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Fernando Hierro y Sergio Ramos, en la rueda de prensa previa al partido contra Portugal. Efe
España-Portugal: todo son preguntas – España contra Portugal Mundial Rusia – 15 de junio

España-Portugal: todo son preguntas

Tras el terremoto sufrido, la selección española es una gran incógnita que comenzará a despejarse hoy en el debut contra Portugal

JON AGIRIANO

Viernes, 15 de junio 2018, 00:34

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Más que el campeón del mundo de 2010, más que un gran equipo que lleva dos años invicto, más que uno de los grandes aspirantes al título en Rusia 2018, España es hoy, el día de su debut en el Mundial, una gran incógnita. Todos son preguntas alrededor de La Roja tras el cataclismo sufrido con el fichaje de Lopetegui por el Real Madrid, su destitución como seleccionador y la elección de Fernando Hierro como sustituto del técnico de Asteasu; una cadena de sucesos que ayer todavía esparcía por el ambiente un reguero de incredulidad.

No era para menos. Y es que no se recuerda un caso semejante, el de un seleccionador que hace las maletas y abandona la concentración de un Mundial para presentarse con su nuevo equipo. O el de un gran club que le birla el entrenador a la selección de su país a dos días del debut. Y todavía menos que una operación tan oscura, imposible de imaginar en cualquier país serio, no le salga carísima en términos de imagen.

El gran interrogante que es La Roja comenzará a despejarse hoy, a partir de las ocho de la tarde (hora española), en el estadio Fisht de Sochi. Para bien o para mal, lo que suceda puede marcar todo el campeonato. Una victoria tendría un efecto no ya balsámico sino euforizante. Una derrota abriría la caja de los truenos. Y un empate, mantendría unos días el suspense. Portugal, un grupo experto, bien trabajado, duro en defensa y con mucha pólvora arriba a partir de Cristiano Ronaldo, espera a sus vecinos sin el más mínimo atisbo de confianza. Es más, algunos futbolistas lusos recelan de las cuitas de su rival, como si estas le hicieran más impredecible y peligroso todavía.

Fernando Santos, el seleccionador portugués, es un hombre que las ha visto de todos los colores en los banquillos. Hace muchos años que no se fía de nada ni de nadie. Y menos de España. «Está consolidada. No cambiará de la noche a la mañana. Tiene un estilo desde hace una década. No habrá sorpresas«, advirtió ayer, tras restar importancia al relevo en el banquillo rival. »No va a importar de cara al partido. España tiene un gran entrenador con Fernando Hierro. No sé a quién va a alinear, pero seguramente hará un torneo extraordinario», aventuró.

No le falta razón a Fernando Santos. Si algo permite confiar en que la grave crisis vivida estos días no arruine las opciones de la selección es, precisamente, lo consolidado que está su estilo y la buena digestión de las variantes que ha introducido Lopetegui desde 2016. Hay calidad y automatismos suficientemente arraigados como para que no tenga ninguna lógica imaginar una España desconocida, al garete, sin hilos de los que tirar en su juego. El propio once inicial, que Fernando Hierro se guardó ayer como era de esperar, no podrá variar casi nada del que ha venido jugando hasta ahora. La realidad es que hay una base muy sólida de ocho jugadores fijos y otras tres posiciones que están en el aire y en las que, tal vez, hoy se vea la mano del nuevo seleccionador: el lateral derecho, el acompañante de Busquets y el delantero centro. A De Gea, Ramos, Piqué, Jordi Alba, Busquets, Iniesta, Isco y Silva no va a tocarlos nadie.

Examen del estado anímico

Lo que hoy se examinará, más bien, es el estado anímico del equipo, su solidez mental tras dos días de vértigo que han sido como una prueba de estrés en el momento más inoportuno posible; una prueba que ha dejado alguna que otra grieta entre los jugadores, unos partidarios de la continuidad de Lopetegui y otros que prefirieron lavarse las manos porque, en el fondo, entendían la drástica posición de Luis Rubiales. Sergio Ramos, que se estrenará como capitán en una cita mundialista tras el largo ciclo de Casillas, lo reconoció en una rueda de prensa en la que, sin embargo, advirtió que «meter el dedo en la llaga e indagar no es bueno» cuando le preguntaron por el guipuzcoano. El defensa de Camas envió mensajes muy bien medidos. «No va a cambiar nada». «Esto nos hará más fuertes». «Las situaciones malas sirven para estar más unidos». «La ilusión está intacta». Incluso pidió a la prensa una sonrisa porque el ambiente en la sala le pareció el de «un tanatorio». Sería porque el cadáver de Lopetegui como seleccionador estaba todavía caliente.

También Fernando Hierro destacó la necesidad de «pasar página» de manera que esta tarde, ante Portugal, se vea «una España reconocible». Se trata, con toda seguridad, de la gran obsesión del nuevo seleccionador. Que La Roja esté ilusionada y no pierda ninguna de sus acreditadas virtudes, que sea la que ha venido siendo desde que cambió de ciclo a partir de la pasada Eurocopa. Por lo que dijo, por su machacona insistencia en apelar al continuismo, Hierro dio la sensación de que estaría encantado de pasar lo más desapercibido posible en Rusia, como si temiera más romper algo muy valioso que le han dado la responsabilidad de mantener intacto que de sacarle brillo.

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