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Fernando García, en su laboratorio del centro de innovación de Roche en Basilea.
Un MVP contra la hepatitis B
Baloncesto

Un MVP contra la hepatitis B

Fernando García ejerce de investigador en la farmacéutica Hoffmann-La Roche | Fue gran referente de la cantera del CB Granada, con quien vivió un milagroso ascenso a la ACB en 2001, y aún se mantiene activo en Suiza

Sergio Yepes

Granada

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Jueves, 7 de diciembre 2017, 01:09

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«Tuve compañeros que eran más o menos de mi mismo nivel e hicieron carrera. Podía haber intentado seguir sus pasos. Pero no veía el baloncesto como un trabajo. Y la verdad es que ahora no me arrepiento del camino que tomé». Que el exbase granadino Fernando García (10/09/1981) siempre diera prioridad a los estudios que lo acabaron formando como ingeniero informático fue el desencadenante de que el proyecto de gran jugador que fue mutara en un talento entregado a la migración altamente cualificada. Que pese a tratarse de uno de los principales exponentes de la prolija cantera del 'Cebé' acabara asentado a casi dos mil kilómetros de casa para destacar en otro campo: el de la investigación. Y todo, porque como fruto a sus esfuerzos, quien participara en el milagro obrado por el extinto club al ascender a la Liga ACB el 13 de mayo de 2001, está cumpliendo su cuarto año como científico en una de las farmacéuticas más importantes del mundo, la suiza Hoffmann-La Roche.

Y así, puede que se hayan visto frustrados sus deseos por demostrar que «podría haberme hecho un hueco en la LEB», pero lo cierto es que ha acabado convirtiéndose en toda una suerte de 'MVP' en el partido crucial que sostiene la especie humana para derrotar a la hepatitis B. En un contexto laboral «privilegiado» puede presumir de estar al cargo de «un pequeño grupo de biología computacional» que tiene como prioridad «facilitar la optimización de nuevos medicamentos antiinfecciosos». Y sólo «echando ratos» en el club que es representativo de un municipio perteneciente a la ciudad de Basilea en la que vive -el BC Allschwil- hace gala de las virtudes que a inicios del siglo le hicieron convertirse en uno de los alumnos aventajados del técnico Antonio Gómez Nieto.

Que Fernando García acabara optando por la vía académica es «algo que fue tomando forma» con el paso del tiempo. En principio, mientras se trataba de una edificante promesa y alternaba en el 'Cebé' (1999-2002) los entrenamientos con «la asistencia a clases». O incluso, cuando «aprovechaba los viajes» para «repasar los apuntes y realizar las prácticas». Pero más concretamente, cuando en 2003 decidió romper con todo «para ir a Santa Bárbara (California-Estados Unidos) y finalizar la carrera». Acababa contrato con el conjunto nazarí y «había tenido ofertas de equipos de Extremadura o de Castilla la Mancha», pero lo que entonces ya le movía era su formación y «poder realizar el proyecto». Y orientarse hacia una disciplina que «siempre me fascinó» y le permitiría esquivar «la crisis económica que afectó a las categorías intermedias» del básquet nacional desde finales de la década pasada.

Aunque es verdad que en 2004 acabaría regresando a Granada, la causa principal fue realizar su «tesis doctoral en bioinformática» y así terminar de demostrar que sus pasos estaban ya dirigidos al quehacer profesional. En lo que fue la cuesta abajo de su trayectoria, y mientras se despejaban las incógnitas sobre su futuro, desfiló por equipos de categorías menores como Las Gabias (2004), nuevamente el filial del 'Cebé' (2005 y 2007/08), Guadix (2005-2007), Maristas (2008/09) e incluso el Torrent de Valencia (2009/10), que fue en el que encontró el punto de partida hacia su estado actual. Hacia su consolidación en el ramo de la investigación.

Angela Merkel

«Viendo la tele junto a mi novia, que es ingeniera de caminos, escuchamos como Angela Merkel decía que en Alemania se necesitaba gente con nuestro perfil. Y allí que nos fuimos en 2010», dice quien trabajó en un instituto de biología de Berlín hasta ser reclutado por Roche, que es donde se entrega ahora a diario sin conocer si finalmente podrá cantar victoria.

«La lucha por encontrar la cura para la hepatitis B es una carrera a medio plazo que persigue beneficiar a los más de 250 millones de personas que la sufren», explica quien a sus 36 años aún tiene tiempo de prodigarse en las canchas. Jugando en el BC Allschwil, un equipo «formado por gente veterana», y en el que curiosamente «no hay ningún suizo», disputa un torneo «de Primera Regional», una especie «de cuarta categoría nacional», en la que el «nivel es muy bajo, equivalente al Patronato». Y así tiene la oportunidad de rememorar los mejores pasajes de su trayectoria como jugador. Los que justamente remiten a aquella campaña 2000/01 en la que la épica doblegó a los imponderables económicos.

«A decir verdad, la crisis nos vino estupenda a los jugadores más jóvenes. Al no cobrar empezaron a irse -profesionales contrastados- como Guillermo Coll, Steven Hood, Jens-Uwe Gordon o Rafa Talaverón, que luego regresaría. Así que de repente los cuatro o cinco miembros del filial de Liga EBA que habíamos hecho la pretemporada con el primer equipo promocionamos y nos convertimos en importantes», recuerda Fernando García refiriendo también a los aleros-pívots Héctor Manzano y David Mesa o al 'center' Julio Mendoza. Que son quienes supieron aprovechar que Gómez Nieto fuera un «técnico que siempre apostó por la cantera», en este caso en un contexto delicado.

«En reivindicación por los impagos llegamos a dormir en el Palacio. Pero la necesidad hizo piña. Y más unidos no podíamos estar. Sabíamos las circunstancias que había y nadie ponía un pero a nada», explica quien tiene muy claro la situación que se vivía, tras haberse sorteado incluso la amenaza de la retirada de competición del conjunto que rara era la vez que le pagaba. «En el equipo éramos conscientes de que si empezábamos a perder todo se acababa. Y gracias a esos esfuerzos el club sobrevivió. Que nos anotáramos muchas victorias fue una cosa llamativa y tuvo mucho tirón», dice quien terminaría disputando 18 partidos en aquella temporada saldada con una cuarta plaza en la Liga regular y una exitosa promoción ante Drac Inca y Menorca.

Después llegaría su estreno en la liga ACB -jugó cuatro partidos en la campaña 2001/02- , el retorno al filial de la EBA (2002/03) y más recientemente, su lucha por concretar por qué «medicamentos antiinfecciosos pueden ser efectivos y cómo dejan de presentar resistencia». Casi nada.

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