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JOSÉ A. GUTIÉRREZ
JAÉN
Lunes, 19 de febrero 2018, 00:29
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Hay un lugar en esta huraña Tercera División en el que disfrutar de un buen partido de fútbol. El estadio municipal Matías se ha convertido en un reducto para los privilegiados que lo visitan cada domingo, donde se destila fútbol de muchos quilates. Los pupilos dirigidos por Manuel Chumilla, cuales galos cercados por el imperio resultadista, se resisten a traicionar su filosofía de buen trato al balón. Eso no se negocia y los seguidores rojiblancos tan contentos.
Ayer fue otro día más en la oficina para los Juan Carlos, Carrillo, Javi Quesada y compañía. Con la tranquilidad que da tener la salvación en el bolsillo, toca disfrutar. Y el balón, sin la tenaza de la preocupación por los puntos, es el que mejor se lo pasa. Ante el Martos firmaron un partido enorme, pese a que los visitantes reclamaron su parte de protagonismo en la recta final. El Torredonjimeno firmó tres goles, de muy bella factura, y sigue optando al título honorífico de equipo revelación del campeonato.
El municipal tosiriano tiene la suerte de contar con una alfombra en la que es un sacrilegio no destilar buen fútbol. Y los peloteros de ambos equipos se pusieron a ello. Los rojiblancos, algo más motivados por actuar ante su afición, llevaron la iniciativa en los primeros minutos. Liderados por Juan Carlos, en estado de gracia permanente, disfrutaron de varias llegadas sobre el portal defendido por Pozo.
En el minuto 11 estuvo a punto de caer el primero para el bando local. Un balón centrado al área acabó golpeando en Poblaciones que, sin querer, casi acaba introduciendo el esférico en su propia portería.
El Martos intentaba ejercer una férrea presión cuando los tosirianos tenían la posesión del balón, pero los de Chumilla lograban resolver los problemas con nota. Luque rompió como un puñal afilado por banda derecha el entramado defensivo de los de Perales, pero su centro no encontró destinatario.
El uno a cero fue una oda al buen fútbol. Una obra de arte, todo un lujo para esta categoría. Un ejemplo de que cocinando los ingredientes precisos en Tercera División se puede ver un juego vistoso para el espectador. Puro caviar rojiblanco. La pelota circuló por la frontal del área, con precisión quirúrgica, buscando siempre al jugador rojiblanco mejor posicionado, hasta que David Rus contactó, de primera, con Carrillo que fusiló a Pozo en el área pequeña. Un tanto para grabar y pasar a los jóvenes aprendices de futbolistas con clase de las categorías inferiores. Corría el minuto 27 y los visitantes se veían obligados a remar en contra.
El Torredonjimeno estaba logrando que el esférico rodara la mayor parte del tiempo en campo rival. El Martos sólo creaba algo de peligro en las acciones a balón parado.
La maquinaria del Martos dio sensaciones de empezar a carburar en la recta final del primer round. Adrián lo intentó con un disparo desviado y Ángel, lesionado, dejaba su sitio a Paco Sutil.
Pero Juan Carlos, el más pequeño de la clase, ganó el salto en el segundo palo tras un saque de esquina para hacer el dos a cero. El enfado de Pozo con la 'candidez' con la que sus compañeros defendieron la acción fue de los que dejan huella y hacen época. Y a renglón seguido Carrillo mandó el esférico al lateral de la red tras un disparo desde la frontal.
El guión del partido no varió mucho tras la reanudación. Los locales, reforzados por la contundencia del luminoso, jugaban con un plus de confianza ante un Martos que no encontraba su sitio. Y en el 53 Javi Quesada dio una clase magistral de cómo se debe lanzar una falta directa para el tercer tanto local. La fiesta era ya completa en el bando tosiriano.
Los goles refuerzan la idea del conjunto que va por delante. Y el Torredonjimeno empezó a gustarse y a deleitar a una afición entregada al fútbol de los de Chumilla.
Y como la tarde iba de tantos de bandera pues el Martos también quiso tener el suyo. Lo firmó Adrián en acción individual, dejando atrás rivales y limpiando de telarañas la escuadra de Olivares en el minuto 66. Había partido. También se enfadó el cancerbero tosiriano por la facilidad con la que habían dejado circular al jugador marteño.
Con Sutil cada vez más activo y participativo el Martos mejoró sus prestaciones ofensivas, pero el marcador ya no se movería y los locales se quedaron con los tres puntos.
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