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Cristiano celebra el gol del empate final. Reuters
Crimen y castigo de Cristiano

Crimen y castigo de Cristiano

CR7 brilla con un 'hat-trick' el día en el que aceptó una pena de dos años de cárcel y una multa de 18,8 millones por defraudar a Hacienda

ROBERT BASIC

Viernes, 15 de junio 2018, 23:00

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Al final del partido, apretó los puños, esbozó una amplia sonrisa y gritó. Repetidas veces. Solo él sabe el qué o a quién. Más que el empate, que también, Cristiano Ronaldo celebró con efusividad su 'hat-trick' y logró los mismos goles que había hecho en los tres Mundiales anteriores. Nada como los tantos para hacer feliz a este hombre que vive por y para ganar, y si es con sus aciertos, mejor que mejor. El mismo día en el que el 'crack' luso aceptó una pena de dos años de cárcel y una multa de 18,8 millones por defraudar a Hacienda fue la estrella que más brilló en el Estadio Fisht de Sochi. En el campo no lo hizo –defraudar, se entiende– y mantuvo con vida a una Portugal que ya se veía derrotada y en problemas. CR7 salió en su auxilio y rescató un punto que le supo a gloria.

Horas antes del choque, en España se supo que Cristiano había alcanzado un acuerdo verbal con la Fiscalía de Madrid por el que se declaraba culpable de un fraude tributario cometido entre los ejercicios 2011 y 2014 y que ascendía a 14,7 millones de euros. El futbolista del Real Madrid formalizó su propuesta hace una semanas y la acusación pública respondió con una contraoferta, que la estrella lusa aceptó por medio de sus abogados. Ahora solo hace falta esperar a que se pronuncie Hacienda y dé el visto bueno a los términos pactados entre las partes, pero si no lo hace, de nada habrá servido el entendimiento con la Fiscalía. En cualquier caso, la pena fijada no conllevaría el ingreso del portugués en prisión.

«Solo estoy aquí porque me llamo Cristiano Ronaldo. A la gente le molesta mi brillo, los insectos atacan a las lámparas que brillan», llegó a decir el luso en su declaración ante el Juzgado de Instrucción número uno de Pozuelo de Alarcón. Al final optó por una estrategia pactista, ofreció dinero y hasta aceptó una pena de cárcel para ponerse al día con Hacienda y la Justicia. Ahora está en 'modo espera', justo lo que no hizo anoche en Sochi, donde voló y deslumbró. En cada gol clavaba los dedos y la mirada al suelo, y luego la levantaba para compartir su mezcla de rabia y felicidad con sus compañeros y la grada.

«¡Nacho, Nacho, penalti!»

No habían pasado ni tres minutos cuando le hizo un roto a Nacho, su compañero en el Real Madrid, y cobró la pena máxima. Cristiano entró como una flecha en el área y al sentir el contacto del lateral se fue al suelo. El italiano Rocchi no dudó y señaló el punto de cal. CR7 cogió el balón y batió con solvencia a De Gea, quien vivió una de sus noches más negras como profesional. Era justo lo que necesitaba el 'crack' de Madeira, un gol que le hiciera feliz y calmara sus ansias de marcar. «¡Nacho, Nacho, penalti, penalti!», gritaba sonriente al defensa, quien ladeaba la cabeza. Tragaba bilis y maldecía su mala suerte.

El luso estaba muy motivado, enchufado, y hasta tiraba a gol faltas laterales. Nada nuevo bajo el sol. Y Portugal pudo matar el partido en el minuto 22 en una contra en la que Cristiano asistió de fábula a Guedes, quien se armó un buen lío en el área y perdonó el 2-0. La selección giraba en torno a CR7, quien al filo del descanso hizo el segundo gracias a un grave error de De Gea. Su disparo, fácil y raso, rebotó en los guantes del meta del United y se coló en las redes.

España pegó un puñetazo encima de la mesa y dio la vuelta al marcador gracias a otro tanto de Diego Costa –había hecho el 1-1– y a un auténtico golazo de Nacho. La Roja estaba cómoda, mandaba y controlaba, y entonces CR7 sacó una falta a Piqué en el balcón del área (m.86). El luso adoptó su clásica postura de lanzador y ejecutó a De Gea con un magnífico disparo. Había firmado su segunda condena del día.

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