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Los jugadores del Real Madrid aplauden tras el partido de la Supercopa en el Camp Nou.

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Los jugadores del Real Madrid aplauden tras el partido de la Supercopa en el Camp Nou. EFE
Fútbol

El Madrid sigue mandando

Acaricia la Supercopa de España tras ganar 1-3 en el Camp Nou, con polémica arbitral por el penalti a favor del Barça y la expulsión de Cristiano

JESÚS BALLESTEROs

Domingo, 13 de agosto 2017

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Es el título menos importante... cuando se pierde. La Supercopa de España habitualmente no sirve para cambiar el veredicto de una campaña ya que al final del ejercicio pocas veces tiene valor si no se acompaña por otros torneos. Es la que redondea el pastel, la que le quitó Ernesto Valverde con el Athletic a Luis Enrique para hacer un ‘sextete’ en 2015 al que ahora aspira Zinedine Zidane. Y es que el Real Madrid llega henchido tras conseguir la Supercopa de Europa, dispuesto a hacerse con el segundo de los tres títulos que juega antes de que termine un 2017 en el que ganó la Liga y la Champions. Podría cerrar el año con cinco títulos, pero los más optimistas sueñan con lograr todos los que se disputan en el ejercicio 17-18. Un reto mayúsculo, sobre todo porque para alzarse con el segundo deberá superar a doble partido al Barcelona, que sigue siendo el histórico ogro blanco.

El último precedente, aunque fue un amistoso en Miami, se resolvió con victoria azulgrana a finales de junio (3-2). Entonces jugó Neymar, cuya salida ha generado aún dudas en un club que no para de recibir calabazas a las propuestas que realiza con los 222 millones recibidos para conseguir una estrella que minimice la salida del brasileño al PSG. Su baja ha eclipsado la buena pretemporada del proyecto de Valverde con victorias ante Juventus, Manchester United y el citado campeón de europa con fútbol atractivo.

Su nombre marca el partido aunque no vaya a vestirse. «Neymar llegó a la boda de Messi con la idea de irse al PSG con Alves. Cuando puse el «se queda» sabía que se iba. Era la última bala. Lo intenté. Se enfadó conmigo. Si Ney se va puede ser por dinero o por ser el mejor del mundo», afirmó Gerard Piqué para justificar su tuit que dio esperanzas a los seguidores culé. «No puedes encontrar otro jugador como Neymar, pero (el Barça) va a poner a otro que lo va a hacer bien. Han tenido muchos cambios, pero el Barcelona es el Barcelona, sabemos cómo juegan, la idea de juego que tiene el Barcelona no va a cambiar», recuerda un Zidane que no cree, como Keylor Navas, que esta pérdida debilite al Barcelona. «No podemos caer en la mentalidad de que es más débil sin Neymar, el que vaya a jugar en su posición tiene las mismas ganas», cree el portero blanco.

«Será difícil sustituir a Ney. Es un talento único. No se puede buscar, no existe en el mercado. Hay que hacerse más fuerte. “Es un momento difícil para fichar. Los jugadores han demostrado con sus actos que quieren venir», avisa Piqué. Valverde, mientras llega el sustituto, concede el puesto del brasileño a Gerard Deulofeu, como ya hiciera en el Gamper ante el Chapecoense. El centro del campo, donde se espera un duelo clave, estarán Busquets, Rakitic e Iniesta. Ter Stegen, pese a que Cillessen ha brillado a gran nivel en pretemporada, será el titular de ‘Txingurri’, que no usará de inicio a los nuevos Semedo y Marlon y tampoco podrá contar con los lesionados Rafinha y Vermaelen.

'Zizou' y las rotaciones

El Real Madrid se presenta en Barcelona pletórico, tras despejar ante el United las dudas de pretemporada, en la que no obtuvo un solo triunfo en ninguno de sus amistosos. Zizou tiene la única baja de Luka Modric, sancionado desde 2014 en esta competición por una doble amarilla ante el Atlético. Será el otro croata, Mateo Kovacic, el que acompañe a Casemiro, Kroos e Isco. Zidane, pese a contar con Cristiano «ya listo» según afirmó, apuesta de inicio por el malagueño con Gareth Bale y Karim Benzema.«Si pensamos que va a ser más fácil nos equivocamos», avisa el francés, satisfecho por renovar con aumento de sueldo y que no ha perdido en sus dos visitas como técnico al Camp Nou.

Cristiano quiere acaparar focos en el césped tras meses de problemas judiciales y rumores de salida durante la Confederaciones. Zidane, que ha ganado todas las finales disputadas desde enero de 2016, no rota en la retaguardia y mantiene a Keylor Navas bajo palos. «Uno juega para ganar, el día que la mentalidad cambie uno no puede jugar para este equipo. Todos somos conscientes de que estar en el Madrid representa pelear por títulos y queremos ganarlos», insiste el costarricense.

Ni verano, ni torneo menor, ni camiseta verde. Los Barça-Madrid apenas necesitan una chispa para calentarse y la ida de la Supercopa acabó en plena ebullición a base de golazos y jugadas polémicas. La vuelta del Santiago Bernabéu ha ganado en emoción por mucho que el conjunto blanco ya celebre su segundo título de la temporada en apenas unos días. El golazo de Marcos Asensio en los últimos instantes del choque no da lugar a la duda.

Tras tirar por la borda un primer tiempo errático y apático, todo ocurrió tras el descanso. Llegaron los goles, golazos los de Cristiano Ronaldo y Marco Asensio, las jugadas polémicas, el descontrol arbitral y la expulsión del portugués que se perdería el duelo de vuelta.

A De Burgos Bengoetxea le sobrepasó el choque y erró en las dos decisiones más polémicas. Tanto, que dejó al Madrid con uno menos justo cuando Cristiano había marcado un señor gol. Con todo, el Madrid saborea la Supercopa mostrando un enorme potencial al que no llegaba el año pasado el Barça ni lo hace en este inicio de campaña. Tan atrevido es promulgar sentencias en el mes de agosto como no incidir en lo evidente. Y no era necesario que Barça y Madrid se enfrentasen para comprobar el desnivel que existe entre las dos escuadras ahora mismo. Dejen el resultado a un lado, entiendan que esto acaba de empezar, pero es palpable que el Madrid está un par de escalones por encima, con un bloque asentado y, si apuran, hasta desprende cierto tufillo de superioridad ante el eterno rival.

El Barça, que tenía que haber protagonizado este verano una especie de revolución en su plantilla llegaba a este duelo intentando respirar aún tras el tsunami Neymar y todo lo que ha supuesto la salida de un jugador con tantísimo peso. Los retoques del bloque de Luis Enrique no parecen ni siquiera convencidos de que son la primera opción para Valverde. Vidal se vio superado en cada una de las jugadas. Casi todos los ataques blancos se fraguaban por la banda derecha del Barcelona. Especialmente Isco y Marcelo hicieron sufrir en exceso al canterano.

La parsimonia con la que ambos equipos afrontaron los primeros compases de este baile de ida y vuelta dio como fruto algunas ocasiones que fueron cayendo de una y otra facción. Con los minutos ganó algo de asociación el conjunto azulgrana, mientras que el Madrid se estiraba con contras, al punto que Ter Stegen evitaba un gol claro de Bale tras jugada de Isco nuevamente por la izquierda que bien pudo ser la mejor ocasión de los primeros 45 minutos.

Fue precisamente por esa banda desde donde se rompió el partido. Apenas se habían consumido cuatro minutos del segundo tiempo cuando Isco dejaba franco a Marcelo quien vio cómo su centro al área acababa en gol tras un desafortunado despeje de Piqué. Llegó el gol y con el él toda la emoción y ocasiones contenidas. Al gol del equipo de Zidane respondía el Barça con una clarísima ocasión, aunque los espacios beneficiaban a los madridistas. El partido era otro, las ocasiones se sucedían en una y otra portería. El choque también ganaba en picante con la entrada al verde de Cristiano Ronaldo, protagonista por el gol y su expulsión.

Con el Barça volcado en el empate, permitiría que el Madrid jugase muy a placer con todos los huecos posibles y así llegó la sentencia. Las ocasiones eran ya todas de gol. Ter Stegen evitaba el tanto de Marcelo minutos antes de que Messi empatara el choque merced a un penalti que se sacó Luis Suárez de la manga en una jugada ante Keylor Navas. Pero Cristiano respondería con un soberbio gol y, ya con el luso expulsado, Asensio se sacaría otro remate espectacular para poner un 1-3 que se antoja un abismo para el Barcelona.

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