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La granadina Alhambra Nievas posa con un balón de rugby en el campo de Fuentenueva. FERMÍN RODRÍGUEZ
La mejor árbitro añora su tierra
Rugby

La mejor árbitro añora su tierra

Alhambra Nievas sigue con su ritmo frenético y ahora acude a la Copa Mundial Femenina | «El rugby representa un modelo positivo de conducta que es muy necesario en la sociedad», comenta la granadina

GABRIEL S. CARACUEL

GRANADA

Martes, 15 de agosto 2017, 00:30

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Si dos años atrás alguien le hubiese desvelado la etapa tan gloriosa que experimenta a día de hoy, ella no lo habría creído. Pero la granadina Alhambra Nievas (1983) siempre tuvo claro que el paso posterior a la autocomplacencia es el fracaso; observa al éxito como un conjunto de sacrificios que afronta con gusto. Ese prisma le permite recoger ahora una cosecha de reconocimientos y logros que le catapultan hacia lo más alto del arbitraje internacional de rugby.

La distinción que desencadenó el furor definitivo fue el galardón a mejor árbitro del mundo, concedido en noviembre del año pasado por la World Rugby, la federación internacional del deporte oval. Después vino la medalla de bronce de la Real Orden de Mérito Deportivo, otorgada por el Consejo Superior de Deportes. A nivel granadino, recibió en la Gala del Deporte de la Asociación de la Prensa de Granada la distinción de mejor deportista. Confiesa que le resultó muy especial, ya que sí vio reflejado el trato como deportista, algo pasado por alto comúnmente cuando se habla sobre los árbitros. Se cuidan y rinden como tal, aunque no sean los protagonistas. Ahora vive inmersa en un gustoso sueño por varios motivos: «siento el cariño de mi tierra, Andalucía, España y hasta a nivel internacional. Muchas veces pienso que debería acabar esta etapa tan dulce y que le toque a otra persona, para que disfrute de tanto cariño y apoyo».

'Soy porque somos'

La apuesta por el sacrificio para llegar a cotas tan altas comenzó en la facultad. Estudió Telecomunicaciones en Málaga, pues en Granada no existía aún tal carrera. Antes del traslado vivió desde pequeña en Almería, debido a motivos laborales de sus padres. Por entonces tenía el plan de vida normal para una chica de 18 años: terminar los estudios, trabajar y comenzar una expectativa de futuro en base a ello. Pero el rugby le varió todas sus previsiones. Compaginaba el apartado académico con el deportivo, en ese entonces ya próspero, y como jugadora en lugar de árbitro. Incluso estuvo en el combinado nacional durante tres temporadas. Fue ya en 2013 cuando se decantó por su papel de juez: «me costó más tiempo y dificultad compaginar los estudios con el tema de competir a un nivel alto, la exigencia obviamente te limita. Pero el deporte creo que es también muy importante en la etapa de formación a todos los niveles, para formarte como persona». Precisamente, Alhambra alega que la incipiente visibilidad que últimamente recibe el rugby en España se debe a que expone un modelo positivo de comportamiento. Lo cataloga como un deporte emergente, no de moda, «ya que las modas son pasajeras»: «este deporte representa unos valores necesarios, tanto de comportamiento, pasando por cómo se respetan entre los jugadores y al árbitro. Existe el potencial para ser un modelo positivo de educación hacia los más pequeños a la vez que hacen deporte, y no únicamente el pensamiento de ser competitivos». Además, refleja otra frase que resume todo lo anterior, el 'soy porque somos': «creo que la sociedad necesita este tipo de comportamiento, y el rugby es una buena herramienta para ello».

«Me siento totalmente granadina. El tema de vivir en la ciudad es algo que tengo en mente»

El ritmo de su nueva y exigente vida le obliga a viajar por todo el mundo para arbitrar partidos de máximo nivel internacional. Todavía guarda en la retina su paso por los Juegos Olímpicos de Río celebrados el pasado verano: «ha sido el mejor momento de mi vida deportiva, por cómo convivimos, por la gente de alrededor que apoyaba sin cesar, por el cariño que sentí de los jugadores y técnicos de otras selecciones, por la atención de los representantes del COE... ha sido un sueño en su plenitud». Alargó la experiencia un poco más, ya que después de que acabara la competición se quedó junto a otra compañera árbitro unos días para disfrutar la ciudad. «Después de lo que nos costó llegar, qué menos», comenta a modo de chascarrillo.

Ahora se enfrenta a un reto de alto calibre. Este mes se encuentra en Irlanda para arbitrar la Copa del Mundo Femenina del deporte oval, y se estrenó el día 9 en el Estados Unidos-Italia. Ella confiaba bastante en salir seleccionada para formar parte de los nueve árbitros principales que regirán los partidos del campeonato: «fui a una jornada de preparación del Torneo de las Seis Naciones, que es la máxima competición europea de rugby, y tras ella comentaron que teniendo en cuenta el papel en esta disputa junto a la tanda de partidos que ya se habían arbitrado en noviembre, se seleccionaría a los nueve árbitros principales, 5 asistentes y tres TMO -Television Match Officials-. Después lo anunciaron y fui una de las afortunadas. Tenía fe en ser seleccionada, aunque nunca nada se puede dar por seguro».

Para preparar un evento de tanta exigencia física, Alhambra se centra en tres aspectos que, en su conjunción, le permiten rendir al más alto nivel deportivo. El primer cariz es el físico: «ha sido duro porque he estado tanto en la modalidad de rugby 7 como rugby 15. La temporada ha estado cargada de bastantes partidos. Creo que por un lado es bueno pero hay que saber regularse». El siguiente aspecto es el técnico: «cada vez se afina más, pero de cada partido hay que sacar unos puntos positivos y negativos, trabajando en vídeo. Es importante el continuo crecimiento y no conformarse con un nivel de arbitraje determinado». Por último, aborda el aspecto mental, es decir, el ser consciente de que hay partidos que requieren niveles diferentes de presión: «provoca ansiedad en los jugadores, y con todo eso debe jugar el árbitro, para tomar decisiones sin influencia externa». Una de sus fortalezas como árbitro es la magnífica gestión de la presión en momentos tensos: «cuanta más experiencia tienes en situaciones así, mejor preparada se está para afrontar cualquier partido. Una de mis virtudes es que soy una persona tranquila cuando arbitro, y si hay una situación límite, soy mesurada y pongo calma. Conforme más presión hay, más conectada estoy con el partido».

Carácter sosegado

Ese temperamento calmado le permitió afrontar los Juegos de Río como un torneo más: «no tenía que cambiar nada, usé el mismo silbato y tarjetas de siempre, me encanta la frase 'si no está roto no lo arregles'. En el primer partido si noté algo más de nervios y cansancio, pero luego todo se desarrolló con normalidad».

Además del tema competitivo, son varios los frentes que se la han abierto en el apartado formativo. El 29 de agosto, recién finalizada la Copa del Mundo Femenina, irá a Bucarest a un curso específico para ser formadora de árbitros. También está dando conferencias, expondrá el trabajo de fin de carrera a lo largo de este año, y sigue colaborando con el Comité Andaluz y Nacional de Árbitros.

Y qué decir de Granada. No ha vivido nunca aquí, pero se siente granadina de los pies a la cabeza: «el tema de vivir en esta ciudad es algo que solucionaré pronto. Sobre todo por estar cerca de la familia, y porque me parece que no tiene rival por su belleza. Tengo la suerte de poder viajar a muchos países, y mire donde mire no hay nada igual. Si me sintiese de fuera sería hasta feo con el nombre que me pusieron», reconoce.

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