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Svetislav Pesic, técnico del Barcelona. Foto: Ángel Medina G. (Efe) | Vídeo: Atlas
Análisis

Pesic sí transmite confianza

El técnico serbio aporta su experiencia de 35 años en los banquillos para cambiar la mentalidad del Barça y recuperar el espíritu y pundonor de sus jugadores

Amador Gómez

Madrid

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Lunes, 19 de febrero 2018, 12:44

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«Pesic tiene un carisma especial, unas ideas muy claras y sabe transmitir muy bien. No es fácil coger un equipo como este. Estábamos con muchas dudas y él ha conseguido cambiar la situación». Son palabras de Víctor Claver tras la conquista de la Copa cinco años después, el primer título del Barcelona desde la Supercopa de 2015, para acabar con la hegemonía del Real Madrid en el torneo del KO y recuperar la autoestima con el veterano técnico serbio al mando. «El cambio de entrenador nos ha dado la felicidad que habíamos perdido en el campo, y yo el primero. En el baloncesto, si no estás feliz, la pelota no entra. Estábamos en una situación jodida, y cuando estás muy abajo y te pasa algo bueno vas para arriba», aventura Thomas Heurtel, el MVP de la Copa de Las Palmas, donde se consumó la revolución azulgrana liderada por Svetislav Pesic en poco más de una semana.

El técnico serbio de 68 años, retirado desde que abandonó el Bayern de Múnich en 2016 por problemas de salud tras una operación de rodilla, se encontraba de vacaciones con su familia esquiando en Austria cuando, tras la destitución de Sito Alonso (cuyo ayudante Óscar Lata ironizó en redes sociales sobre que le «habían hecho la cama», recibió la llamada del Barça -en concreto de Nacho Rodríguez (responsable de la sección azulgrana)- para hacerse cargo de un equipo moribundo, prácticamente ya eliminado de la Euroliga y en caída libre. Considerado un parche, una solución a la desesperada al haber sido el primer entrenador que llevó al Barcelona a ganar su primer gran título continental en 2003, Pesic ha logrado en la Copa lo que parecía imposible, al revitalizar sin apenas tiempo a unos jugadores que habían perdido la fe en el anterior entrenador y se encontraban totalmente desmotivados.

«Nada mejor que llegar a casa y sorprenderte por que tienes la CAMA hecha»

Óscar Lata, ayudante del extécnico del Barça Sito Alonso

«El entrenador tiene que dar confianza, pero nadie ha nacido con ella. La confianza se entrena», proclamó Pesic durante su presentación como nuevo preparador de un equipo que con él en el banquillo también se adjudicó la Copa del Rey 15 años atrás. «Estoy preparado para motivar a los jugadores», aseguró el pasado día 9. «Yo lo que he tratado es de arreglar la mentalidad de los jugadores y he aportado mi experiencia», añadió la noche del domingo en el Gran Canaria Arena, orgulloso de la espectacular reacción de sus pupilos, que en Las Palmas se han comportado como un verdadero equipo, caracterizado por el sacrificio, la intensidad y el corazón. «Antes el equipo no tenía el pundonor para reaccionar», subraya Pierre Oriola, exponente de carácter, aparte de calidad, de quien Pesic augura que «si controla sus emociones puede ser un jugador muy importante, no sólo para el Barça, sino también para la selección».

«Nosotros tenemos una comunicación muy buena. Hablamos con los jugadores y todos decidimos cómo jugamos. Se necesitan algunas normas, como en todo, pero si no tienes jugadores que entienden cómo se juegan los minutos decisivos, tú puedes dar direcciones pero no tienes jugadores. Yo soy entrenador desde hace 35 años, tengo experiencia, y se ha visto que esa experiencia es todavía una cualidad», reconoce Pesic, que promete que el Barcelona peleará ahora por la Liga Endesa, tras comenzar su segunda etapa igual que inició la primera, debutando con el título de Copa en Valencia hace tres lustros.

El de Las Palmas ha sido el quinto trofeo del maestro balcánico que llevó a la gloria europea al Barça, ya que también ganó los títulos de Liga en 2003 y 2004. El más sorprendente para el equipo azulgrana, que en la capital grancanaria ha dado un giro radical y ha sido justo campeón gracias a su trabajo y ambición, con jugadores que antes no tenían espíritu y al menos en la Copa se han comportado como gladiadores, entregados en cada acción y a muerte por cada balón, con el último ejemplo del polémico manotazo de Claver a Taylor cuando se consumía una final que coronó de nuevo al que exhibió mejor juego colectivo y encumbró otra vez a Pesic.

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