Edición

Borrar
Albertillo vuelve a disfrutar del fútbol tras una temporada en blanco. J. MUDARRA
«Mi trabajo me ayudó con la lesión»
Mancha Real

«Mi trabajo me ayudó con la lesión»

El jugador del Mancha Real habla sobre su recuperación y su labor con los usuarios de ASPACE

JESÚS MUDARRA

MANCHA REAL

Viernes, 20 de octubre 2017, 00:12

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Muchos de ustedes no sabrán de quién les hablo si les digo que su nombre es Alberto Jesús Cruz Colmenero, claro que si les digo que viste de verde, que en la grada le conocen por Albertillo y que quienes más cariño le tienen en el mundo del fútbol le dicen 'Pictolo', ya no hay margen a error. Alberto, a sus 34 años de edad tiene la capacidad de tener en la comisura de los labios siempre una sonrisa preparada, y eso que la mala fortuna ha querido que su último año no haya sido el mejor.

El fútbol le enseñó al extremo del Atlético Mancha Real su cara más amarga en forma de lesión. Después de muchísimos años de experiencia en campos de Preferente y Tercera División, consiguió junto a sus compañeros un ascenso a Segunda B del que solo pudo disfrutar una jornada. Más concretamente fueron 57 minutos los que estuvo sobre el césped de Los Cármenes hasta que su rodilla dijo basta. Una rotura de ligamento cruzado confirmaba que se perdería esa temporada por la que tanto había luchado. Se apagó entonces su sonrisa pero por suerte está de vuelta.

«Estoy muy bien. Súper ilusionado con volver a ser el de antes. Se que aun me queda un poco porque aun en algún entrenamiento que otro hay alguna molestia», cuenta Albertillo para IDEAL el jugador que no es capaz de estarse quieto ni un solo instante. El mismo nervio que demuestra con electricidad por la banda lo tiene mientras bebe con avidez un café con leche. Sus ojos son incapaces de detenerse en el mismo sitio durante más de un segundo pero cuando habla mira a los ojos, con franqueza y claridad.

«Todo el mundo me hace la misma pregunta. Fue una verdadera pena porque después de tantísimos años en campos pequeños de Tercera y otras divisiones, cuando al fin podía disfrutar de campos grandes... El dinero era lo de menos. Fue una pena y una desilusión muy grande», argumenta sobre el momento en que llegó la lesión.

Pero ahora las cosas han cambiado. «Tengo una ilusión súper grande, cómo si fuese un niño pequeño. Empecé cogiendo minutos y sin ningún tipo de ego he intentando apoyar al equipo y saber que poco a poco tenía que ir cogiendo el ritmo. Tengo la misma ilusión que tenía cuando llegué al Mancha Real, de conseguir cosas tan bonitas como lo que conseguimos hace dos años». Con la seguridad que transmite como para no creerle.

Apoyo en la recuperación

Debe tomarse muy en serio la palabra de alguien que viene de pasar por un desierto anímico. Los largos meses de recuperación se le habrían hecho más largos sin el apoyo de los de los suyos. «Mi familia y mi mujer - Rosa - son los que me han apoyado en los momentos más duros. Mi mujer ha estado cerca de mí a todas horas. Para ella ha sido también duro por todo lo que habré ocasionado en los malos momentos, dándole un poco la lata y a veces mal carácter. Por suerte la he tenido ahí para todo, al igual que a mis padres. Con el cariño y el apoyo de ellos se llega al final a dónde uno quiere», confirma Albertillo con un brillo especial en los ojos.

A veces hablamos de las lesiones de los futbolistas como si estos en vez de personas fuesen máquinas. Los plazos de recuperación en operaciones tan complejas como a la que tuvo que someterse nuestro protagonista son siempre estimados y por mucho empeño que uno ponga, no siempre las cosas acaban saliendo como se quiere.

«Al principio el miedo lo tienes con la operación pero esto al final se pasa volado y el verdadero problema viene con la rehabilitación. Son muchísimas horas de fisio, de piscina, de bicicleta y otras muchas más cosas. Uno al final se acostumbra a ello pero lo peor son los altibajos que te vienen», narra sobre una recuperación que, aunque ya está compitiendo junto al resto de sus compañeros, todavía no ha terminado del todo.

Altibajos

Se necesita mucho trabajo, mucha fuerza de voluntad y una gran capacidad mental para no dejarse caer en el derrotismo tras meses de esfuerzo sin el ansiado premio y, aunque la forma de ser de Alberto invita a pensar que los malos momentos fueron pocos, no fueron fáciles de llevar. «Cuando ves que la rodilla va muy bien y crees que la rehabilitación avanza rápido, de repente aparece líquido o inflamación y otra vez te vienes abajo cuando ya tenías expectativas de que iba todo redondo. Tienes que tener la mente muy fuerte para aguantar eso», relata ahora con tiempo de por medio y sin olvidar lo mucho que le ha costado volver a calzarse las botas.

«Hubo un par de veces en las que incluso llegué a pensar que no volvería al mismo nivel. En esos momentos en que llevaba entre cinco y seis meses y veía que no me recuperaba como esperaba. Pero bueno, después de tanto recorrido no iba uno a dejarse. Al final con tiempo y siendo cabezón se ha conseguido»; la satisfacción es palpable cuando Alberto acompaña estas palabras de un sorbo de café y una sonrisa, esa que no es capaz de quitarse de la boca.

Su buen humor es fundamental en todos los aspectos de su vida y es que para aquellos que no lo sepan, Alberto se dedica profesionalmente a ayudar en su día a día a aquellos que más lo necesita. El futbolista lo es solo en su tiempo libre ya que trabaja a diario en ASPACE, que es un «un grupo de padres, madres, familiares, profesionales y voluntarios que trabajan en común para ofrecer a los afectados de parálisis cerebral y otras discapacidades afines de nuestra provincia una mejor calidad de vida y un espacio donde reunirse, aprender, trabajar y llenar sus vidas», como así describe su página web.

El estar día a día trabajando con personas que aun envueltas de unas dificultades impresionantes son capaces de luchar por mejorar, ha hecho mella en el carácter y la personalidad del futbolista que no duda a la hora de otorgar un buen pedazo de la culpa de su recuperación al trabajo que desarrolla en ASPACE.

Importante en su lesión

«Mi trabajo me ha ayudado a ver la vida de otra manera. No enfadamos y pasamos malos momentos por muchísimas tonterías y cuando ves a este tipo de persona te das cuenta de que somos tontos. Es una satisfacción el poder estar cerca de ellos e intentar que se sientan partícipes en la sociedad. Al intentar mejorar un poco sus circunstancias, con ver solo una sonrisa sientes una satisfacción impresionante», dice con una buena dosis de merecido orgullo en la voz.

Aunque en ASPACE todos los trabajadores hacen todo tipo de labores colaborando con sus compañeros, Albertillo, que estudió Magisterio, centra su labor en la parte más vinculada a la enseñanza. «Yo me dedico principalmente al tema de la educación. Mi principal objetivo es que los usuarios aumenten su vocabulario tanto a nivel cognitivo como lógico-matemático, siempre entendiendo las dificultades que cada uno de ellos tiene. Todo lo que se hace en ASPACE se intenta que se haga con ellos disfrutando».

Para ello, y con todas las dificultades que ello implica. Los trabajadores de ASPACE demuestran su implicación con viajes organizados, como por ejemplo hace unas semanas a la playa. El jugador prescindió de entrar en dos convocatorias de su equipo, justo cuando mejor nivel estaba alcanzando y cuando volvía a ser importante, solo para sacar de la monotonía a aquellos a usuario que, por desgracia, no están acostumbrados a disfrutar de cosas tan simples como ver el mar.

«Mi trabajo me ha ayudado bastante con la lesión. A saber que no debía bajar nunca los brazos y ver que si ellos llevan luchando muchos años, como hay algunas personas, ¿por qué yo no iba a hacerlo unos pocos meses para ellos?». Valores tan necesarios en el deporte, y más aun en la competición, como la superación, el esfuerzo o la positividad son los que Alberto consigue trasladar de Aspace a su carrera como futbolista.

Volver a sonreír

Los malos tiempos para el jugador del Atlético Mancha Real son ya pasado. 'Pictolo' está recibiendo las alegrías a pares. Rosa y él serán padres en unos pocos meses de una niña y los aficionados del Atlético Mancha Real ya pueden disfrutar cada domingo de la velocidad, el descaro y el desborde del atacante.

«Mi objetivo para esta temporada es volver a intentar recuperar el nivel que tenía hace dos temporadas y si no puedo, al menos volver a disfrutar y que el equipo esté arriba. Volver a vibrar y tener sensaciones positivas», dice a modo de conclusión el jugador.

Lo deportivo también le hace sonreír. Su equipo parece haberse repuesto de la mala racha que arrastraba y ahora lleva dos jornadas seguidas sin perder y eso que la plaga de lesiones aun no permite a Rizos usar a jugadores importantes para él. Al menos el entrenador linarense ya puede contar con Albertillo. Con él y con su sonrisa.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios