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GRANADA
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Lunes, 5 de febrero 2018, 03:48
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Nadie había conseguido llevarse la victoria en su visita al pabellón Alameda durante esta campaña, por mucho que hubieran pasado por allí conjuntos de tronío. A esa condición de invicto del Morón como local le puso fin el Covirán el pasado sábado (73-81) en un partido en el que supo aguardar el momento adecuado para asestar una puñalada fatal. Durante los tres primeros cuartos reinó la igualdad y las rentas nunca llegaron a ser preocupantes para ningún equipo. Los hispalenses se beneficiaron de buenas salidas al inicio de los períodos para estirarse un poco en el marcador, si bien los nazaríes nunca permitieron que se marcharan por completo en el luminoso.
El serio encuentro de 'Carlinhos' -quien rompió el cenizo de los rojinegros con el tiro exterior metiendo los dos primeros triples intentados- y la constancia de Nguirane en la pintura permitieron a la escuadra de Pablo Pin mantenerse dentro del duelo en todo momento. La guinda la proporcionó un joven de rotación como Carlos Corts. El base estuvo especialmente inspirado en el tiro (9/11) y castigó con canasta cualquier mínimo espacio que le concedió la defensa local. A sus tradicionales lanzamientos desde la media distancia añadió penetraciones con las que aumentó su casillero sin parar hasta los 21 puntos. Ocho de ellos llegaron en el último acto y protagonizaron el parcial 2-11 con el que el Covirán inclinó la balanza a su favor en el derbi andaluz.
Ese aporte en pista delantera de Corts se complementó con otra inesperada irrupción de un veinteañero, la de David Iriarte. El pívot, discreto hasta los minutos finales, anotó diez puntos en el último cuarto, incluidos dos triples con los que mantuvo a los rojinegros por delante a pesar de la creciente presión de la grada sevillana. La temperatura se tornó insoportable en el coqueto recinto sevillano, en el que se dieron cita un centenar de seguidores granadinos que festejaron la trascendental victoria de cara a sus aspiraciones ligueras.
El triunfo del Alicante sobre Cambados en el partido adelantado al viernes (63-59) había colocado a los rojinegros en una difícil tesitura. Los levantinos, que no contaron esta vez con Pedro Rivero por lesión, habían empatado con La Roda y la escuadra granadina corría el riesgo de quedarse descolgada de la primera posición. Empero, la gesta en el Alameda le ha devuelto la ilusión en una jornada en la que el cuadro manchego ha mostrado por fin signos de humanidad.
La racha de ocho victorias de La Roda llegó a su fin el pasado sábado en la cita más sorprendente, en casa ante el filial del Baskonia (66-90). La derrota de la pasada semana en la final de Copa ante el Covirán ha tenido un inesperado eco en Liga para un equipo que marchaba líder en la tabla. Los vitorianos pulverizaron la defensa de los anfitriones con su excelente puntería (71% en tiros de dos y 56% en triples) y se impusieron en todos los cuartos hasta cerrar una ventaja por encima de la veintena. Ese favor del Baskonia no lo desaprovechó el Covirán, que vuelve a estar en lo más alto de la tabla. La empinada cuesta del mes de enero ya ha concluido y, ahora en febrero, los nazaríes han de coger impulso para depender únicamente de sí mismo en la batalla por el ascenso directo a LEB Oro.
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