciclo en el Club de Tenis Barcelona. «Cuando empecé con José María Arenas y Víctor Carceller no estaba muy bien, me encontraba entre el 200 y el 300 de ranking y la verdad es que me ayudaron muchísimo. Pero al final ya era todo más complicado. Llevábamos tres o cuatro años juntos y al final lo que buscaba era escuchar algo diferente», termina de justificar quien tiene más que claro a qué se debe el ligero descenso que ha experimentado en relación a estas mismas alturas del año pasado.

«Empecé bien, pero jugué más torneos de la cuenta. Forcé demasiado, acabé reventado», desgrana quien aún así no desvanece porque sabe que le queda mucho camino por delante. «Los ocupantes de muchos de los puestos del ATP tienen una media de edad alta. Todo se va alargando un poquito. Y eso me dice que si ahora tengo 24 años me quedan no menos de diez de carrera», apunta con la sensación de sentirse un adelantado de su época. «Si comparo en el ránking veo que a nivel de España no hay nadie mejor que yo de mi misma edad o más joven. Tenistas como Ricardo Ojeda están más atrás. Y esto es muy positivo», concluye.

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